libros y deporte
Muhammad Alí, el ego y el KO
Con su obra «En la cima del mundo» Norman Mailer destripa EE.UU. con el boxeador como protagonista
laura marta
Certeros escritores como Norman Mailer hay pocos. Si, además, el objetivo de su pluma es Muhammad Alí , el texto será pasión, devoción, lágrimas y golpes que no dan al aire ni al cuerpo, sino al orgullo del lector, del protagonista, del ... propio escritor. «En la cima del mundo» (451 Editores) no es -solo- una poética biografía del boxeador , sino un puñetazo que hurga hasta el dolor en las entrañas de unos Estados Unidos marcados por Vietnam, el resurgir del sentimiento patriota, el dilucidar quién es más norteamericano, quién puede y quién debe subir a la cima del mundo, quién debe caer de ella.
Comienza este texto, precisamente, cuando ya Alí sorteaba los obstáculos camino de la ladera, en su desprendimiento desde el olimpo de los ídolos . En apenas 70 páginas, el alma del boxeador, como nunca antes se había experimentado. Pues autor y protagonsita combinan esa suerte de halo protector que les hace pertenecer a una especie en la que el humano va más allá. Su trabajo, en el ring y en el blanco papel, desprenden un manto que va más allá del bien y del mal. El uno porque utilizó el boxeo como símbolo de superación, de hermanamiento entre blancos y negros ; el otro, porque convirtió su escritura en hemeroteca viva de los Estados Unidos de aquella época en la que todo estaba al alcance del que perseveraba.
No importa si al lector le gusta el boxeo o lo odia. El ring y todo lo que en él acontece -aunque la descripción de los combates más brillantes de la historia se exprimen en detalles que ayudan a perfilar el paisaje-, no es más que el escenario de una historia emotiva por intensa y fascinante por desconocida. Un dibujo a mano alzada de una personalidad emblemática y enigmática , que nunca antes ni después de Mailer tuvo un espejo en el que reflejarse de forma tan nítida. A través de ella, la de sus rivales, amigos, enemigos y gente que le ayudó a llegar a la cima del mundo y también a caer. Salpicado todo con la banda sonora de unos Estados Unidos en el que todo parecía estar al alcance de la mano, donde confluían Malcolm X, The Beatles, Rolling Stones, amalgama de sueños en la tierra de las oportunidades.
Mailer escribe palabras como puñetazos que dejan KO no solo al cuerpo, sino que predicen la herida en el alma, la del aficionado al boxeo y la del estadounidense que derrotó al ídolo fuera de los rings. La masa social golpeó al atleta más fuerte que cualquier contrincante. Una frase elocuente y sin mayor pensamiento por parte del hablante le sentenció a caer desde la cima del mundo: «A mí no me ha hecho nada el vietcong ese» , («I ain't got no quarrel with them Vietcong»). Palabras que supusieron un punto de inflexión de la subida del ego de Alí hacia ese lugar en la cumbre del mundo, explicada en un imprescindible prólogo de Andrés Barba. Mailer recoge al púgil desde el primer tropiezo hasta ese combate del siglo que perdió con aquella maldita frase y que tuvo su KO definitivo el 8 de marzo de 1971 ante Frazier .
Su muerte deportiva hizo más grande todavía su leyenda, esa que alcanzó la cima. Esa cima, casi tan alta y grande como su ego .
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