La zarzuela triunfa en Valencia con Plácido Domingo y López Cobos
El Palau de les Arts vibró con la voz del tenor y Virginia Tola, con música de Chueca, Moreno Torroba, Falla, Serrano y Chapí
¡Olé! o ¡Esto es cantar y lo demás son tonterías! son algunas de las expresiones que se pudieron escuchar ayer en el Auditorio del Palau de les Arts de Valencia, en el que fue el primer concierto de la temporada. Bajo el nombre «Noche ... española I», Plácido Domingo, acompañado por la soprano argentina Virginia Tola, y bajo la dirección de Jesús López Cobos ofrecieron una gran velada de zarzuela que encandiló al público que llenaba la sala. Aunque Domingo, pocas horas antes de la cita bromeaba diciendo que no sabía si iba a tener voz, «por tanto viaje» —estos días ensaya en Viena la ópera «Il postino» que se estrenará el próximo 9 de diciembre, también bajo la batuta de López Cobos—, volvió a conquistar a un público entregado que le recibió en el escenario entre cálidos y largos aplausos.
Antes y como entrante, el preludio de «El bateo» de Chueca, con el que López Cobos caldeó el ambiente en la que ha sido su presentación en el Palau de les Arts y su debut al frente de la Orquesta de la Comunidad Valenciana. El maestro zamorano se mostró seguro y vibrante en piezas tan populares como «La boda de Luis Alonso» y «El tambor de granaderos», mientras que la soprano argentina, lejos de ser «telonera», brilló con luz propia en «España vengo» del «Niño judío» de Pablo Luna, o «Qué te importa que no venga» de «Los claveles» de José Serrano. Domingo y Tola deleitaron en dúos como «Ese pañuelito blanco» de «La chulapona» o «En mi tierra extremeña» de «Luisa Fernanda» de Moreno Torroba.
En solitario, Domingo volvió a demostrar que la zarzuela forma parte de su ADN e interpretó con entrega partituras como «Adiós, dijiste» de «Maravilla» de Moreno Torroba; «¡Ya mis horas felices!» de «La del soto del Parral» de Soutullo y Vert, y «Junto al puente de la peña» de «La canción del olvido» de Serrano. El concierto concluyó, muy a pesar del público, con una sola propina, «Me llamaba, Rafaeliyo» de «El gato montés», de Penella.
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