faenas históricas

Manuel Benítez «El Cordobés»: mucho más allá del salto de la rana

Una faena del Cordobés para recordar: la del 20 de abril de 1964

Manuel Benítez «El Cordobés»: mucho más allá del salto de la rana abc

fernando carrasco

En los últimos 50 años de la historia de la Feria de Abril ha habido momentos memorables en el coso del Baratillo merced a los triunfos de toros y toreros. Durante estos días repasaremos algunos de ellos. Y lo iniciamos con una de las faenas ... que hoy, en 2015, siguen recordando muchos aficionados: la realizada por el «Ciclón de Palma del Río», Manuel Benítez «El Cordobés», quien en el ciclo abrileño de 1964 cortó las dos orejas y el rabo de un magnífico ejemplar de Carlos Núñez.

Apoteosis del toreo del de Córdoba que conmocionó los cimientos maestrantes y puso de acuerdo a seguidores -muchísimos- y detractores -también-, pero que marcó un punto de inflexión en la carrera de este personalísimo y singular torero, ídolo de masas, figura indiscutible del toreo y hombre capaz de poner a cavilar a los empresarios más importantes del orbe taurino.

Acontenció, como escribimos, en la Feria de 1964. Concretamente el 20 de abril de este año. Un ciclo con la presencia de importantes figuras del toreo: Paco Camino, Diego Puerta, Curro Romero, Manolo Vázquez, El Viti, Jaime Ostos, Curro Girón... y el propio Cordobés.

Aquella tarde del 20 de abril el cartel estaba conformado por los citados toros llegados de «Los Derramaderos» y compartían paseíllo con Manuel Benítez Victoriano Valencia y Diego Puerta.

Al día siguiente, Don Fabricio II escribía en ABC de Sevilla: «El Cordobés ha sido ayer protagonista de un feliz suceso tauromáquico, que habrá de llenar toda una página áurea en la particular historia del coso hispalense».

El cronista ensalzaba toda la actuación de El Cordobés, y al referirse a la faena premiada con los máximos trofeos, que fue al sexto de la tarde, refería: «Con prodigioso juego de muñeca, con admirable flexibilidad de cintura, engendraba y remataba los muletazos; varias veces ligó el natural y el de pecho sin enmendar la posición de los pies. Clavadas las plantas en la arena, erguida la figura, desarrolló a ley el toreo fundamental, y después echó mano de adjetivaciones, de mérito y vistosidad indiscutibles».

Tras la concesión de las dos orejas y el rabo por la faena realizada a ese sexto toro de Núñez, Don Fabricio II apuntaba en su crónica de ABC que «el público no se movió de los graderíos hasta que después de dos paseos circulares, El Cordobés salió a hombros por la Puerta del Príncipe».

Faena para el recuerdo que, como escribíamos al principio de este relato, todavía es recordada por aquellos que tuvieron la suerte, medio siglo antes, de asistir a aquella corrida de toros en la Maestranza.

Manuel Benítez «El Cordobés»: mucho más allá del salto de la rana

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