Javier Núñez: «La izquierda ha renegado de los toros y de sí misma»

El ganadero de La Palmosilla, una de las divisas triunfadoras de 2022, enseña a ABC la camada de esta temporada y analiza la situación de la Fiesta: «Afición hay mucha, lo que no hay es capacidad económica. Hemos dejado a mucha gente atrás»

Javier Núñez, ganadero de La Palmosilla, en la finca 'La China' Nono Rico

Rosario Pérez

Tarifa (Cádiz)

Un sonido estremece bajo el viento de Tarifa. Es la voz que anuncia la pelea del toro bravo, un reburdeo penetrante. Hasta la ventanilla del todoterreno que conduce Javier Núñez parece crujir con el fiero lenguaje de un macho llamado Opíparo, uno de los imponentes ... animales reseñados para el próximo San Fermín, donde la divisa gaditana de La Palmosilla fue la dueña y señora de la última Feria del Toro. Aquel resuello violento de Opíparo será seguido pronto por sus compañeros de camada, que alzan el hocico al cielo con ganas de lucha y sangre. Carafeo y Opíparo se suman a la contienda. Un espectáculo en vivo que no puede programarse ni tampoco impedirse. El fotógrafo se envalentona para captar lo nunca visto por su cámara. El ganadero suspira entre calada y calada, hecho un mar de nervios. Cinco años de cuidados y preparación para la fiesta más internacional, casi seis mil euros por ejemplar, para que en un segundo uno pueda acabar corneado... «El que quiere gresca luego suele ser el más cobarde», dice. Tras un minuto interminable, cada cinqueño marcha por su camino. Navidad no era una buena fecha para morir. San Fermín, escenario de la categoría ganadera, los espera.

—Ya que su padre (José Núñez Cervera, expresidente de Coca-Cola) no nos va a desvelar los secretos de la bebida negra, ¿cuál es el misterio de la bravura del de las patas negras?

—Es algo contra natura, porque la naturaleza del animal es huir ante el dolor y el peligro. En función del concepto del toreo que tengas, desarrollas tu concepto del toro. La bravura es muy sutil, frágil en el sentido de que un mal gesto descompone toda la embestida. A partir de 2012 pusimos la ganadería a humillar mucho, el animal embiste donde más le duele, que es ahí abajo. No es lo mismo embestir recto que colocando la cara. Si no te acoplas a eso te quedas en un anacronismo; si tienes personalidad aguantas, pero si no la gente se aburre porque el espectáculo se empobrece.

—¿Cómo fueron los comienzos?

—Mi padre empezó en el 96 por tener una punta de ganado como hobby, pero las aspiraciones fueron creciendo: de ser ganadería de fin de semana a tiempo completo. La diferencia entre ganaderías que funcionan y no es la dedicación. Se nota cuando una finca está trabajada. Las cosas no pasan por casualidad, puedes tener suerte con que un toro te ligue, pero a la suerte hay que llamarla con trabajo.

—¿Salen las cuentas?

—En el 90 por ciento de las ganaderías hay que meter dinero. No es un negocio para ganar dinero, eso es una quimera. Esto es una forma de vida.

Dos toros reseñados para Pamplona entran a la gresca en presencia de otro castaño Nono Rico

—Vienen de un año de consagración, pero antes vivieron la cara del fracaso. ¿Las decepciones también son necesarias?

—El éxito te adocena, lo que te hace espabilar es el fracaso. A nosotros el fracaso de Madrid nos hizo meternos de lleno en el tema sanitario; luego, con el de Burgos, en la alimentación. En el tema genético siempre hemos tenido inquietud, pero ahora hemos aportado un plus. Cada vez que se caía un toro en España se decía «hace un Palmosilla» y ahora no se dice nada.

«Quien quiera pegarse el roneo de ir a una barrera, que lo pague; el que quiera ver el espectáculo que no sea por ser un gasto suntuoso»

—Se han ganado hasta los plácemes del torismo venteño.

—En los toros tendemos a un reduccionismo, blanco o negro, pero la gente es aficionada al toro bravo. Hay peculiaridades, con ganaderías que están en peligro de extinción, quizá no tan bravas pero con una personalidad que gusta. Aquí tenemos la ambición de ser una ganadería apetecida por las figuras y demandada por la afición más exigente. Curiosamente los ganaderos, salvo Victorino y Miura, habían renunciado a llevar gente a la plaza. Hay un referente para mí que es Conde de la Corte, que entre los 40 y los 60 era apetecida por las figuras y cumplía con las expectativas del aficionado más exigente. ¿Por qué no aspirar a eso?

—La pena es que una ganadería tan señera ahora atraviese una situación delicada.

—La ganadería sufre en los cambios de manos, que es donde degeneran, ya sea por falta de afición o por menor poder adquisitivo. Por eso el mérito de Juan Pedro es mantener la ganadería en tres manos, con el abuelo, el padre y ahora él. Seguir esa continuidad es difícil. Casi todas las ganaderías tienen al fundador, al hijo y ya con el nieto se diluyen. Salvando Miura, es muy difícil.

«En el mundo rural tenemos la sensación de que somos ciudadanos de segunda, porque pagamos impuestos igual pero recibimos mucho menos en servicios. Estamos dejados de la mano de Dios»

—¿Cómo atraería más público a la plaza?

—Hay un componente económico. Yo he visto a chavales acercarse a una taquilla con 20 euros y no tener una entrada a ese precio. La entrada más cara es la que no se vende. Quien quiera pegarse el 'roneo' de ir a una barrera que lo pague; el que quiera ver el espectáculo que no sea por ser un gasto suntuoso. Porque afición hay mucha, lo que no hay es capacidad económica para disfrutarla. La prueba la tenemos en las novilladas sin caballos, que se llena la plaza. La clave es poner variedad de precios, aunque sea muy farragoso. Aquí hemos dejado mucha gente atrás por la economía. También fomentaría la cultura de las peñas en plazas como Bilbao. En cuanto a promoción, usaría las redes sociales. Son una gran plataforma en la que no hay censura, o al menos la gran censura que hay en los medios generalistas, sobre todo en la televisión pública española y en algunas privadas.

—A pesar de que cada vez son más los jóvenes que acuden a los toros casi como acto de rebeldía, ¿por qué sigue el sambenito de 'rancios y de derechas'?

—Nos quieren hacer vender eso desde una izquierda que ha renunciado a los toros, cuando los toros se consideraban del pueblo. A raíz de la caída del Muro de Berlín, la izquierda se agarra a todos los 'ismos' para justificar su ideología, está renegando de sí misma. Nos quieren vender que la Fiesta es rancia y de derechas, cuando la realidad es mucho más diversa, con gente de todo tipo y condición. Es un grave error que la izquierda haya renunciado a algo cultural. La prohibición está ligada a corrientes nacionalistas que buscan el hecho diferencial, y si hay algo que nos une es la tauromaquia. La izquierda nacionalista rechaza los toros por ser nexo de unión. Es una actividad cultural que cohesiona territorios y gente de muy diverso pensamiento político.

Ganado de lidia en tierras de Tarifa Nono Rico

—En las dehesas se topan también con las trabas del ecologismo de despacho.

—Yo no soy partidario de enfrentar a la ciudad con el campo, porque en la pandemia quedó claro que sin el campo la ciudad no come. Lo que sí estoy es en contra de la ignorancia de la Administración en las cosas del campo. Que una persona que no tiene contacto con el mundo rural decida qué se hace aquí... La ganadería en extensivo en Europa no supone ni un 3 por ciento y generalmente se hacen las normas para el ganado intensivo, el estabulado, y se nos aplican normas casi de ganado estabulado. Cuando esto es ganado extensivo, el más ecológico en vacuno. Eso genera malestar. En el mundo rural tenemos la sensación de que somos ciudadanos de segunda, porque pagamos impuestos igual pero recibimos mucho menos en servicios, desde sanidad a internet. Estamos dejados de la mano de Dios. Hay una corriente animalista que es absolutamente ignorante, que piensa que la naturaleza se regula por sí sola, y la gente lo que no sabe es que cuando el campo se abandona, lo que viene después es el fuego.

—¿Envidia a Francia por tener un presidente que respeta los valores de la Fiesta?

—Me da envidia tener un presidente normal. En el peor momento, tenemos el peor capitán.

—En el toreo se echa en falta un líder que ponga los puntos sobre las íes a la estructura.

—Es un sector muy atomizado, con una máxima criminal: «El que venga detrás que arree». Fíjese el potencial que tiene la Fiesta, un espectáculo de masas, haciéndolo tan mal. El día que se haga bien será la leche. Pero ahora mismo eso es una quimera, hace falta una estructura tipo Federación de Fútbol o Academia de Cine. Es necesaria una reconversión del espectáculo, pero aquí pasan los inviernos y cada uno sigue haciendo la guerra por su cuenta.

—Lo que no menguan son los palmeros y pelotas, un peligro del que advertía su padre en una entrevista.

—El culto al jefe, el peloteo y el enchufismo son un lastre en el toreo y en todo. Vengo del barro y estoy curtido, conozco el fracaso y los halagos me ruborizan. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente...

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