Feria de Sevillal
Solo Daniel Luque calienta el veranillo de San Miguel
Sin cortar trofeos, el sevillano deja una excelente impresión como lidiador en sus dos toros de una seria y no fácil corrida de Fuente Ymbro
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Iniciar sesiónMuchos y variados factores se suman para hacer de una corrida, en esta plaza, algo extraordinario. Ante todo, el escenario: un monumento primorosamente conservado y restaurado por la Real Maestranza de Caballería. Durante la lidia, no tiene sentido que suene un aviso cuando ... el toro está en el suelo e intentan apuntillarlo: habría que atribuir el aviso al puntillero y no al matador, en la ficha. [Así vivimos la corrida en directo]. La calidad de esta banda no tiene comparación con ninguna que yo haya escuchado pero deben evitar que comience a sonar cuando está concluyendo ya la faena y el diestro va a coger la espada. El público no puede pedir la oreja, como en otras plazas, con ‘guaus’, una especie de ladrido propia del rock. Lo que en cualquier otra plaza sería aceptable, aquí puede ser un pecado mortal: hay que cuidar al máximo la belleza del rito.
Comienza la nueva serie de corridas el día de los santos Miguel (que da nombre a la Feria), Gabriel y Rafael, a los que dedicó hermosos poemas Federico García Lorca. Imaginamos lo que sería un soñado cartel de rafaeles: Lagartijo, El Gallo, Ortega, De Paula...
Volvamos a la realidad, al cartel de esta tarde. Fuente Ymbro es una de las ganaderías más amplias y de las que más se han visto perjudicadas por la pandemia. Dentro del encaste Domecq, suele ser garantía de casta y presentación. Los de esta tarde, muy serios, dan juego variado. El calorín parece contagiar a toros, toreros y público. Antonio Ferrera y Miguel Ángel Perera tienen una tarde bastante gris. Sólo Daniel Luque se muestra como un excelente lidiador, que ha rozado el trofeo y debió dar la vuelta al ruedo.
Antonio Ferrera tuvo una actuación aceptable –no sobresaliente– con los Victorinos. Esta tarde, tiene menos fortuna. El primero, muy serio, es recibido con aplausos; en la muleta, obedece, con casta. Antonio le saca algunos naturales, en un trasteo aceptable de buen profesional pero la gente no ha entrado en la faena en absoluto. El cuarto embiste fuerte de salida, mete los riñones en el caballo, le pegan fuerte. Por la izquierda, el toro queda corto; por la derecha, Ferrera tampoco se confía. No ha estado a gusto y la gente lo nota. Corta pronto y se lo quita de delante. No ha tenido una buena tarde: ¿quizá, por respeto a la plaza, no se ha atrevido a tirar de recursos? No lo sé.
Bonito jabonero sucio
Cortó una oreja Miguel Ángel Perera en su anterior actuación. La ecuación es clara: para triunfar, un diestro poderoso, como es él, necesita toros fuertes; si no, la desproporción puede ser chocante. El segundo es un bonito jabonero sucio, un pelo insólito. Escucho una broma: «Si fuera el último, a la caída de la tarde, no lo veríamos». Es flojo pero noble. Se luce Ambel, con los palos. Al tantearlo por bajo, se derrumba; luego, flaquea varias veces. Perera anda con él a gorrazos pero la emoción es imposible. Es un ‘Hortelano’ que, como el perro del refrán, ni come ni deja comer. El quinto, abierto de pitones, sale rápido, se distrae; no es fácil en banderillas: resuelve muy bien Curro Javier. (En un banderillero, la eficacia es lo primero, antes que el lucimiento). Le saca algunas series a un toro que protesta y se justifica, sin brillo. Pincha tres veces, yéndose de la suerte. ¡Y todavía aplauden algunos que acierte con el descabello!
Se quedó en petición de oreja Daniel Luque la tarde anterior pero eso no oscureció el mérito de su lidia, clara muestra de su gran momento actual. Al tercero, huido a chiqueros, lo recibe con excelentes verónicas, con facilidad y armonía. En un momento de desorden de la lidia, lo voltea. Confirma lo buen capotero que es en estupendas chicuelinas y buenas verónicas, aunque el toro es incierto. Sin dudar un momento, se pone enseguida a torear, muy firme: aguanta parones, tragando mucho, sin aspavientos. Una excelente faena, en la que sólo sobran los remates mirando al tendido, tan feos, que ahora todos hacen. Pincha en hueso antes de agarrar con decisión una estocada. El toro se resiste a caer, en una bella estampa, interrumpida por el clarinazo desafinado de un aviso. Como se ha alargado, la petición es insuficiente pero la gente no reclama la vuelta al ruedo, como debiera. Por desgracia, es algo cada vez más raro: pasan de gritar pidiendo la oreja (no sacan un pañuelo, que pocos tienen) a callarse. Muy mal hecho. En el último, que flaquea, se luce Contreras, en banderillas. Lo sujeta bien Luque; con gran suficiencia, aguanta las embestidas inciertas, le saca todo lo que tiene, con suavidad y con riesgo. A la segunda, agarra una buena estocada.
Sólo Daniel Luque ha interrumpido el sopor del veranillo. Y, si le acompañan los toros, puede dar un aldabonazo en la Feria de Otoño. Como excelente lidiador, ha mantenido la belleza del rito, en esta Plaza única.
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