'Hysteria', el sueño del deseo
Crítica de teatro
La obra es, en el fondo es una reflexión sobre el deseo en el mundo de hoy, sobre sus tragedias y sus patologías; también sobre sus discursos y los callejones sin salida a los que nos conducen
'Hysteria', un secuestro sensorial y un médico absorbido por el cuerpo de su paciente
Una escena de 'Hysteria'
Crítica de teatro
'Hysteria'
- Texto y Dirección Carla Nyman
- Escenografía Monica Boromello
- Vestuario Mónica Teijeiro
- Iluminación David Picazo
- Coreografía Juan Pérez
- Intérpretes Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo
- Lugar Teatro de La Abadía, Madrid
La histeria llevada a escena. 'Hysteria' es la pequeña epopeya de unos seres perdidos en sus puntos de fuga, en sus traumas, en sus amores naufragados o, por mejor decir, en el naufragio que creó Agustina sobre un amor. Los dos personajes de la ... obra, Agustina y el Dr. Doctor, se introducen en sus cuerpos, en el cuerpo del otro, para vivir un mismo absurdo, para compartir una perplejidad. Las derivas mentales de ese viaje van desde el aliento surrealista hasta las exploraciones en las emociones y se desarrolla en medio de una escenografía realmente deliciosa, velos blancos para una habitación adornada por algunos cuadros prestigiosos sobre el sexo y el cuerpo, y un espacio sonoro que cautiva lo mismo que libera.
En el fondo es una reflexión sobre el deseo en el mundo de hoy, sobre sus tragedias y sus patologías. También sobre sus discursos y los callejones sin salida a los que nos conducen. No es extraño por ello que lo suyo sea un surrealismo pop, donde lo real, incluso lo real de los sentimientos, tiene la textura freudiana de los sueños y a la vez es tan frívolo como un anuncio publicitario en esta sociedad de masas. Entre Freud, Marco Aurelio, la caricatura de Heidegger y la estética de Andy Warhol, un perro que saca la lengua y habla, y un brazo y un pubis femenino que tienen su papel dramático, todo aquí apela a mitos sobre los que se ironiza, a una reflexión sobre los conceptos tan contemporáneos de ser invadidos, examinados y nuestras facultades de liberación.
La obra sin embargo se dispersa en exceso y Carla Nyman dilata tantos sus propios planteamientos que ahoga la tragedia. Eso es lo que ocurre con la figura de Samuel, con la creación de Samuel, de su deseo hacia él.
Carla Nyman tiene un lenguaje propio, un mundo propio, sabe interpretar nuestro mundo con los mecanismos de nuestros imaginarios contemporáneos, pero 'Hysteria' se dispersa, se autoseduce, se complace en los cuadros de su desarrollo, y el espectador espera y espera un rayo de luz, algo que verdaderamente lo conmueva.
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