'Cascanueces': la eterna juventud de un clásico

Son muchos los coreógrafos -de los más diversos estilos y procedencia- que han posado su mano sobre este ballet, basado en el cuento 'El cascanueces y el rey de los ratones', de E. T. A. Hoffmann. Lo han hecho con miradas muy diferentes: desde el cuento de hadas naíf y blanco hasta la visión más erótico-psicologista del relato.

La de Blanca Li, estrenada en Suresnes (Francia) en febrero pasado y presentada ahora en los Teatros del Canal, pertenece más bien a la primera corriente; su singularidad está en su aproximación musical y coreográfica al cuento, ya que pasa ambas por el tamiz del hip hop y la danza urbana, que apenas suele tener cabida en los escenarios españoles.

La coreógrafa granadina exprime el ballet original y hace un zumo de 'Cascanueces' que conserva el sabor; sigue sabiendo a 'Cascanueces' aunque la historia se presente de manera esquemática. El hip hop le aporta frescura, vitalidad y juventud, aunque la dispar procedencia y preparación de los bailarines en la danza académica y contemporáneo -alguno no había pisado, antes de este 'Cascanueces', un escenario- haga que las partes coreográficas conjuntas se resientan en algunos momentos.

Blanca Li hace de este 'Cascanueces' un espectáculo, risueño, grato y entretenido, con momentos de gran virtuosismo y espectacularidad (cuando el baile se convierte en acrobacia), e interpretado por ocho enérgicos y magníficos bailarines.