José Carlos Plaza: «El teatro tiene que seguir poniendo cargas de profundidad en la sociedad»
Jean Genet no quiso que «Splendid´s» se publicara o se representara. «Hay varias teorías -dice José Carlos Plaza-; en 1949, un año después de escribirla, fue indultado y se le perdonó la condena que
Jean Genet no quiso que «Splendid´s» se publicara o se representara. «Hay varias teorías -dice José Carlos Plaza-; en 1949, un año después de escribirla, fue indultado y se le perdonó la condena que todavía le quedaba por cumplir por antiguos delitos, y no quería ... incidir en ese mundo de gangsters y delincuentes. Pero yo creo que lo que ocurría es que él sabía que era una obra sin terminar, que era una pieza inacabada». La obra cuenta la historia de siete delincuentes que han secuestrado a la hija de un millonario y están en una de las plantas de un hotel de lujo, donde los tiene cercados la Policía. Uno de los secuestradores mata a la joven y otro de ellos se viste con su ropa y se asoma a la ventana para ganar tiempo. Hubo que esperar hasta 1993 -Genet murió en 1986- para que «Spléndid´s» viera la luz. Catorce años más tarde llega a España de la mano del Centro Dramático Nacional. «Fue Gerardo Vera quien me dio el texto -reconoce Plaza-, y se lo agradezco mucho, porque podría parecer que es una obra más adecuada para un director más joven».
-¿Hay edades también en la dirección de escena?
-Hay un tipo de generaciones más marcado por la «modernidad», que es en realidad una epidemia. Y textos que son tan abiertos... Hacer este montaje ha sido como realizar un experimento.
-Debe de ser muy excitante poder estrenar a estas alturas una obra de Genet...
-Ha sido como meterme en un pozo sin fondo, un pozo fascinante, como trabajar sin red. Y no sé, por primera vez en muchos años, si el resultado es el adecuado... Naturalmente es un trabajo sincero y estoy muy satisfecho. Es una obra ante la que te quedas embobado, que no tiene dramaturgia interior, en la que todos los personajes son Genet... No es un autor contemporáneo, es que todavía no le tocamos ni el talón. Se nos adelantó y le dio totalmente la vuelta a las cosas.
-Se le nota entusiasmado.
-Me siento joven, sobre todo. Contento y feliz por haber podido experimentar a estas alturas, por haberme encontrado con este texto. A mí las formas cada vez me importan menos. Me preocupa cada vez más el fondo, y es en las grandes obras como ésta donde nos quedamos cortos. Este mundo es cada vez más superficial, y a mí me interesa ir hasta el fondo. Creo que el teatro tiene que seguir poniendo cargas de profundidad en la sociedad, y sin embargo cada vez más nos quedamos en la corteza... Antes, para profundizar en algo se leían varios libros. Hoy, a menudo nos conformamos con unas líneas tomadas de internet. Yo sigo defendiendo la dramaturgia escénica, porque lo verdaderamente importante en el teatro son los procesos interiores de los personajes. Y para esta obra he tratado de meterme en el mundo de Genet y, curiosamente, me han ayudado más los textos narrativos que los dramáticos.
-Dice usted en su texto de presentación del montaje que ésta es una «falsa pieza policíaca».
-Es que Genet hace un engaño con esta pieza, que bajo esa apariencia de novela negra tiene una carga de metafísica, y donde lo literario y lo filosófico tienen una gran importancia.
-¿Es una obra política?
-Sí, pero no en el sentido brechtiano del teatro político. Es una obra revulsiva, que revierte todos los valores, donde lo que es el mal es el bien y viceversa; uno de sus temas principales es la ambigüedad; todo es relativo, incluso las posturas más teóricamente indiscutibles. Para mí la política es la vida diaria, no la actividad de los políticos. Y en ese sentido esta obra es política. Es también una obra profundamente sensual y profundamente metafísica. Uno de los actores me dijo que había estado en el Café Bagdad de Barcelona, un lugar muy sórdido, y que ahí estaba Genet. Pero Genet está en la mezcla de ese Café Bagdad con Santa Teresa.
-Y con gran una altura literaria.
-Algunas de las personas que han venido a los ensayos han dicho que se quedan colgados en las frases. Hay tal bombardeo estético y ético en la obra... Ha sido muy difícil encontrar la organicidad del actor.
-Varios de los actores proceden del Laboratorio de William Layton, que es también uno de sus mayores referentes.
-Yo siempre intento trabajar con gente con la que me entiendo. Necesitaba actores intelectuales, inteligentes. El suyo ha sido un trabajo extraordinario, creo que nunca he trabajado con un grupo de actores tan entregados a una idea; su entrega ha sido total, aunque al principio dudaban. Pero han hecho un trabajo de un dolor y una dureza extraordinarios.
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