Blanco y en botella
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Iniciar sesiónNadie puede negarle a David Mamet su lugar destacado en el Olimpo de la dramaturgia contemporánea. Obras como 'American Buffalo', 'Glengarry Glen Ross', 'El matrimonio de Boston', 'Oleanna' o 'Noviembre' le acreditan como uno de los autores fundamentales del teatro internacional de nuestros días. En ... los últimos años, Mamet tiene en España un custodio impenitente: Bernabé Rico, que ha traído a nuestro país, como adaptador y productor, varias de las últimas obras de Mamet.
'Trigo sucio' no es una obra a la que pueda aplicarse aquella frase de «los sucesos y personajes retratados en esta película son completamente ficticios y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia». David Mamet ha convertido al productor cinematográfico Harvey Weinstein en el protagonista de su obra sin absolutamente ningún disimulo: no solo señala en el texto que el personaje debe ser exageradamente grueso, sino que lo llama Barney Fein. Blanco y en botella.
'Trigo sucio', situada en el despacho de un exitoso productor de Hollywood, presenta un buen surtido de tópicos tanto en sus personajes como en sus situaciones: el joven guionista que intenta por todos los medios salvar la integridad de su obra, la secretaria fiel que no juzga a su jefe y se ocupa de cubrir sus carencias, la joven actriz que quiere hacer carrera en la meca del cine... Y, naturalmente, el productor, una ácida caricatura (desgraciadamente, no tan alejada del natural como nos gustaría): un hombre que no tiene respeto por nada ni nadie, que se cree un semidiós y es capaz de crear unos premios para entregárselos a sí mismo, y que desterró de su vida hace muchos años la palabra escrúpulo. A pesar de eso, Mamet dibuja un personaje que puede resultarle simpático al público.
En el 'debe' de la función, sin embargo, hay que situar el endeble desarrollo de la trama, que tras el momento más dramático (en todos los sentidos) cae en una conclusión precipitada y con actitudes poco lógicas por parte de alguno de los personajes. Se echa de menos un desarollo de acorde con la calidad del autor.
Juan Carlos Rubio, otro 'mametiano' de pro, dirige con buen ritmo una función a la que él le añade un interrogante final (¿ficción dentro de la ficción?), y que cuenta con un Nancho Novo descomunal (y no por su físico artificialmente engordado) en su encarnación del infame productor, y con Candela Serrat, que aporta el temblor justo a su personaje de joven actriz.
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