EL JUKEBOX DE LA HISTORIA

Las chicas ye-yés

Yerra y de qué manera quien crea que el rock and roll es territorio comanche y machista, vedado y vetado a las señoras y señoritas, sobre todo señoritas

Las chicas ye-yés ABC

MANUEL DE LA FUENTE

Sí, el rock tiene mucho de patilludo, de paquetón, de botas de piel de serpiente y de chupas muy machotas.

Pero la música pop no se puede entender ni mucho menos paladear y saborear sin echarle un vistazo (y un oidazo, sobre todo un oidazo) ... al cancionero de un buen puñado de mujeres, de tanta calidad, cantidad y enjundia como el de los más machotes rockers.

Además de pioneras como Joan Baez, Joan Armatrading, Odetta, Janis Joplin, Carole King, Emmylou Harris, los años 60 vivieron el big bang de los grupos femeninos vocales, un estilo que, desgraciadamente, no tiene hoy en día el mismo colorido ni idéntico brillo. Generalmente, las artistas de estos grupos no componían su propio material, pero les bastaba y sobraba con las partituras de luminarias del pop como Phil Spector o el trío Hollland-Dozier-Holland, que trabajaba a destajo para el sello Motown de la ciudad de Detroit.

Basta uno solo de sus estribillos para que volvamos al cálido romance de los 60

En aquella maravillosa década, donde casi todo fue posible, pisaron los estudios de grabación, los platós televisivos y los escenarios grupos como las Supremes, las Ronettes, las Shirelles, Martha Reeves & The Vandellas, las Shangri-las (blancas)... una nómina insuperable, una serie de grupos que contaron sus singles por éxitos, y que vistos ahora, generalmente gracias a YouTube, ofrecen una ingenuidad, una calidez y una calidad interpretativa sin lugar a dudas.

Sus canciones eran pequeñas joyas del pop, piezas generalmente cortas, de estribillos geniales, y el juego de sus voces las convertían en genuinas gemas poperas para el disfrute de casi todos los públicos. Más o menos aguantaron una década como tales grupos, y algunas de sus solistas, Como Diana Ross de las Supremes, y Ronnie Spector de las Ronettes, han desarrollado carreras en solitario refrendadas por el éxito de crítica y público, pero la esencia de aquellos grupos parece hoy olvidada en el baúl de los recuerdos de la música pop. Pero basta uno solo de sus estribillos, uno solo de sus compases para que volvamos, como adolescentes enamorados, al cálido romance de los 60.

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