Black Eyed Peas: «España es un país ideal para venirse a vivir»
Charlamos con Taboo, uno de los tres miembros del grupo estadounidense, en el último día de su gira por nuestro país
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Black Eyed Peas
Jaime Luis Gómez, más conocido por ser el Taboo de Black Eyed Peas, es uno de esos artistas que tiene dinero para tres o cuatro vidas. Pero la que le ocupa no pintó muy bien hace no tanto tiempo, durante su infancia y ... adolescencia en Los Ángeles, una etapa que describió con crudeza en su libro 'Kids Book About Identity'. «Mi padre era mexicano, mi madre nativa india, y debido a esa mezcla yo no encajaba en el barrio por mucho que hubiera nacido en Estados Unidos. Los otros chicos se burlaban de mí y lo pasé bastante mal», cuenta el cantante a escasas horas de dar su último concierto en España. «Yo me preguntaba, ¿soy mexicano? ¿estadounidense? ¿nativo indio? ¿nada de eso? ¿quién soy? Estuve muy perdido bastantes años, hasta que mi interés por la música me llevó a mi destino».
En 1995 entró en los Black Eyed Peas, un grupo que había sido fichado por el sello Ruthless Records de Eazy-E (del famosísimo grupo de hip-hop N.W.A.), pero cuyo primer disco había quedado abortado por la muerte del mítico rapero. Tras la llegada de Taboo, y sobre todo de la cantante Fergie unos pocos años después, Black Eyed Peas se convirtieron en una de las bandas de mayor éxito del planeta y sus cuatro miembros se cubrieron de oro con el consiguiente peligro de pérdida de perspectiva. «Mis raíces indígenas seguro que me ayudaron a mantener los pies en la tierra», asegura. «Aun así hubo un tiempo en que me dejé llevar por el alcohol y las drogas, pero entonces ocurrió otra cosa que, esta vez, sí, me puso en mi sitio: el cáncer».
En 2014, un diagnóstico de cáncer de testículos le hizo entender que el éxito y la fama habían disparado su ego de forma absurda, «y desde entonces me comprometí con la vida de otra forma, más saludable como persona, como padre y como habitante del planeta», asegura. En cuanto su recuperación (afortunadamente ahora está libre de la enfermedad) se lo permitió, se involucró en la lucha del pueblo indio de la reserva Standing Rock para detener la construcción de un oleoducto en su territorio, en la frontera entre los estados de Dakota del Norte y del Sur. «Querían hacerlo encima de tierras sagradas para la comunidad, y cuando fui allí para ayudar me ocurrió algo muy fuerte. Sentí que mi abuela, que llevaba muerta ya mucho tiempo, me hablaba para darme fuerzas para luchar por mis raíces, y también para vivir».
Demostrado queda que Taboo, que ahora dirige un proyecto para impulsar el trabajo de artistas indios «en disciplinas como la pintura, la fotografía, la literatura o la música», no es una superestrella yanqui de esas que se miran continuamente al ombligo. De hecho es muy consciente de lo calentita que está la situación en el resto del mundo y afirma estar «muy preocupado como padre» por las escaladas bélicas y el encarecimiento de la vida. «La preocupación, no obstante, no debe paralizarnos», asegura. «Yo por mi parte, procuro no dejar de esforzarme para seguir transmitiendo positividad en cada concierto, para que quienes nos siguen puedan olvidarse al menos un par de horas de tantos problemas y de lo jodido que está el mundo post-pandemia. Quiero que brinquen, bailen y lloren para dejar atrás todo lo malo durante un rato».
Black Eyed Peas terminan este miércoles en Cádiz una gira española llena de éxitos pero también de algunas decepciones, como las esperpénticas cancelaciones de los festivales Fan Fan Fest y Diversity en Madrid y Valencia, donde esperaban arrasar con todo. «No lo voy a negar, esas cancelaciones tan a última hora nos sorprendieron mucho a mí y a mis compañeros. Pero esa parte de nuestro trabajo no podemos controlarla, así que tratamos de no frustrarnos demasiado». En compensación ganaron algo de tiempo libre para rodar un videoclip de su último single con Shakira en Barcelona («ella es una maestra para nosotros», dice antes de cambiar de tema rápidamente para no entrar en sus espinosos asuntos personales), y también para hacer turismo por nuestras tierras, cosa que Taboo ha aprovechado especialmente bien porque asegura estar «enamorado» de España. «En Valencia pude irme de paseo yo solo por el puerto, disfrutando de las vistas del mar, de los restaurantes de marisco y de la gente local. ¡Qué simpáticos son los valencianos! Me han dicho que aquí en Cádiz también se come muy bien y que la gente es genial, estoy deseando comprobarlo. De hecho, estoy deseando traerme a mi familia aquí, llevo pensándolo unos cuantos años. Después de todo lo que he visto y los países que he visitado a lo largo de mi carrera, tengo claro que España es un lugar ideal para venirse a vivir».