Muere el cantante Willy DeVille

El cantante Willy DeVille, en una de sus actuaciones / EFE

No fue el número uno ni probablemente lo pretendiera nunca durante sus treinta años de carrera artística. Pero Willy De Ville, fallecido ayer en Nueva York (sufría hepatitis y cáncer de páncreas), fue uno de esos músicos norteamericanos (Stamford, Connecticut, 1953) que tan bien saben ... preparar enjundiosos guisos caseros con sencillos pero deliciosos ingredientes: la gigantesca despensa de la música de raíces de la Unión.

Coqueteó primero con el punk, tuvo una banda fantástica, Mink De Ville, curtida en los escenarios punkies neoyorquinos de los ochenta, a pesar de su querencia (honesta y leal, eso sí) por los géneros tradicionales. Ninguno se escapaba a su estilo, a su dandismo rockanrolero, ni el cajún de la Luisiana, ni los vientos de Nueva Orleans, ni el blues de Muddy Waters y John Lee Hooker, ni la reinvención posmoderna del cancionero del gran Doc Pomus, o la versión a lo mariachi de ese temazo que popularizó Jimi Hendrix que fue «Hey Joe», y hasta tener cierto éxito en España a partir de canciones con sabrosura, emotivas e intensas como «Demasiado corazón».

Elegante y desgarrado, cruce entre un caballero romántico, un pirata del Caribe y un tahúr del Delta del Mississippi, De Ville pertenecía a esa clase media del pop, esa clase imprescindible sin la que una civilización musical como la del rock and roll no habría llegado nunca a cumplir más de medio siglo.

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