Miguel Ríos: «El mestizaje ha sido el gran motor de la evolución de la música»
El veterano cantante se resiste al retiro y presenta «El blues de la tercera edad», primer adelanto de su nuevo disco
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Iniciar sesiónEn 1964, un grupo de jóvenes amantes del blues se propuso encontrar al legendario Son House , que llevaba décadas alejado de la música. Cuando consiguieron dar con él le montaron varios conciertos, pero había pasado tanto tiempo que ya no podía recordar su ... música. Aquellos universitarios llamaron a uno de sus más avezados discípulos, el guitarrista de Canned Heat (e inminente miembro del Club de los 27) Alan Wilson , para hacerle el encargo de sus sueños: reenseñar a su ídolo sus propias canciones.
Así es como uno de los mitos del género rompió un retiro que él mismo consideraba más que definitivo. «No conocía la historia, es sabrosa», dice Miguel Ríos , que hace unos pocos años se hubiera partido de risa ante la idea de lanzar un nuevo álbum en 2020. «Siempre te puedes retirar, claro, lo que pasa es que te aburres un montón», sentencia este dinosaurio rockero, que asume el paso del tiempo lanzando «El blues de la tercera edad» , primer adelanto de lo que promete ser su disco más personal.
—En su nuevo single hay cierta carga política, con versos como «lleva una vida algo espartana, su pensión es asistencial». ¿También la habrá en el resto de su disco?
—Cierta carga política hay en todo, aunque en «El blues de la tercera edad» lo que creo que hay es ideología. La vida está condicionada por las consecuencias de aplicar un tipo de política determinada. Estoy escribiendo canciones que me representan ideológica y emocionalmente. Historias que le pueden pasar, vivir o sentir a gente como yo.
—En las redes se le ha criticado por decir esta frase en una entrevista por su single: «La muerte de ancianos en residencias es la mayor tragedia que hemos vivido en democracia».
—No sabía de las críticas y, claro, no las comprendo.
—¿Cree que una relajación en la desescalada supone cierta perdida de respeto por nuestros mayores?
—Sí, nuestra sociedad ha vivido momentos muy duros y dramáticos. Afortunadamente, ni yo ni nadie de los míos hemos padecido el ataque del virus. No sé si los comportamientos irresponsables actuales obedecen más a una falta de respeto a los mayores que a una falta de inteligencia colectiva.
—El blues de este single suena extraordinariamente cercano, orgánico y natural, al contrario que las grabaciones que se estilan hoy en día.
—Lo bueno de grabar un disco acústico es que todas las emociones las tienes que sacar de sonidos que son naturales. No producidos por medios electrónicos. Es la canción, no su vestido, lo que importa. O, mejor dicho, la autenticidad de su sonido. Claro que contar con músicos de la categoría de José Nortes, Luis Prado y Edu Ortega, ayuda lo suyo.
—¿Cree que son razonables las diferenciaciones «blues negro / blues blanco»? Ahora quieren cambiar la etiqueta «música urbana» por «música negra», ¿qué le parece?
—Mi cantante favorito de blues de raza blanca es Eric Clapton, y solo tienes que ver la cara de admiración que pone cuando oye cantar a BB King «Riding wiht The King» para saber que no importa cómo llames al blues para saber que es música negra. La música y los músicos han habitado el espacio menos racial que existe en la sociedad. De hecho, el mestizaje ha sido el gran motor de la evolución de la música.
—El blues tuvo mucho de expresión de resiliencia, pero la comunidad negra en EE.UU. parece decidida a no aguantar más vejaciones… ¿Qué le parecen las protestas tras la muerte de George Floyd?
—El espectáculo de ver a esos energúmenos de uniforme arrestando a Floyd es sobrecogedor. Escuchar «No puedo respirar» y verle morir a manos de unos tipos que se sienten intocables da idea de lo poco que importan las vidas de los afroamericanos en el país que fue paradigma de todas las libertades. A los negros se les ha puteado como a ninguna otra etnia y creo que tienen derecho a pelear contra la injusticia. Me parece poco todo lo que se haga por erradicar el desprecio al otro. En un mundo urbanita, donde por la sobrepoblación, por razones económicas y culturales, será imposible vivir aislado, o nos acostumbramos a aceptarnos o viviremos en una continua distopía.
—¿Cuál es el mayor peligro de idealizar el mundo pre-coronavirus? Cuando dice que «no nos dejarán» construir un mundo mejor, ¿a quiénes se refiere?
—Volver a lo que teníamos es volver a una muerte planetaria anunciada. A lo que me refiero con «otro mundo es posible» es a formar parte de una sociedad donde no se viva por encima de nuestras posibilidades, pero tampoco por debajo de muestras necesidades. A cambiar un orden de valores viciado donde la desigualdad social se impone en beneficio de unos pocos.
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