Juan Diego Flórez: «Desde que nació mi hijo me he vuelto normalísimo»
El tenor peruano protagoniza, junto a Patrizia Ciofi, en el Teatro Real «Pescadores de Perlas» de Bizet, en versión de concierto
susana gaviña
Juan Diego Flórez vuelve al Teatro Real con todo el papel vendido desde hace semanas. El tenor peruano protagonizará los días 25, 28 y 31 de marzo , en versión de concierto, la ópera «Los pescadores de perlas». «Es una obra temprana de ... Bizet con unos momentos fascinantes», aseguró durante un encuentro con la prensa.
Será la última oportunidad de ver a Flórez , considerado el mejor tenor rossiniano del mundo, en el coliseo madrileño pues en principio no tiene ningún otro compromiso a la vista. «Es difícil por el calendario y los proyectos», argumenta el cantante que trabaja menos por decisión personal. «Ahora tengo un hijo -Leandro de dos años- y he decidido estar más en casa, para eso tengo que hacer un calendario más preciso. Lo más importante es la familia. Vivo en Viena y tengo mi carrera centralizado allí. Antes aceptaba todo y ahora tengo que ser más disciplinado».
«Mi prioridad es estar con mi familia y para eso tengo que ser más disciplinado»
Es por eso que prefiere hacer ópera en concierto pues le permite mayor flexibilidad. La cuestión es priorizar pero sin abandonar determinadas citas fijas de su agenda, como realizar una grabación al año, cantar en Nueva York una vez cada dos años y seguir colaborando con su Fundación Sinfonía por el Perú , inspirada en el Sistema de Orquestas de Venezuela. «Para un niño pobre tener un instrumento se convierte en su vida», subraya Flórez.
Abordando su carrera con más calma, «antes era más peleón, era “fosfórito”», el tenor peruano afirma que su vocalidad ha madurado también. «Nunca dejaré de cantar Rossini y mi roles están siempre en el bel canto, pero ahora me enfrento a papeles más pesados y heroicos, mi voz ha ganado solidez en el centro». De ahí que incluya en su repertorio «Guillermo Tell» , que ya ha presentado en Lima (la versión de 4 horas) y volverá a protagonizar este verano en el festival de Pesaro (la de seis horas). En esta ocasión estará acompañado por dos amigos, los españoles Celso Albelo y Simón Orfila, a los que tiene previsto escuchar en la ópera «Marina» que se representa estos días en el Teatro de la Zarzuela . El tenor elogia la calidad de los cantantes españoles que han creado «escuela. «Sé de jóvenes que están posicionándose con una técnica y un canto fantásticos».
Generación antidiva
En cuanto a cómo ve a la nueva generación de voces en general, la encuentra «divertida y que sabe adaptarse» a las necesidades actuales. También la considera «antidiva» y capaz de compatibilizar la técnica vocal con la expresividad dramática, un exigencia de los directores de escena de ahora «que a veces apuestan por voces no tan buenas pero que actúan bien».
A la pregunta de si Flórez se ve como un divo, reconoce que no es normalísimo «pero hay que entender esto dentro de unos parámetros -se ríe-. Los cantantes exigimos cosas que nos sientan bien, es como un amuleto para nosotros pero -matiza- nunca he sido de caprichos excesivos». Sin embargo, añade, que desde que nació su hijo «me he vuelto normalísimo. Antes utilizaba una mascarilla de algodón en los aviones, ahora no porque me veo ridículo», bromea.
Alega además que el concepto de divismo ha cambiando y es diferente entre hombres y mujeres. «Antiguamente la gente se acercaba a una soprano como si tocara al Papa. El público necesitaba de estas cosas». Pocas son las voces femeninas que siguen manteniendo ese aurea, al menos sobre el escenario, «ése es el caso de Renée Fleming».
Flórez, que asegura sentirse incómodo ante los halágos, goza de su propia corte de seguidores, los Florecidos . Club de fans que nació en España y que se ha extendido al resto del mundo. Sin embargo, no tiene tanta empatía con los seguidores de las redes sociales pues ni siquiera tiene Twitter. «No sé exactamente cómo funciona la tecnología», se disculpa.
«Para mí el canto es algo espiritual que me ha permitido crecer»
Además de cantar sobre el escenario el tenor también lo hace en casa, para su hijo, al que «le gustan las rancheras mexicanas y muchas veces me dirige», bromea Flórez, a quien le encantaría que se dedicara a la música, «que para mí es lo máximo». En cuanto al canto, asegura que además de una forma de relajación, «es algo espiritual», ha significado «una oportunidad para el crecimiento personal».
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