Sandro Veronesi: «Populistas y racistas se han apropiado del concepto de libertad»
El autor italiano publica «El colibrí», novela con la que ha ganado por segunda ocasión el premio Strega
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Iniciar sesiónExplica Sandro Veronesi (Florencia, 1959) que en todas sus novelas existe una parte «oscura y casi enmohecida» que, libro a libro, se ha quedado sin desarrollar. Una zona «angustiosa» y repleta de telarañas en la que el autor italiano rehusaba adentrarse. «No lo ... hacía por la inquietud que me generaba», reconoce. Con los años, sin embargo, las tornas han cambiado y si de algo se alimenta «El colibrí» (Anagrama; Periscopi en catalán), novela que le ha valido su segundo premio Strega, es precisamente de esas zonas oscuras que antes procuraba mantener a una distancia más que prudencial. Porque es ahí, asegura, donde habitan «las cosas feas, sí, pero también las soluciones». «Ha sido un acto de valor -asegura-. Pequeño, pero valeroso. Sacar un sentido de humanidad que estaba escondido me ha aportado positividad. A nivel literario, nunca lo había explicitado».
El resultado de esta suerte de terapia de choque es una novela optimista y luminosa que surfea las turbulencias de la vida de la mano de Marco Carrera, oftalmólogo de profesión que, como un colibrí, se mantiene en el aire a pesar de todo. Vida, muerte, familia y envites del destino alimentan una novela con la que Veronesi explora la superación y la vigencia, contra viento y marea, de la elevación y el entusiasmo. «El arte mayor es hablar de lo concreto, de lo verdadero, y cada uno de nosotros tiene una serie de cosas concretas que gobiernan la vida. Descubrirlo es un pequeño gesto de valor. Y eso es "El colibrí"», apunta un autor que, más de una década después de «Caos calmo», ha pulverizado sus propias marcas con un recibimiento de altura. «Ha sido el mayor éxito de mi vida, lo que ha conllevado satisfacción y, al mismo tiempo, culpabilidad; no podía ser que, en medio de esta angustia terrible , fuese el único que estaba contento», relata.
«Vivimos en un momento terrible. Tenemos la seguridad de que mañana será peor que hoy y de que dejaremos a nuestros hijos un mundo peor que el que nos dejaron a nosotros».
Sandro Veronesi
Escritor
Puestos a señalar el factor determinante que ha convertido «El colibrí» en la cima popular de su carrera, Veronesi lo tiene claro. «El éxito en Italia depende de la gran confianza que tengo en la novela, un instrumento del siglo XIX aparentemente superado que, sin embargo, sigue produciendo los monumentos más venerados», explica. Que el escritor italiano se refiera a la autoficción como «slalom para evitar la novela del siglo XIX» ya debería bastar para encuadrar sus filias pero, por si acaso, el autor de «Profecía» no escatima elogios.»La novela ha sido contrastada y combatida, pero todos seguimos amando las grandes novelas. Y no como algo pasado, sino que amamos lo que hay de vivo y contemporáneo en ellas», abunda. «Mi fé en la novela me la llevaré hasta la tumba», añade, tajante, por si quedaba alguna duda.
De mal en peor
Con «El colibrí» , Veronesi también recompone a través de objetos, muebles y discos la memoria de una época que viene a confirmar que, ahora más que nunca, cualquier tiempo pasado fue mejor. O, como mínimo, un poco menos malo. «Vivimos en un momento terrible. Tenemos la seguridad de que mañana será peor que hoy y de que dejaremos a nuestros hijos un mundo peor que el que nos dejaron a nosotros. Y esto es la primera vez que ocurre en nuestra civilización. Pero ya ni siquiera nos escandaliza. Sabemos que es así. Por eso tenemos que transmitir cierto espíritu, aunque sea a través de los objetos. Son testimonio de haber vivido una época a la que queremos aspirar a volver», explica Veronesi. La cultura, añade Veronesi, también debería servir para reencontrar el camino de vuelta a casa, algo que, dice, encarna a la perfección «Murder Most Foul», la canción que Bob Dylan lanzó en plena pandemia. «Aquella belleza en el momento más oscuro me iluminó. Fue un gran golpe de optimismo», recuerda un autor para el que estamos en «un momento muy duro de una historia maravillosa».
Un momento que, añade, se enfrenta también a «un conflicto inédito entre la libertad y la verdad». «En Italia, quienes se manifiestan contra las mascarillas lo hacen en nombre de la libertad. ¿En esto se ha convertido la libertad? Así que yo, que siempre he sido un libertario, he tenido que alinearme con la verdad. Populistas, racistas y fascistas se han apropiado del concepto de libertad y ha quedado libre el de verdad científica y contrastada», lamenta para ilustrar la última parte del libro, en la que ha tenido que aventurar lo que ocurrirá en la próxima década. «Ellos se manifiestan por la libertad, nosotros por la verdad. No por una verdad absoluta, sino por una que permita la vida en comunidad», añade.
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