«Pido el derecho de administrar la herencia de Stieg Larsson»
El acoso de la prensa internacional, ansiosa de publicar una sola palabra pronunciada por ella, ha provocado el voluntario retiro de la vida social de la famosa «viuda» de Stieg Larsson. Convertida en la nueva Garbo, huye de los medios de información y de los ... cotilleos. Durante nuestra larga charla, Eva Gabrielsson hace confidencias a ABC sobre la familia de Stieg, una madre adorable, ya muerta, que trabajó activamente contra la discriminación. Mantenían contacto con ella, un contacto casi inexistente entre el padre y el hermano de Stieg: «En el funeral, por ejemplo (hubo dos ceremonias, un entierro y un funeral) los Larsson, que solamente fueron a la segunda, solamente comentaban la cantidad de gente famosa que asistía al acto. Es que Stieg era muy querido en Suecia.
-Me dicen que va a Madrid la semana que viene.
-Sí, voy a Madrid, ¡voy a beber manzanilla!
-¿Es cierto lo que se rumorea, que una editorial española quiere comprar los derechos del libro que está escribiendo sobre Stieg Larsson?
-El objetivo principal de mi viaje a España es recoger un premio otorgado a Stieg por el Club Internacional de Prensa, en reconocimiento a su lucha por la igualdad entre sexos. Es un premio repartido con Lubna Hussein, de Sudán, aquella mujer que recibió 40 latigazos y pasó un mes en prisión por llevar pantalones. Aunque creo que sería porque tal vez trabajó activamente contra la discriminación de las mujeres.
-Pero ¿existe ese libro? ¿Se editará en España?
-Sí, existe. Ya lo he escrito pero se lo he vendido a una editorial francesa. Su título «de trabajo» es «El tiempo después de su muerte». Cuento todo lo que de verdad pasó tras la desaparición de Stieg, como actuó su familia, los detalles más íntimos y también sobre qué supone perder a un ser querido con el que has pasado más de 30 años de vida. Pienso que puede ser útil para otras personas conocer las reacciones que se sienten tras una muerte repentina.
- Se dice que Stieg era un trabajador incansable, ¿es verdad que le dejó un par de veces para que reaccionara y le dedicara más tiempo?
-Sí (risas). Es absolutamente cierto. Pero claro que volví a las pocas semanas. No podíamos vivir el uno sin el otro.
-Se ha escrito últimamente que ha dicho «no, gracias» a los 20 millones que le ofrecía la familia de él.
-Eso no es verdad. El padre y el hermano de Stieg tienen un abogado nuevo que filtra a la prensa lo que piensan y lo que les conviene para formar opinión. Yo preferiría que nuestros abogados mantuvieran un diálogo para arreglar la situación, algo que a veces parece imposible.
-¿Usted qué pide?
-Sobre todo el derecho de administrar la herencia de Stieg, su obra para que nadie pueda (como ya ha ocurrido) cambiar sus títulos y sus textos. Para que nadie se aproveche de todo eso de mala forma.
-Ayudaba a escribir a Stieg?
-Sí, juntos concebíamos la trama de las novelas que, por cierto, relatan partes de nuestras vida en común. Esa trilogía es en realidad la historia de nuestras vidas, de lugares, personas y sucesos que hemos vividos juntos o separados.
-Es evidente que «Millennium» denuncia el machismo y la discriminación de la mujer. ¿Han captado los lectores ese mensaje?
-Los suecos no, pero creo que los españoles, franceses y demás europeos sí. «Millennium» es como un diccionario sobre el machismo, una antología que muestra los mecanismos que mueven a los hombres maltratadores.
-¿Habla español, conoce España?
-Entiendo algo y admiro a la progresista España. Estoy orgullosa de decir que es pionera, la primera nación del mundo donde existen medios oficiales contra los maltratadores, con tribunales y jueces que funcionan y trabajan rápido, con un «observatorio» que actúa de forma inmediata. En Suecia, tan adelantada en otras cosas, ¡pueden tardar más de un año! Todo esto se lo cuento a mis amigos suecos.
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