Mucho Murakami y poco Philip Roth en las casetas de la Feria del Libro de Madrid

Roth alcanzó la fama en 1969 con «El lamento de Portnoy» , un alegato onanista inédito para aquella época, y ganó el Pulitzer treinta años después con «Pastoral Americana» , pero el guiño a Orwell de Murakami es un superventas de la temporada pasada, y las librerías lo tienen a la vista.

Obras de Roth asomaban ayer en la primera fila de una docena de casetas. Tras enterarse del fallo, casi todas tiraron de fondo para salvar el tipo. En Fnac (83) hacían guardia, con tapas de inconfundible amarillo, cuatro ejemplares de «Némesis»: la avanzadilla de lo que llegará entre hoy y mañana desde los grandes almacenes. «Traeremos lo que tengamos en el stock », explican en la caseta.

Las editoriales tardarán unos días en cubrir los pedidos, y los libros no llegarán al parque para el fin de fiesta (el domingo 10 de junio). Es el caso de la Casa del Libro (54 y 55). «En las tiendas tampoco nos queda mucho del autor, así que no lo tendremos en la Feria...», explican.

En la librería Traficantes de Sueños (119) tienen claro que no llevarán al parque una remesa especial de Roth, por mucho que brille el trofeo: «Solo traemos cosas que conocemos bien y que podemos recomendar personalmente. Ya hemos hecho nuestras apuestas y no vamos a cambiarlas a última hora».

Dos excepciones confirman la regla: una obvia, la de Mondadori, que edita a Philip Roth en español, y otra casual, la de la librería Reno (130). La primera ha dedicado un espacio al norteamericano, ha sacado la artillería pesada («Pastoral Americana», «La conjura contra América» y todos los publicados en Debolsillo) y ha colocado en la caseta carteles con el rostro del escritor anunciando el galardón. «Es un autor de la casa que siempre tenemos presente», indica Cristina Salazar, comercial del grupo. «Los premios se notan mucho, pero se vende bien igualmente».

Reno fue la segunda caseta que más presente tuvo ayer a Philip Roth. «No sabía ni que estaba nominado», relata Marisa Somoza, «es un escritor que me gusta y justo había pedido libros hace unos días». Celebra la casualidad y añade: «Mientras los demás los piden... ¡Yo ya los tengo aquí!».