Eduardo Mendoza vuelve a poner en órbita al detective de las pepsicolas
El escritor publica «El enredo de la bolsa y la vida»
sergi doria
Eduardo Mendoza se quedó pasmado: «Centro de Yoga: El Jardín de la Perfecta Felicidad. Se traspasa». Así es la crisis y así arrancó la nueva novela de Mendoza, «El enredo de la bolsa y la vida» (Seix Barral), protagonizada por ... un viejo conocido, el detective de las pepsicolas , el andrajoso antihéroe que que ya se soltara la lengua en «El misterio de la cripta embrujada» , «El laberinto de las aceitunas» y «La aventura del tocador de señoras».
Y junto al detective, los chinos , los otros actores principales de la novela. «Edad impone madurez. Cuando era joven, revolución. Ahora, vender baratijas» asegura el sentencioso y confucionista abuelo Suau.
«Los chinos -subraya Mendoza- son el misterio más grande de nuestro tiempo… Los que éramos marxistas y leíamos a Lukács hemos visto cómo ese país paupérrimo se ha apoderado del mundo fabricando y vendiendo bombillas que se funden cuando las enroscas…». No es extraño que el detective loco cambie la peluquería por el bazar: «Los chinos no engañan a nadie: venden baratijas que no sirven para nada y los pobres que quieren parecer ricos se las compran».
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