Luis Goytisolo: «La crisis económica es totalmente antierótica»
El escritor barcelonés publica su última novela, «El lago de las pupilas»
e. martín
Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) habla con un tono bajo y las pausas en su discurso se extienden más de lo regular. Pero no duda, y da la sensación de que todo lo que dice ya está pensado previamente. Nunca improvisa. Tampoco en sus ... libros, según reconoce. «Cuando empiezo a escribir la novela llevo más de un año dándole vueltas, trazando planos, imaginando el guión, los puntos de conexión de los personajes. Prácticamente está escrita en mi cabeza».
Goytisolo acaba de publicar « El lago de las pupilas » (Nuevos Tiempos. Siruela), una historia compuesta de varias historias, estructura frecuente en su narrativa. Ya «Antagonía», su obra principal –comparada por algunos con las mejores del siglo pasado–, siguió este modelo. De hecho, hasta hace unos meses no se habían publicado en un mismo volumen las cuatro tramas que conforman la novela . «El lago de las pupilas» también está creada a partir de cuatro líneas narrativas, que se desarrollan en distintos espacios y momentos, pero que acaban confluyendo por el paciente trabajo del azar.
Aunque trabaja sobre un relato previamente construido, hay una cosa que el escritor barcelonés sí deja a la suerte del momento, la inspiración. Desde que, con pocos años, quedó asombrado por la Sinfonía Júpiter, Mozart le ha acompañado por toda su carrera literaria. «Puedo escucharlo y dejar que se repita la pieza una y otra vez sin cansarme». Y quizá esto sí tenga mucho que ver con el resultado de sus obras. «Influye mucho la inspiración, en el sentido que llevas la novela pensada. Es el momento de precisar, de concretar en palabras. Lo cuido mucho porque la capacidad vocativa depende de la elección correcta de las palabras».
«Esta crisis es la más grave que yo he vivido nunca»
Una de las líneas narrativas del libro se ocupa –«de manera paródica», dice– de la vida de un perdiodista encargado de cubrir una cumbre económica celebrada en Locarno, Suiza. Hombres encorbatados que, desde el atril y con un lenguaje cargado de un optimismo un poco inverosimil, recurren a justificaciones de tipo económico para defender los temas más diversos. Es la representación de nuestra sociedad, «que atraviesa la crisis más grave que yo he vivido. Tengo recuerdos de niño de las dificultades de la posguerra, pero claro, como niño no me enteraba. Todo me parecía normal. Si el pan dependía de la cartilla racionamiento, pues me parecía bien porque no conocía otra cosa. Es una situación que influye en todo, incluso en la vida sexual . Estoy seguro de que ha provocado todo tipo de catástrofes. Es totalmente antierótico», dice con una sonrisa.
Nuevos tiempos, nuevos géneros
Luis Goytisolo es académico de la lengua desde 1994, cuando pasó a ocupar el sillón C, que antes correspondía al poeta Luis Rosales. Su compromiso con la palabra y la evolución de la literatura siempre ha sido máximo. Su fundación –la Fundación Luis Goytisolo , situada en el Puerto de Santa Mar ía, «ahora en "stand by"» por la falta de subvenciones– sirve de espacio para el desarrollo de estudios lingüísticos especializados. Desde esas dos posiciones privilegiadas ha comprobado lo mal que ha envejecido la literatura. «Creo que está en crisis desde hace años. Más la poesía que la novela, pero la novela también. Cada modalidad tiene características determinadas, tiene su momento de auge, de esplendor y decadencia. Y el de la novela ha acabado».
¿Qué tiene que pasar para que a un género se le pase su momento? «Depende de los hábitos sociales, de lo que la gente hace para ocupar el tiempo. Es evidente que cada vez se leen menos libros. Eso no significa que se agotarán las novelas, ni los escritores, pero sí que dejará de renovarse. Aunque seguro que saldrán géneros de calidad. Siempre han existido de una forma u otra. De hecho la novela, tal como la entendemos, es bastante reciente; del Renacimiento, aproximadamente». «El cine y la novela, contrariamente a lo que se había dicho, han convivido perfectamente desde el siglo XIX. Es más, la novela influyó muy decisivamente en el cine. Pero la televisión ya supuso otra cosa. Ya no es como ir al cine, que era como ir al teatro; era tener un espectáculo en casa. Con la televisión pasan las horas, te quita tiempo que no aprovechas. Y con internet todo se acentúa, claro».
Soluciones lejanas
Sin embargo, Luis Goytisolo no es de los que despotrican contra todo lo que tiene que viene asociado a internet. No critica la herramienta, sino el uso. «Lo que da miedo es la gente que piensa que todo lo que quiere saber está en internet y que descuida los conocimientos necesarios previos. Está muy bien como instrumento, pero necesitas los contenidos básicos, que por desgracia están desapareciendo de los planes de estudio . Hay que saber historia , historia del pensamiento , geografía , tener una cultura artística, literaria, etc. para poder manejarte bien».
Las soluciones no son fáciles de encontrar –«habría que decretar lo contrario de lo que se decreta», dice–. Uno de los caminos sería el de reducir la distancia que separa eso que se ha venido a llamar alta cultura y la cultura popular, de elementos más folclóricos. ¿El objetivo? Que la comunicación se dé en los dos sentidos: que la alta cultura beba de la popular y que la popular se inspire en la alta. «Importan las dos cosas. El problema es que la cultura popular también está desapareciendo en todas partes. Todas las diferencias tienden a diluirse, solo quedan los aspectos más vulgares. Como la tomatina (de Buñol). ¿Pero qué hacen con los tomates? Se convierten en símbolos vacíos. Yo nunca le haría eso a un tomate (ríe)».
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