La karateca olímpica Sandra Sánchez se pasa a la literatura infantil tras su retirada
Su vida inspira una colección protagonizada por una pequeña gata que no cejará en su empeño de convertirse en la mejor karateca de la historia
Sandra Sánchez durante la presentación de la serie
No queda ni rastro de la dureza en el rostro de Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 1981) cuando competía en su modalidad de kata individual femenino. La karateca más laureada de la historia es todo sonrisas y dulzura en su encuentro con ... los medios para presentar los libros infantiles de Kat Karateka (Beascoa) que se han inspirado en ella. «Yo sigo conectada a mi niño interior y no quiero perderlo«, ha señalado para explicar la ilusión con la que ha afrontado este nuevo proyecto tras su retirada, coronada con una medalla de oro en los Juegos Mundiales de Alabama el pasado julio.
«Le tenemos que agradecer que se mostrara tan encantadora y tan generosa con nosotros cuando le propusimos el trabajo. Compartió sus inquietudes, vivencias y sabiduría acerca del kárate para poder transmitirlas en la serie«, ha afirmado Alejandra Velasco, editora de la serie junto a Anabel Lobo, que ha tenido a Inés Masip como redactora y a J. C. Bonache como ilustrador.
A base de reuniones en las que ella contaba su historia, definieron al personaje protagonista, la gatita Kat Katosawa y los valores que querían transmitir a través del kárate. «Me ha emocionado mucho todo el proceso. Hasta he soltado alguna lagrimilla«, ha reconocido Sandra. »Muchas veces mi vida ha sido como una bola de nieve que va rodando y no me ha dado tiempo a pensar. Cuando te ves reflejada en algo, empiezas a echar la vista atrás y ver las cosas que te han pasado. Creo que por eso me han conmovido tanto ciertas partes del libro«.
Portadas de los dos primeros títulos de la serie
Dirigidos a niños a partir de 4 años, los libros narran las aventuras de Kat, que quiere convertirse en la mejor karateka, a pesar de la resistencia de su madre, que prefiere el ballet, y de las personas que le rodean, que le dicen que es demasiado pequeña y adorable. Pero nada le hará cejar en su empeño. Las similitudes con sus comienzos son más que evidentes. «Yo de pequeña mona no sé si era, pero cabezona... -estalla en risas-, un rato. Kat refleja esa constancia. El hecho de que cuando quieres algo vas a hacer todo lo posible para conseguirlo. Y también que equivocarte es parte de la vida y que no está mal. Hay que caerse para levantarte e ir aprendiendo de tus errores para evolucionar como persona«, ha indicado la karateka.
Sánchez ha contado con unos aliados de excepción en este proyecto: sus sobrinos. A ellos le enseñaba en secreto como iba avanzando Kat. «Quería saber cómo reaccionaba un niño y su 'feedback' fue muy positivo. De hecho, ellos fueron los primeros que se dieron cuenta. A los cinco segundos de ver la portada me dijeron: 'Tita, no tienes cabeza'«, ha relatado divertida Sandra. Se refiere a que en la contraportada de la primera edición de 'Kat Karateka y el gran combate', su imagen aparece sin esa parte de su cuerpo.
Valores
Tratándose de literatura infantil, la aparición de los valores es inevitable. La deportista también ha señalado el que más quería resaltar, además de la citada perseverancia: «La competitividad. Siempre existe el debate de si es positiva e incluso si debe haber. Existe, y nos hace mejorar y superarnos. La diferencia entre una buena o una mala es cómo enfrentarla y qué te enseña«.
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Respeto, honestidad, amistad o la importancia de aprender son otros referentes que cruzan la serie. Pero Sánchez hace una advertencia: «Siempre digo que el deporte no es una varita mágica de valores. No por apuntarte a alguna disciplina ya eres bueno. Lo que hace el deporte es ponerte en muchas situaciones para que desarrolles esos valores«.
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