'Telúricos y primitivos. De la Escuela de Vallecas a Miquel Barceló': viaje al origen en el Museo Thyssen-Málaga

Esto es el 'Telurismo', que se proyectaría en las obras de esos artistas ligados a la Escuela de Vallecas de una manera singular y estrictamente contemporánea, modulada por lenguajes de este momento, como el Surrealismo y la figura de Picasso, pero en la que podemos hallar ciertos ecos de la tradición.

De hecho, el subtítulo de la muestra sitúa la experiencia vallecana como punto de partida de una sensibilidad, querencia o constante que, desde entonces, cruza el arte español del siglo XX. He aquí otro viaje, el de mayor alcance y trascendencia, que nos permite recorrer la obra de hasta 45 artistas españoles y nos lleva hasta finales del siglo XX con Miquel Barceló.

Junto a lo telúrico, el Primitivismo es el otro vector de creación sobre el que se sostiene este relato, que aspira a convertirlos en elementos esenciales de una poética que vendría a definir parte del arte español del siglo XX y que habría de sumarse a otras que articulan las identidades de la creación artística nacional, como el Miserabilismo, los Expresionismos, el Realismo grave o severo, el Conceptismo o el Misticismo.

El conjunto nos sitúa ante una nueva mirada y, tal vez, un nuevo estado respecto a nociones como lo ancestral, lo vernáculo, lo rural, lo atávico, la tierra, el paisaje, la Naturaleza, lo geológico, el magicismo y lo esencial y primigenio, vehiculados en distintos códigos estilísticos entre los que destacan lo orgánico, lo esquemático, la potencia y lirismo de los materiales plásticos, la adustez del paisaje castellano y cierta ensoñación, según las escuelas y artistas que conformarían esta poética (comparecen creadores ligados a la Escuela de Altamira, Dau al Set, El Paso, Pórtico, LADAC...).

En muchas de esas miradas operan tanto enunciaciones de la identidad de 'lo español' y vinculaciones, más o menos explícitas, con la tradición y la herencia artística más reciente (Picasso y Miró, especialmente), como una convergencia con algunas de sus soluciones y desarrollos lingüísticos internacionales, como el Surrealismo –cómo no relacionar las imágenes de Pérez Siquier y el maravilloso Torner de 1957 con las fotografías de 'graffitis' de Brassaï– o el Primitivismo que cruza las vanguardias y buena parte del arte del siglo pasado.

No podemos olvidar cómo en los años veinte se desarrollan las primeras grandes investigaciones en torno al arte de la Prehistoria, de los pueblos no occidentales y de los enfermos mentales y los niños, entendidos éstos como seres no adulterados ni deformados culturalmente.

Para ello, y como una de las virtudes que adornan esta exposición, 'Telúricos y primitivos' se constituye en un ensayo enciclopédico en el que, ciertamente, pocas figuras faltan (la ausencia más importante sería la de Pancho Lasso, compañero de paseos vallecanos de Alberto Sánchez, incluso documentador de efímeras construcciones en la propia Naturaleza, en el Cerro Almodóvar).

En algunos casos, ese valioso afán por hacer exhaustiva la constelación de nombres que permite visualizar con rotundidad la configuración de una poética fructífera y sostenida en el tiempo se apoya en obras menores de algunos de los autores que concurren, aunque cumplen solventemente la función de cartografiar este territorio; ocurre con la obra de Maruja Mallo, que se aleja del marco en el que es incorporada, aunque asumimos la dificultad para contar con piezas contundentes de ella en un momento en el que el Museo Reina Sofía programa la trascendental exposición sobre la creadora gallega.

O con Picasso, representado por varias litografías de los años cuarenta, útiles para reforzar el componente esquemático de algunas de las manifestaciones en torno a lo primitivo, pero, en cambio, no se evidencia la ascendencia que pudo tener sobre los 'vallecanos' gracias a sus 'Bañistas' de Cannes, Dinard y París (1927-29), las 'Metamorfosis' de esas fechas, sus personajes geológicos de Boisgeloup (1931) o sus variaciones de la 'Crucifixión' de Grünewald (1930-32).

'Telúricos y primitivos. De la Escuela de Vallecas a Miquel Barceló'

Museo Carmen Thyssen-Málaga. C/ Compañía, 10. Comisarios: Bárbara García Menéndez y Alberto Gil. Hasta el 1 de marzo de 2026. Cuatro estrellas.

En cualquier caso, el montaje depara algunos ámbitos verdaderamente prodigiosos, en los que se establecen diálogos y guiños contundentes y ricos que hacen plausible la tesis de una poética recurrente sobre la que se funda esta exposición –pienso en los encuentros de Nicolás de Lekuona,Godofredo Ortega Muñoz y Teresa Lanceta; de Alberto Sánchez y Aurèlia Muñoz; el redescubrimiento telúrico de Palazuelo o el conjunto de la Escuela de Vallecas–.

Una oportunidad para viajar a esas nuevas traducciones plásticas acerca del origen, lo primigenio y el poder de la Tierra.