'Tampoco yo soy un robot', de Amalia Iglesias Serna: la conciencia frente a la barbarie

Frente al rumor de las máquinas, frente a la caída de una civilización de dimensión humanista, tal vez la poesía sea uno de los últimos lugares de resistencia. Tampoco yo soy un robot parte de una inquietud, de un malestar, de una pregunta: ¿cuál es el sentido hoy de lo humano?

POESÍA

'Tampoco yo soy un robot'

• Autora Amalia Iglesias Serna
• Editorial Vaso Roto
• Año 2025
• Páginas 88
• Precio 14,95 euros

En esta mutación actual, en este desprestigio de las utopías, en esta pérdida del centro y de los sueños tal vez estemos a punto de formar parte, como señaló Alessandro Baricco, de un nuevo modo de civilización, o como señaló Umberto Eco de una nueva locura o de una nueva forma de idiotez.

‘Tampoco yo soy un robot’ es, por ello, un libro de denuncia en tanto es un grito, un libro de conciencia en tanto intenta buscar el sitio perdido, en tanto apela a la íntima relación con las cosas frente a la esterilización actual de los afectos.

La voz poética que construye Amalia Iglesias es una voz que hace suya la incomodidad actual, la melancolía frente a un mundo queintenta liquidar los viejos valores humanistas. Amalia Iglesias crea en estos poemas toda una conmoción, un lenguaje de potentes imágenes a las puertas del infierno, unas palabras que van rompiendo los nuevos mitos y tratando de restituir los vínculos frente al miedo, la calidez de los seres frente a las heridas.

Hay una lamentación que busca «coser eternamente los añicos», encontrar la dimensión de los antiguos deseos. ‘Tampoco yo soy un robot’ expresa una postura que es rastreable en otras zonas de la producción de Amalia Iglesias: el acercamiento a lo sagrado como respuesta moral, el ritual de una conciencia en crisis, un estado de excepción sentimental que busca, como diría en Tótem espantapájaros, «el calor de tu mano».

El libro empieza con una letanía que es una forma, un intento de sanación, un salmo que busca restablecer un consuelo, una manera de estar frente a este vendaval de esterilidades. Y termina con el réquiem que anuncia una extinción.

Uno de los aciertos de ‘Tampoco yo soy un robot’ es, como decíamos, la creación de un lenguaje poético de gran altura conceptual y emocional. Un lenguaje donde lo científico, lo tecnológico, incluso lo económico forma parte del discurso y donde se transmite una voz muy contemporánea que está suspendida entre la vulnerabilidad y la resistencia.

Una voz en crisis no solo al retratar las encrucijadas culturales de nuestra época, sino también los desafíos vitales, existenciales y hasta biográficos: el paso del tiempo, el amparo de la memoria.

Contra las dudas, este nuevo libro reivindica lo bello y lo bueno. Es, en el mejor de los sentidos, un libro de la conciencia, una poesía de la conciencia, un libro que reivindica la contemplación «de una rosa hasta pulverizarse los ojos».

Pocos libros encontrará el lector como este, tan alto, tan rotundo, tan grande en calidad y en visión. Un libro que vuelve a situar a Amalia Iglesias Serna como una poeta indiscutible y valiosa. Aquí está el camino para poder regresar, para volver a ponerse al lado de una poesía que tanto nos dibuja, tanto nos denuncia y tanto nos acompaña desde hace ya tiempo.