CRÍTICA DE:
'Sé mía', de Richard Ford: resurección y ¿muerte? de Frank Bascombe
narrativa
Insiste el autor norteamericano que esta sí es la última vez que leeremos de su puño y letra y, sobre todo, oiremos con voz y fraseo al clásico protagonista 'fordiano'
Otras críticas del autor
Richard Ford (1944, Jackson, Misisipi, Estados Unidos)
Su tan breve como iluminador prólogo para la Everyman's Library de 'The Bascombe Novels' (de 2009, y conteniendo lo que se suponía como trilogía cerrada publicada entre 1986 y 2006: 'El periodista deportivo', 'El día de la Independencia' y 'Acción de Gracias') ... Richard Ford explicaba que, cuando le preguntaban si su proyecto fue el de crear arquetípico/paradigmático 'everyman Made in USA', él se sentía muy halagado; pero que esa jamás había sido su idea original.
En principio Ford (1944, Jackson, Mississippi) nunca pensó eso porque no se creía capaz de algo así, y se decía que nada podía resultarle menos interesante que seguir durante décadas a un mismo personaje. Pero ahí mismo, Ford citaba lo de E. M. Forster en cuanto a «lo incalculable de la vida».
NOVELA
'Sé mía'
- Autor Richard Ford
- Editorial Anagrama
- Páginas 400
- Precio 21,90 euros
Y cabía suponer que lo mismo primero pensaron y les ocurrió después a John Updike con su Harry 'Conejo' Armstrong y a Philip Roth con su Nathan Zuckerman. Eso de un protagonista de su propia vida y, además, testigo de sus tiempos. En cualquier caso, por entonces, adiós de Ford a Bascombe.
Pero Bascombe regresó en 'Francamente, Frank' (2014) solo para volver a despedirse. Y, claro, aquí está de nuevo en 'Sé mía' que, insiste Ford, esta sí es la última vez que leeremos de su puño y letra y, sobre todo, oiremos con voz y fraseo de Bascombe. Porque los libros de este ahora septuagenario padre y doble ex esposo y alguna vez con ambiciones literarias pero finalmente agente de bienes raíces —todos 'road novels' con sede en New Jersey— son primero y principalmente novelas-de-voz.
La dicción como estilo y lo que se dice como trama, sí. Frank es –como aquel otro Frank– La Voz
Ese gran género norteamericano que posiblemente se inicie con Twain y se continúe con Bellow y Salinger y llegue hasta Ellis: la personal singularidad de un modo de mirar monologando. La dicción como estilo y lo que se dice como trama, sí. Frank es —como aquel otro Frank— La Voz.
¿Y cómo 'suena' Frank ahora? Nunca cansino pero, inevitablemente, más cansado. Y, de algún modo, 'Sé mía' —esta vez con San Valentín de fondo— es como el reflejo tardío de aquel viaje junto a pequeño y perturbado hijo en 'El día de la Independencia'. Solo que ahora ese hijo tiene la edad que el padre entonces y, además, tiene ELA. Y Frank se enfrenta a un crepúsculo 'boomer' en el que, sin embargo, no admite como imposible la llegada de un nuevo amor.
Así, otra peripecia para hacer cuentas, insultarse cordialmente como comediantes decadentes, cerrar heridas que nunca serán cicatriz (Paul tiene mucho para reprochar) y (Frank al habla, siempre entre el 'one-liner zen' y el 'koan' occidental) decirse casi todo aquello que nunca se dijo con el patriótico y cabezón Mount Rushmore como última escala. Mole donde contemplar a esos padres de la patria —a la vez que Frank recuerda otro viaje allí, de niño junto a sus progenitores— como solo un padre un tanto despatriado puede hacerlo. Alguien más que consciente de que en los últimos tiempos piensa mucho en la composición de la felicidad y que «No todas las historias acaban bien» pero que, aún así, «En la penumbra se pueden encontrar algunas luces encendidas»; porque «creo que hay mucho que decir a favor de rechazar enérgicamente muchas cosas, y la muerte ocupa un lugar destacado en la lista».
¿Y cómo 'suena' Frank Bascombe ahora? Nunca cansino pero, inevitablemente, más cansado
Así, suerte de género propio al que John Banville —admirado— definió como «existencialismo relajado». Algo que (analizando desde noticia de periódico hasta ropa de todo aquel con quien se cruza acaso como subterfugio para demorar, nunca demasiado, el autoanálisis) lleva a este hombre con ojos de rayos x a ser más persona que personaje e indiscutible clásico americano: algo tan marca registrada como el apellido de su creador.
Y advertencia: el pasado febrero coincidí con Ford y le pregunté lo que ya le había preguntado otros años: ¿es 'Sé mía' el último Bascombe? Y Ford respondió lo mismo que otras veces: «Sin duda», y después añadir un sonriente «Probablemente...».
Mientras tanto y hasta entonces —aún vivo, aunque nada cueste imaginarlo comentando su propio funeral —Frank Bascombe vuelve a ser nuestro.