iluminaciones
'La lección de anatomía', de Rembrandt: la realidad es como parece
Este cuadro de Rembrandt, pintado en 1632, es la expresión de una época de profundos cambios sociales y científicos
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Iniciar sesiónLa pintura no es nada sin una atmósfera. Rembrandt siempre fue coherente con su propia frase. Su obra maestra, 'La lección de anatomía del doctor Tulp', logra no sólo recrear una atmósfera, sino que además fija en el tiempo un momento de profundos cambios ... científicos y sociales. Vale la pena detenerse en este cuadro para estudiar el paradigma de una época, marcada por los viajes, el afán de conocimiento y la expansión del comercio.
Pintado en 1632, cuando Rembrandt había cumplido 25 años, el trabajo fue encargado por Claes Pieterszoon, primer cirujano y anatomista de la ciudad de Ámsterdam. Era conocido como el doctor Tulp, que significa en holandés tulipán, porque llevaba esta flor en el lujoso carruaje con el que recorría las calles para atender a sus enfermos. Era un oficio lucrativo y muy reconocido socialmente, como se puede constatar en la propia representación. Tulp, con una tijera en la mano, tiene sombrero y viste gorguera y el uniforme del gremio, signos de su elevado estatus. Mira al vacío, como si estuviera posando para la posteridad.
Está rodeado de siete colegas, que observan como disecciona un brazo. Rembrandt recoge en el cuadro de forma realista la anatomía del órgano, lo que indica que había estudiado las extremidades del cuerpo humano. El cadáver, situado de forma ligeramente inclinada, es el de un ladrón que había matado a un ciudadano al forcejear para robarle la bolsa. Había sido ahorcado en el puerto de Ámsterdam.
Las autopsias sólo podían realizarse con cadáveres de delincuentes ajusticiados
Según las leyes de la ciudad, las autopsias y las lecciones de anatomía sólo podían realizarse con cadáveres de delincuentes ajusticiados, por lo que eran muy poco usuales. Se efectuaban en un anfiteatro e incluso en algunas ocasiones se cobraba al público que asistía. Las primeras filas estaban reservadas para médicos y autoridades. En la representación de Rembrandt, aparecen solamente Tulp y sus compañeros en torno a la víctima tendida en un tablón de madera.
El pintor holandés había nacido en Leiden en 1606 en el seno de una modesta familia. Su padre era molinero, pero se esforzó en darle una educación. Abandonó su villa natal para instalarse en Ámsterdam, donde pronto se ganó una reputación como retratista. Era una profesión muy bien pagada, por lo que el artista logró amasar una considerable fortuna que dilapidó. En los años finales, tuvo que subastar todas sus obras de arte y murió en la penuria. Fue enterrado en una tumba sin nombre.
Cuando pintó 'La lección de anatomía' era habitual este tipo de encargos, que pretendían inmortalizar a un hombre notable y presentarle en el ejercicio de su profesión junto a otros colegas. Todos los protagonistas del cuadro son personajes reales con nombres y apellidos. E incluso el artista se esfuerza en plasmar la individualidad del ladrón, cuyo rostro es visible. Rembrandt trabajó también el color de la piel del difunto, utilizando unos pigmentos especiales para reflejar la palidez cadavérica.
Mirada de asombro
La obra, que mide 169 centímetros de alto por 216 de ancho, se halla en el museo Mauritshuis de La Haya. En 1828, fue adquirida por el rey Guillermo I cuando la fundación de las viudas de los cirujanos sacó a la venta el lienzo. Décadas antes del trabajo de Rembrandt, hay otros cuadros y grabados que muestran disecciones. Pero ninguno tiene el carácter realista de éste ni es capaz de retratar el carácter de unos personajes en los que podemos vislumbrar una mirada de reconocimiento y asombro.
Más allá de la representación y su técnica, 'La lección de anatomía' refleja un momento en el que la medicina pasa a ser una ciencia experimental, basada en la práctica y en la observación. El cuerpo es ya un objeto que puede ser estudiado y que funciona mediante unas leyes de la mecánica y la física que nada tienen que ver con la religión y el alma.
No es una casualidad que Rembrandt fuera contemporáneo de Newton, Locke y Hobbes, los padres de un empirismo que reivindica la observación frente a la metafísica, el uso de la razón frente a los dogmas y la primacía de la ciencia sobre la fe. El mundo sólo puede ser percibido mediante los sentidos, de suerte que sólo lo verificable es considerado como válido.
Cuando Rembrandt acepta este encargo, la Compañía Neerlandesa de las Indias comerciaba en otros continentes y Ámsterdam era la ciudad más prospera y abierta de Europa. En última instancia, el cuadro es la representación del ascenso de una burguesía y de la emergencia de un mundo que apuntaba a lo que hoy llamamos modernidad.
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