crítica de LIBROS
'Náufragos del imperio', de Pilar Bonet: El origen de la guerra de Ucrania
ensayo
Pilar Bonet presenta en 'Náufragos del imperio', desde su trabajo como reportera, una perspectiva de lo ocurrido los últimos veinte años entre Rusia y Ucrania
La resistencia cultural en Polonia: «Nos acusan de ir contra los intereses del país»
Conmemoración por muertos en Ucrania
Tres décadas de corresponsalía en lo que primero fue la Unión Soviética y ahora es la inquietante Rusia de Putin otorgan a Pilar Bonet una autoridad indiscutible a la hora de abordar lo que desde hace año y medio ocupa y preocupa al mundo: ... la invasión de Ucrania. El conflicto, eso sí, no empezó con ese día en que Putin puso en vilo a Europa. Viene de lejos. «En nuestro continente dos países eslavos vecinos luchan entre sí; uno por restablecer una identidad idealizada y el otro por forjar su identidad del futuro. Su pugna afecta a toda Europa y está en el origen de la guerra –escribe la experimentada periodista–. Ninguno de los agravios acumulados entre Rusia, por un lado, y Ucrania y los países occidentales que la apoyan por otro, justifica ese implacable ataque».
'Náufragos del imperio'
- Autora Pilar Bonet
- Editorial Galaxia Gutenberg
- Número de páginas 280
- Precio 21 euros
Este es el punto de partida de 'Náufragos del imperio' (Galaxia Gutenberg), en el que la periodista de 'El País' presenta una perspectiva de lo ocurrido estos últimos veinte años. Pues «la invasión rusa de Ucrania», dice en las primeras páginas del libro, «es la culminación de un proceso que comenzó en las elecciones presidenciales ucranianas del otoño de 2004», cuando se pusieron frente a frente dos visiones geoestratégicas, las que hoy se dirimen entre bombas, y que tuvieron sus primeras manifestaciones en la adhesión de Crimea a Rusia y la Guerra del Donbass. Este es el periodo que Bonet cubre en su libro, en un acercamiento que bebe de su experiencia como reportera. Porque 'Náufragos del imperio' no es un ensayo geopolítico, como los que podrían escribir los analistas que siguen la guerra desde la barrera, ni un recorrido histórico más o menos trabajado, sino el resultado de su trabajo; esto es, artículos inéditos, con entrevistas y perfiles, y sus cuadernos de notas y diarios de viaje.
MÁS INFORMACIÓN
La estructura elegida por Bonet tiene sus cosas buenas –lo que da el trabajo de calle, el diálogo directo con ciudadanos–, pero también otras negativas, como lo es una falta de contexto necesaria para los lectores que han perdido la perspectiva con tanto vaivén, que no termina de resolver la cronología del final, y también una cierta reiteración de testimonios sin demasiada unidad. Quedémonos con las mejores páginas, aquellas en las que la autora describe un mundo postsoviético edificado sobre terreno movedizo. De esta inestabilidad vienen las ansias expansionistas de un Putin que «ha perdido el sentido de la realidad y en su mundo de fantasía juega con los mapas, la historia y el espacio». Y como él, otros nostálgicos de la Unión Soviética que se alegran de ser por fin dueños de su destino: «Es cierto que a veces no somos muy democráticos y que hay autoritarismo, pero por lo menos hay orden». A todos ellos, recoge con acierto Bonet, «la anexión de Crimea y la revolución del Donbass les infundieron nuevos ánimos y les permitieron recuperar las causas de su juventud». ¿Que las razones que invocan son falaces, cuando no inciertas? «¡Todo eso es verdad, pero a nosotros no nos gusta que nos lo digan!». De aquellos polvos vienen estos lodos.