Crítica de:
'Metrópolis lunar', de Miquel Navarro: un mapa de ciudades inquietantemente perfectas
El artista valenciano protagoniza en Zaragoza dos citas expositivas con sus características obras bajo el título de 'Metrópolis lunar'
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Iniciar sesiónAcaba de inaugurar Miquel Navarro (Valencia, 1945) su exposición en Zaragoza, en la Mobility City que diseñó Zaha Hadid para la Expo 2008, y sale pitando para su tierra, para Mislata, donde se encuentra su casa, su estudio y el año que viene ... la Fundación que llevará su sombre. Su tierra ha quedado arrasada por la DANA, incomunicada, pero él toma carreteras secundarias para llegar cuanto antes. Cuenta que sus perros están solos y, lógicamente, está preocupado por todo lo que allí está pasando. Resulta contradictorio que Miquel Navarro, acostumbrado a diseñar ciudades ordenadas, de sólido corte futurista, se enfrente a tanta destrucción; a una suerte de fin del mundo nunca antes imaginado ni en el más dramático apocalipsis. Quizá inspire sus nuevas creaciones y si así fuera lo veremos en futuras muestras de su obra, porque Miquel Navarro, a sus setenta y nueve años, no para de trabajar.
Pequeñas piezas de hierro, de barro, en un montaje que invita a ser tocado, manipulado en sus muchos detalles como en su totalidad
No obstante, ahora, presenta tres de sus características ciudades, fechadas en distintas épocas: 'Ciudad 84-85', procedente de los fondos que guarda en la fundación que lleva su nombre; 'Una urbe en tus manos' (1998), de la Generalitat Valenciana, y 'Fluido en la urbe' (2003), del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Las tres esparcidas por el suelo, colocadas como en un meticuloso puzzle, evocan civilizaciones del pasado y te permiten viajar a escenarios próximos a la ciencia ficción. De hecho, van acompañadas de unos vídeos que en todo momento juegan con estas metáforas. «A veces es el propio material el que dicta su ley, otras veces es la idea de ordenar el caos o de desordenar lo ya existente», señala Miquel Navarro. Efectivamente, habremos de ver pequeñas piezas de hierro, de barro, en un montaje que invita a ser tocado, manipulado en sus muchos detalles como en su totalidad. Y, todo lo contrario, también te hace sentir muy pequeño, minúsculo. Sobrecogido. Ese orden y ese desorden del que él mismo habla y que parece anticiparse al caos que la realidad misma dicta con sus fenómenos naturales y con los desastres generados por la mano del hombre.
La peculiar carcasa, reticular, ideada por el imaginario arquitectónico de Zaha Hadid, no hace sino acentuar la experiencia estética y espacial pese a que las composiciones finales bailan un poco entre tanta amplitud. Lógico, por otro lado, porque este edificio no ha sido pensado para acoger exposición de arte alguna: ni de escultura, ni de pintura… ni de nada que se le parezca. Más bien, de coches y otros artilugios similares como se puede ver en las salas adyacentes. En realidad, esta muestra de Miquel Navarro es la primera que se inaugura aquí de estas características y sirve como complemento a la que también se presenta sobre su obra en la sede del Museo Goya-Camón Aznar Ibercaja de Zaragoza. Ambas llevan por título 'Metrópolis lunar' y como él mismo asegura: «He jugado con la luna y sol como centinelas de la ciudad».
- Miquel Navarro Metrópolis lunar. Comisaria: Lola Durán Ucar. Mobility City y Museo Goya Ibercaja. Hasta el 22 de diciembre. Cuatro estrellas
En las salas del museo, sito en el centro de la capital, habremos de presenciar un montaje mucho menos espectacular en el que se combinan cuadros y esculturas de grandes dimensiones que emergen como tótems de hierro. Efectivamente todo muy lunar, como así lo remarca la iluminación de los dos espacios que se reflejan en la superficie de los lienzos: del azul klein (que también recuerdan a las cúpulas de azulejos tan valencianas) al plateado. Tanto en este espacio con en el de la Mobility City todo resulta muy Miquel Navarro, porque, claro, hay que tener en cuenta que él es uno de nuestros creadores con unas señas de identidad más definidas, más reconocibles. Por eso, nunca engaña en sus propuestas, ya sea en la tierra, en la luna... Por el arte de Miquel Navarro no pasan los años.
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