Crítica De:
'La magia de las ruinas', de Gabriel Zuchtriegel: la arqueología que nos salva del olvido
ENSAYO
El director del Parque Arqueológico de Pompeya estudia los restos de la destruida ciudad romana y se pregunta: ¿por qué aún nos sigue interesando la antigüedad?
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Iniciar sesiónQuien piense que este libro es una mera guía de Pompeya se equivoca. Es la inteligente reflexión de un joven arqueólogo en el siglo XXI. ¿Cómo una ciencia que tiene más de dos siglos puede sobrevivir en nuestro mundo?. Gabriel Zuchtriegel estudió Arqueología Clásica ... en la Universidad Humboldt de Berlín y es doctor por la de Bonn. En el año 2015 fue nombrado director del Parque Arqueológico de Paestum. Y en el 2021 del de Pompeya.
Su tesis de licenciatura se tituló 'Letrinas y sistemas de alcantarillado en las antiguas ciudades griegas'. Solo los templos y santuarios tenían estos dispositivos. La frontera entre lo sucio y lo limpio radicaba en la religión. Zuchtriegel consiguió tan importantes puestos a pesar de las dificultades por ser alemán, un 'extranjero', se olvidaron lo de europeo, que accedía a un puesto en 'contra' de los candidatos italianos. Su buen hacer lo llevó no solo a triunfar sino además a obtener la nacionalidad italiana en el 2020.
ENSAYO
'La magia de las ruinas. Lo que Pompeya dice de nosotros'
- Autor Gabriel Zuchtriegel
- Editorial Taurus
- Año 2024
- Páginas 216
- Precio 22,90 euros
¿Por qué aún nos sigue interesando la antigüedad? ¿Qué nos dice? Estas preguntas se las hace una persona que debe estar en la cuarentena. Y tiene razón al respondernos que nosotros también estamos en ese pasado y no podemos dejar de contarlo y de redescubrirlo. Estamos atados a él y no por voluntad propia. Aquellas decisiones que se tomaron antaño nos siguen influyendo. Cada generación redefine su propio pasado. El Renacimiento y el Neoclasicismo así lo hicieron.
La arqueología es, sobre todo, la reconstrucción de la vida cotidiana de todas las clases sociales. Y Pompeya es una mina. «Esta ciudad encierra una alabanza del olvido. Pero al fin y al cabo, sin olvido no puede haber redescubrimiento. Sin destrucción no puede existir la magia de la recuperación y la conservación. En el fondo no hay historia sin olvido, porque la historia siempre significa elegir qué contar y qué omitir, es decir, olvidar. Si no existiera el olvido el pasado no sería en absoluto el pasado, sino que seguiría estando indudablemente ahí, presente, actual», escribe Zuchtriegel. El arte y la arqueología son escapatorias del presente. Las ruinas nos piden que las recordemos. Nos hablan de nuestra propia alma porque ya están despojadas de todo lo superfluo.
¿Cuál es hoy la actividad más importante de la arqueología? La búsqueda de financiación. Y esta asignatura que no se enseña es de las más valoradas por los tribunales. Zuchtriegel restauró la famosa tumba de 'El nadador de Paestum', gracias al mayor empresario de mozzarella. Los estudios clásicos siguen sufriendo la pérdida de importancia por el declive humanístico. La Arqueología Clásica que marcaba el ritmo ahora va a la zaga del resto de las humanidades. Pero la arqueología beneficia a la humanidad y es colaboradora esencial de todas las disciplinas.
Pompeya está rodeada de barrios suburbanos e instalaciones industriales, muchas de ellas abandonadas
Pompeya está rodeada de barrios suburbanos e instalaciones industriales, muchas de ellas abandonadas. El desempleo juvenil conduce a la criminalidad. Pompeya es uno de los más grandes destinos arqueológicos del mundo, pero encierrafuera de sus muros un gran conflicto social. La escala de delitos en esta zona del sur de Nápoles está compuesta por el tráfico de drogas, el tráfico de personas, la prostitución y el comercio de antigüedades. Quien roba un objeto antiguo podría estarnos robando una gran respuesta.
Por eso el joven director de Pompeya ha creado actividades educativas, culturales, recreativas y deportivas. La música y el teatro han resultado sanadoras. Les ha hecho ver a estos muchachos que ellos también son copropietarios de semejante patrimonio. ¿Es esta también la labor de un arqueólogo? ¡Sí! Y además la dirección cultiva el vino de Pompeya y otros productos de la naturaleza que surgen.
La arqueología sigue hablándonos de experiencias estéticas, emocionales, religiosas y sociales. Y todo esto tiene que ver con el dolor, el placer, la felicidad, las pérdidas y ausencias, la muerte, la vida diaria, la violencia, el saber y el conocimiento, el amor, y todas las emociones en general. Esta geografía vital del ser humano, en todas las épocas, se observa muy bien en los vaciados de los cuerpos que huían del Vesubio. Peregrino espiritual se calificó Stendhal a sí mismo viajando por Italia. Y lo somos quienes lo emprendemos para consolarnos, para pensar, para entrenarnos para el otro viaje siempre presente.
El alma de las cosas
Es un ir hacia el alma de las cosas donde quizás la nuestra nos está esperando. «Y si enseñamos a las nuevas generaciones a acumular publicaciones y financiación y a diseñar exposiciones, pero nos olvidamos de los sentimientos, y menos aún si estos son sublimes, ¿qué nos queda?», comenta Zuchtriegel. Y a todo esto añade otros interrogantes sobre asuntos de no menos interés: Sobre la importancia de las copias romanas; sobre la violencia sexual en la mitología; sobre trasladar o no de lugar las pinturas y estatuas; la interpretación de la Villa de los Misterios; la mala explicación del politeísmo; las villas rurales pompeyanas; las relaciones con los medios de comunicación y la utilización de la inteligencia artificial y los drones.
«En Grecia no existía la palabra violación, mientras que en Roma únicamente se hablaba del abuso o acto vergonzoso. La violencia sexual formaba parte de la antigua normalidad. Si hoy decidimos entender el sexo en la antigüedad, en conjunto, como violación, corremos el riesgo de negar a las figuras femeninas hasta el último margen de autodeterminación calificándolas de forma generalizada como víctimas», explica Zuchtriegel, quien homenajea a Margarete Bieber (1879-1978), una de las primeras mujeres doctoras en Arqueología Clásica.
Les puedo asegurar que es este un magnífico libro. Y me alegro que un lugar tan querido y conocido por mí tenga a un joven arqueólogo, culto y buen gestor de director. Y por lo que también del libro se desprende, buen narrador.
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