cinco minutos de gloria
Godard, a dos bandas
Debate entre las nuevas generaciones y los 'viejos' devotos del maestro de la 'Nouvelle Vague'
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Iniciar sesiónNo salgo de mi asombro y, claro, les tengo que contar por qué. El día en que murió Godard asistí a un curioso rifirrafe intergeneracional que paso a relatarles con pelos, señales y ese plus de ironía que dan las canas. A un lado ... del ring, los más jóvenes del lugar que no habían oído hablar del cineasta francés hasta la fecha misma del deceso pero que, conforme iban descubriendo sus películas y sus hazañas de hombre curtido en mito cultural del siglo pasado, acabaron rendidos a sus pies, devotos de unas películas viradas al blanco y negro como iconos de un tiempo (muy) pasado; raudos a pasarse un fin de semana sentados en el sofá siguiendo las correrías de 'Al final de la escapada', previo paso (y pago) por una plataforma televisiva.
Al otro lado del cuadrilátero (que no me atrevería a definir como intelectual, simplemente, de cafetín a media mañana), los más veteranos. Puede que no hayan visto toda la filmografía de Godard de la A la Z pero sí cuentan con avales suficientes como para afirmar con altisonante rotundidad que Godard y su 'Nouvelle Vague' es un soberano rollo, intragable a estas alturas de sus vidas.
Me sitúo en el centro mismo de un debate plagado de tópicos a ambos lados del cuadrilátero. Ya saben que nada hay menos riguroso que hablar por hablar –¡y nos gusta tanto!–, pero la conclusión a dos bandas tiene su enjundia si te colocas como oyente de fondo. La juventud es un divino tesoro porque todo está por descubrir. Imaginen un emoticono con cara de sorpresa a todas las horas del día. La madurez deviene en asco cuando se queda con la mueca del desprecio más absoluto a sabiendas de que está pasada de rosca y resulta grosera e insultante. Me apunto ambas ideas que zumban en mis oídos. Y ustedes pensarán que me deje de zarandajas y que me sitúe a uno u otro lado del cuadrilátero. Ahí va: A veces Godard me parecía un rollo, metido con cucharones hasta la arcada. Y benditas las nuevas generaciones que nos descubren lo ya descubierto.
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