El Drama del exilio

José Machado, el cronista de los últimos momentos de su hermano en Collioure

Una nueva carta de José Machado en los primeros trances del exilio en Francia quedaba por dar a conocer al público. ABC Cultural la ofrece ahora a los lectores

(Bajo estas líneas transcripción íntegra de la misiva al embajador de México, Narciso Bassols) )

Los Machado y su lección de Historia, por Diego Doncel

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Antonio Machado (a la izquierda), José Machado (a la derecha), la mujer de este último, Matea Monedero (en el centro) y sus tres hijas; en el centro, la madre de ambos, Ana Ruiz foto coloreada por rafael navarrete @historiacolor

Pedro Corral

Es uno de los capítulos más tristes de la triste Guerra Civil. La muerte del poeta Antonio Machado el 22 de febrero de 1939, al mes de salir de España al exilio, en la modesta habitación del pequeño Hotel Bougnol-Quintana, del pueblo francés ... de Collioure. Su madre, Ana Ruiz, de 84 años, fallecerá tres días después en la misma habitación. 

En otro cuarto se hospedan José Machado, de 60 años, pintor y profesor de arte, y su mujer, Matea Monedero, que han compartido el trágico destierro. También han salido de España otros dos hermanos: Joaquín, de 58 años, periodista y funcionario del Ministerio de Trabajo, y el más pequeño, Francisco, de 54, director de prisiones.

Como en tantas familias, la contienda ha dividido y envuelto en alambre de espino la intimidad de los afectos. En España, en la zona 'nacional', ha quedado Manuel, que hará gestiones para hacer efectivo el regreso de Francisco, quien se reincorporará por un tiempo al servicio de prisiones del nuevo régimen hasta ser dado de baja con excedencia forzosa por su «deficiente percepción del momento actual».

La salida de Antonio Machado y su familia desde Barcelona el 22 de enero de 1939 ante el avance de las tropas franquistas; el camino ya sin retorno hacia Francia desde una masía del municipio gerundense de Viladasens; el cruce de la frontera en Portbou bajo una lluvia glacial; la primera noche en el exilio tratando de descansar, de agarrarse a los últimos traqueteos de la vida, en un vagón en vía muerta en la estación de Cerbère, hasta su traslado a Collioure…

Todos los detalles del calvario de los Machado, que fue el de centenares de miles de españoles derrotados, están relatados por el hombre que auxilió a la familia en su marcha a Francia, el periodista Corpus Barga, en el último tomo de sus memorias noveladas 'Los pasos contados'. El periodista recordaba que en la estación de Collioure cogió en brazos a la madre anciana, exhausta, que le preguntó: «¿Llegamos pronto a Sevilla?».

De las penalidades del exilio de los hermanos Machado daría en 1956 noticia Corpus Barga

Corpus Barga especularía años más tarde sobre el «recelo fisiológico» de Antonio Machado a marchar a París, donde en 1911 enfermó su mujer, Leonor, de la tuberculosis que provocó su muerte un año después. Por eso, prefirió quedarse en ese pueblecito de pescadores a orillas del Mediterráneo.

La muerte prenderá al poeta en su habitación del Hotel Bougnol-Quintana el 22 de febrero, miércoles de ceniza, a los 63 años. Cinco días después, Francia y Gran Bretaña reconocen al gobierno de Franco, lo que lleva a Azaña, también exiliado en el país vecino, a presentar su dimisión como presidente de la Segunda República.

El cadáver de Antonio Machado fue cubierto con una bandera republicana y su féretro trasladado a hombros por oficiales del Ejército Popular hasta el cementerio de la localidad, acompañado por una multitudinaria procesión de duelo. Fue sepultado en un nicho hasta su traslado en 1958 a la tumba que ocupa hoy junto a su madre.

Del lienzo negro en que se plasmó el destino de los Machado conocemos pinceladas sueltas, recuerdos fugaces, apuntes recogidos a vuelapluma en papeles arrugados, como el de los últimos versos que el poeta de 'Campos de Castilla' guardaba en el bolsillo de su abrigo, escritos seguramente después de uno de sus cortos paseos con su hermano José por la playa de Collioure: «Estos días azules y este sol de la infancia».

El propio José Machado, que confesaba que Antonio fue para él «más que un hermano, un padre espiritual», va a ser el cronista de los últimos momentos del poeta. Hasta ahora se conocían tres de los fogonazos de luto y desolación que José dirige por carta a amigos y admiradores del autor de 'Juan de Mairena' para relatarles los últimos días de Antonio.

La primera misiva es la rescatada por Nigel Dennis en 'Cuadernos Hispanoamericanos' en 1976: José Machado la envía el 24 de febrero de 1939 al hispanista británico John Brand Trend, quien había escrito al poeta ofreciéndole un lectorado de español en la Universidad de Cambridge. La carta de Trend llegó a Collioure el mismo día de la muerte de Antonio.

La segunda carta la escribe José al filólogo Tomás Navarro Tomás, director de la Biblioteca Nacional, también en febrero de 1939, para agradecerle su pésame. Esta carta fue reproducida en la revista 'La Torre' de la Universidad de Puerto Rico en 1964, en un número de homenaje a Machado en el XXV aniversario de su muerte.

La tercera misiva conocida era la remitida el 15 de julio de 1939 al cónsul español en Port-Vendres, José Santaló Puig, que fue publicada en la revista mexicana 'Romances', en marzo de 1940. Está escrita desde Meurville, cerca de Troyes, donde José y Matea se habían afincado junto con Joaquín y su mujer, Carmen López Coll.

En ninguna otra misiva se refleja tan crudamente como en esta el drama del exilio vivido

En esta carta, el hermano del poeta transmite algunas impresiones sobre Antonio para responder a una petición realizada por Pablo Neruda a través de Santaló. Entre estas anotaciones destacaba que Antonio, como poeta, tuvo entre sus propósitos «durante toda su vida, conservar en el fondo de la conciencia la clara visión de la infancia».

Una nueva carta de José Machado en los primeros trances del exilio en Francia quedaba por dar a conocer al público. ABC Cultural la ofrece ahora a los lectores ochenta y cinco años después. Pertenece a los fondos del exilio español conservados y digitalizados por el Gobierno de México a través de su programa 'Memorica. México, haz memoria'.

En ninguna otra carta de José Machado en aquellas fechas se refleja tan crudamente como en esta el drama del exilio vivido por tantos miles de compatriotas, junto con la tragedia de la muerte de los seres queridos, su hermano y su madre, nada más abandonar España.

La misiva está fechada el 20 de marzo de 1939 en el mismo Hotel Bougnol-Quintana. La dirige a Narciso Bassols, embajador de México en Francia desde 1938, así como delegado de su país en la Sociedad de Naciones en Ginebra.

Bassols fue uno de los grandes aliados diplomáticos de la causa republicana. Gracias a su labor humanitaria, más de diez mil exiliados españoles lograron salir de los campos de concentración en el sur de Francia para asilarse en México.

Como señala la misiva ahora recuperada, Antonio y José Machado fueron presentados a Bassols por el poeta León Felipe en el Hotel Majestic de Barcelona, seguramente en uno de los viajes que el diplomático mexicano realizó a la Ciudad Condal en 1938. En la prensa hay constancia de dos de estas visitas: en abril y octubre.

Es una carta llena de serenidad, humildad y bonhomía pese al duro trance que José Machado está viviendo. En ella recuerda a Bassols «las dos grandes desgracias que sobre mi pesan» por la muerte de su hermano y su madre. A continuación, le pide que le mande dos formularios, para Joaquín y para él, con el fin de «solicitar de Méjico -esa nación tan hermana nuestra- nos acoja si esto es factible». A continuación, le pide que le mande dos formularios, para Joaquín y para él, con el fin de «solicitar de Méjico —esa nación tan hermana nuestra— nos acoja si esto es factible».

Las condiciones de los exiliados se ven duramente reflejadas en los pasajes en los que José Machado presenta al embajador Bassols sus conocimientos y experiencias profesionales, ofreciéndose incluso a renunciar a la remuneración en caso de que Joaquín y él pudieran ser empleados en algún centro oficial mexicano.

Ocho días después, el encargado de negocios mexicano en París, Bernardo Reyes, responde a José Machado en ausencia del embajador. Le notifica que tramitarán su solicitud, para lo cual le envía un cuestionario para cumplimentar. Sin embargo, le aconseja como «conveniente» que se comunique con el Comité de Ayuda a los Intelectuales Españoles que dirige en París el poeta José Bergamín, que es el que gestiona los viajes a México para «este sector social».

Como en tantas familias, la contienda ha dividido y envuelto en alambre de espino la intimidad de los afectos

Finalmente, una vez trasladados a Meurville, los Machado y sus mujeres pudieron embarcarse para América en diciembre de 1939 en el vapor 'Formosa' gracias a las gestiones de Pablo Neruda. Llegados a Buenos Aires, emprendieron viaje por tierra a Chile, afincándose en la capital, Santiago. José reemprendió su faceta de pintor y realizó varias exposiciones, mientras que Joaquín colaboró en el periódico republicano 'La Verdad de España'. En 1944, la casa donde vivían las dos familias fue pasto de un incendio que destruyó casi todas sus pertenencias.

De las penalidades del exilio de los hermanos Machado daría en 1956 noticia Corpus Barga, figura tutelar de la familia del poeta: «El hermano entrañable de Antonio, su compañero inseparable de destierro, el pintor José Machado, vive en Santiago de Chile. He tenido noticias suyas recientes. Acaba de pintar un retrato de su hermano joven, en los días que publicó 'Soledades'. [...] ¿No habrá ningún centro docente, asociación cultural o amigo de las letras que quiera adquirirlo? Porque si Antonio Machado no murió en la miseria que se ha dicho, su hermano, veinte años después, se ve obligado a luchar con la miseria del artista en la emigración».

Joaquín Machado había fallecido un año antes de este llamamiento de Corpus Barga, a los 74 años. Su hermano José morirá dos años después, en 1958, con 79 años. Ambos están enterrados en el cementerio general de Santiago, en la orilla de la eternidad donde las galernas de la Historia los arrojaron, como a su hermano Antonio, ligeros de equipaje.

(Pedro Corral es investigador de la Guerra civil y autor de '¡Detengan Paracuellos!')

Detalle del manuscrito de la carta de José Machado, enviada a Narciso Bassols, ministro de México

Carta de José Machado a Narciso Bassols, ministro de México

«20 de Marzo de 1939

Exmo Sr. Dn. Narciso Bassols

Ministro de Méjico

Ilustre y distinguido amigo:

Cuando tuvimos mi hermano Antonio y yo, el honor de ser presentados a Vd. por nuestro común amigo el poeta León Felipe en el Hotel Majestic de Barcelona, estaba muy lejos de pensar que llegaría un día en que tendría que molestar su atención sobre asuntos para mi tan vitales.

Le supongo enterado de las dos grandes desgracias que sobre mi pesan. La de mi hermano Antonio, que ya en el delicado estado de salud en que estaba no pudo resistir las consecuencias del éxodo obligado que tuvimos que hacer de Barcelona a la frontera. De allí pudimos salir gracias a la generosa ayuda de nuestro amigo Corpus Barga que nunca olvidaremos- para venir a este pueblecito, en cuyo sencillo cementerio reposa bajo la misma tierra en que mi pobre madre que no pudo sobrevivir a tanto dolor.

Yo que he sido el hermano que ha estado siempre a su lado, al que me unía una admiración y un cariño entrañable, puedo decirle que el vacío espiritual y fraterno en que me deja es verdaderamente inmenso.

Hoy, me dirijo a Vd., al que tanto admiró mi hermano Antonio, y al que tanto admiro yo por sus altas dotes, para rogarle que tenga la bondad -si le es posible- de enviarme dos hojas de solicitud —una para mi hermano Joaquín y otra para mi— para solicitar de Méjico —esa nación tan hermana nuestra—nos acoja si esto es factible.

Mi hermano Joaquín, ha sido siempre —como yo— de ideas avanzadas y un gran funcionario del Ministerio de Trabajo. Posee además conocimientos taquigráficos.

En cuanto a mi soy Profesor de Dibujo. Tengo el título que me acredita en esta actividad pedagógica dado por la Escuela Superior de Pintura Escultura Grabado —en que tengo el premio— de Madrid. He dado ya muchas clases en centros importantes y últimamente fui nombrado por Roces del Cuerpo de Archivos en Valencia.

Si en estas condiciones —y dado el altísimo y merecido prestigio de que Vd. goza en su país— pudiera recabar nuestra admisión en Méjico no necesariamente remunerada, en algún Centro oficial, en que puedan ser útiles nuestros conocimientos, le quedaríamos eternamente reconocidos.

Ya me hago cargo que todo esto es muy difícil y solo me atrevo a suplicárselo —pidiéndole mil perdones— basado en la gran simpatía y alta estima que su amistad despertó en nosotros en los breves días que tuvimos el gusto de verle.

De todas maneras yo tengo el mayor gusto en saludar en Vd. esa conjunción que no siempre se da a la par: la gran bondad y la gran inteligencia.

Es suyo siempre admirador y amigo

José Machado

P.D. Si tiene la bondad de contestarme puede hacerlo a las siguiente señas:

Collioure Hôtel Bougnol-Quintana

(Pyr – Or)».

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