palabras contadas
La amistad sin papeles
La idea me ha llegado durante la entrevista con la historiadora Jesusa Vega, autora del ensayo sobre la vida afectiva y cotidiana de Goya
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Autorretrato de Goya ante su caballete
No lo había pensado, pero la amistad es la única relación entre personas que no precisa papeles. Todas las relaciones humanas suelen acabar pasando por un burócrata: un contrato, un poder, una inscripción: el matrimonio, el bautizo, el alta, el despido, hasta la muerte, ... en la que cesan todas las demás, nos aboca al testamento y otras vainas notariales. Pero la amistad no. No hay un certificado, no permite rescisión documental, no hay manera de meterle una cláusula ni letra pequeña, porque es un puro testimonio de afecto, cuya dimensión no tiene mínimos ni límites definidos.
La idea me ha llegado durante la entrevista con la historiadora Jesusa Vega, autora del ensayo sobre la vida afectiva y cotidiana de Goya que hemos querido contarles en la apertura del suplemento de esta semana. Todos recordamos el petardazo que surgió de una exposición de sus dibujos en el Prado, donde se mostraba el procaz dibujo de un trasero que pintó en las cartas a su amigo Zapater, y hubo quien se apresuró a invocar la homosexualidad del pintor. Que ni bien ni mal, pero es que Goya era hombre de su tiempo, amante de la tauromaquia y afectuoso con sus amigos.
Cada vez queda más claro que torcemos el pasado para que nos cuadre con las dioptrías propias del presente. El espacio de libertad de la ‘amicitia’ todo lo acepta, incluso el olvido, porque la vieja amistad vuelve a despertar un día aunque haya pasado media vida. Para Goya era capital. Quizá los únicos papeles del amigo son —antes del mail— las cartas, de Cicerón a Szymborska.