Depresión Sonora: descontento vallecano en el brilli-brilli de Coachella
Nuevo postpunk
Markusiano canta a una Gen Z ansiosa, fatigada y obligada a hiperproducir. Acaba de lanzar 'Makinavaja' y se va de gira a Estados Unidos, incluido el festival pijo por excelencia de California por el que le han criticado
El postpunk: del postureo rabioso a las listas de éxitos
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Iniciar sesiónMarcos Crespo, Markusiano, tiene una historia (pero no de Instagram). Nacido en 1997, de Vallecas, al graduarse en Ingeniería de Telecomunicaciones empezó en una consultora hasta que comprendió qué es la eternidad. Como becario. Historia triste o historia histórica habitual, que cantaban Eskorbuto, ... tras largarse por no aguantar tal práctica, arribó el pangolín con la covid. ¡Albricias! Porque en esos días inmóviles de 2020 se concentró en la música, por primera vez en su vida, con una grabación casera que lanzó a internet bajo su nuevo y flamante proyecto: Depresión Sonora. Algo humilde, sin pretensiones. En abril toca en Coachella.
«No pensé nunca en dedicarme a esto. Mi solución era irme fuera de España a hacer un máster. Surgió un espacio mental para poder desarrollar algo artístico, subirlo a internet y tuve la suerte de que llegó a donde tenía que llegar», cuenta Crespo, que también actuará con su banda en la Riviera madrileña el 22 de marzo en el marco del festival Bee Week. Y, además, este viernes ha lanzado 'Makinavaja' (Sonido Muchacho), un nuevo EP con nombre de chorizo para seguir alimentando su eslogan: bailes tristes para delincuentes. ¿La música? Una especie de Joy Division con cajas de ritmos, The Cure por aquí, Los Smiths por acullá, Martin Hannett en todos lados y un acercamiento al trip-hop de Moby o al 'shoegaze' de Slowdive, con una forma de cantar sobria casi a lo Décima Víctima donde prima la narración. Pero: esta siniestrez que hace en Coachella, ¿un sueño húmedo?
«En absoluto, siempre me metí mucho con el Coachella y con el formato de festival masivo en el que vas a hacerte fotos y a mostrar tu 'outfit'», dice Markusiano sobre el evento californiano, la cima del pijerío y el 'Paris Hilton State of Mind' con los cantantes más 'pegados' del momento poniendo banda sonora a sus 'stories' en 'Insta'. «Pero estoy contento por la oportunidad de tocar fuera de España, hacer gira por Estados Unidos, y, sobre todo, por el escaparate que supone. Quizá si estuviera sacando solo un ep pero no fuera a Coachella, tú no estarías aquí», reflexiona.
Pero se equivoca. Con 26 años, Depresión sonora alcanza más de 600.000 oyentes mensuales en Spotify (Los Planetas tienen 170.000 o Carolina Durante, 284.000, por contextualizar), fans de su estilo retromoderno que concilia el postpunk de los ochenta con cierta base electrónica amigable al 'urban' de hoy (de hecho, Crespo lleva la dirección artística de Rojuu, ídolo juvenil del ramo). Así, reaccionó con pesar a las críticas que le cayeron por participar en esta edición del festival de Palo Alto, junto a Lana del Rey, Peso Pluma, Blur o Doja Cat.
«Coachella es muy llamativo porque no suele tocar nadie de España, es raro. Es un mercado americano al que pocos artistas acceden pero tengo la suerte de que en noviembre hicimos gira por allí con 'sold out'. Mi música sería la misma, pero son hitos. Y es un festival que lleva a artistas de todo tipo. Fue gente de España, muy prejuiciosa con el grupo, que creo que lo juzga desde el prisma de no saber dónde hemos estado. En Latinoamérica el proyecto es más grande que aquí. O que quizás hace dos años en un festival nos vio en un escenario muy pequeño a las cinco de la tarde y no tiene perspectiva, o piensa que este género no tiene cabida, quizás por nuestro nombre… Esos comentarios me dolieron un poco. De decir: «¿Por qué no me lo voy a merecer?». Han pasado unas semanas y ya lo veo de otra manera».
Primero fue México
Porque Depresión Sonora se elevó antes allende los mares y cruzó el charco virtual de vuelta para ensancharse aquí. Con oyentes repartidos por todo el globo, aunque, sobre todo, público latino. Todo empezó en Facebook y YouTube. «Se movió fuera antes que aquí. Sobre todo, en México. Hemos ido a tocar allí varias veces y ahora vamos a dos 'festis'. Los españoles nos pensamos que somos el ombligo del mundo y solo en México hay el triple de personas que en España. En Latinoamérica hay mucha gente que consume mucha música y de una forma diferente y más honesta muchas veces que aquí».
Markusiano, que en directo toca con el guitarrista Gonzalo López y el bajista René del Hoyo, canta al «descontento generacional que yo tengo, pero intento dejar un halo de esperanza, escoger cosas negativas, reflexionar sobre ellas y con alguna frase servir un abrazo dentro de esa oscuridad que te lleva al autoaprendizaje». La sinceridad, su puntal: «Sin ella, no estaría donde estoy. Esa sinceridad cotidiana, que le puede pasar a cualquiera, es lo que hace que la gente empatice. También se puede 'performar', pero es interesante esa parte de realidad que puedes mostrar con la música», analiza quien, pese a su éxito y mayores recursos, crea como siempre: en soledad absoluta, en una habitación y con mucho tiempo y calma. Las demos que lleva al estudio para grabar y mejorar se mantienen al 90%, dice.
Una generación Z fatigada, ansiosa y empujada al 'hiperproductivismo', a ellos les canta. Sin embargo, Markusiano tampoco se expone mucho en redes, raro entre sus pares de la industria pop. «Sí, pero no porque no lo pida el momento sino porque me veo incapaz. Al final, todo lo que tienes a tu alrededor, tu contexto, te obliga a ser, más que músico, una figura pública que no tiene nada que ver son ser músico. Me cuesta mucho. Seguro que si diera más la vara por internet y saliera en más sitios y dijera más tonterías, me iría mejor. Pero no me veo capaz».
Y de la escena 'dark' española de VVV, Somos la Herencia, Margarita Quebrada... se ve ya algo lejos: «Fue la gente que me acogió al principio, pero ahora me veo muy desligado de todo. Me está costando encontrar un espacio dentro de España, mi hueco, siempre me veo en los carteles como otra cosa. Tengo mucha relación con un montón de bandas y proyectos de aquí, pero artísticamente me siento un poco solitario ahora mismo».
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