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Carmen Martín Gaite, la mejor conferenciante

eNSAyo

Este volumen, 'De viva voz', reúne todas las conferencias de la autora salmantina. Hay en ellas mucho de su vitalismo entusiasta, con una naturalidad que no ahoga la autoexigencia

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Qué buen título ha elegido José Teruel, impagable estudioso de la obra toda de Carmen Martín Gaite, para este volumen que reúne todas las conferencias de la autora salmantina y que se suma a otros que la editorial Siruela ha reunido en la ... Colección Biblioteca Martín Gaite. Porque ser ‘De viva voz’ recoge la naturalidad de la pronunciación, la voz, pero al mismo tiempo la presencia de la vitalidad. Y ciertamente, a la espera de la biografía que lleva preparando el autor de esta edición, hay en estas conferencias mucho vitalismo entusiasta de la autora, con una naturalidad que no ahoga una autoexigencia envidiable.

Nada de bla, bla bla. Incluso cuando estaba en la cima de su carrera o podía haber despachado con menos profundidad un asunto (como ocurre en las conferencias impartidas en Estados Unidos), Martín Gaite no solo se las preparaba con inclusión de trucos para mantener la atención del auditorio, sino que adaptaba muy bien cada tema a la condición y altura de quienes estaban escuchándole, sus interlocutores.

ENSAYO

'De viva voz. Conferencias'

  • Autora Carmen Martín Gaite
  • Editorial Siruela
  • Año 2023
  • Páginas 525
  • Precio 29,95 euros

Incluso puede trazarse una teoría del género, dadas las referencias múltiples a ese acto de habla particular, desarrollado desde que Julián Marías y Dolores Franco le encargan la primera en Soria en 1976, hasta las que no pudo pronunciar en un ciclo completo de la UIMP de Santander en agosto de 2000. Uno piensa qué catedrática habría sido, y qué necesaria para la Universidad. Fue vocación que se torció (para ganancia de la creación literaria) cuando conoció al grupo de amigos de su compañero de estudios Ignacio Aldecoa: Josefina Rodríguez, Sánchez Ferlosio, Medardo Fraile, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos, Eva Forest.

Puesto que no podré desarrollar en una reseña todo cuanto podría decirse resumiré los tres rasgos que me han parecido esenciales de sus conferencias que coinciden con su personalidad. El primer rasgo es la inteligencia reflexiva. Aborda cada asunto desde su propia percepción y experiencia, pero todo cuanto dice ha sido meditado y ha nacido de una conciencia plena de creer, y vivir aquello que está diciendo. Sorprende un segundo rasgo: la capacidad teórica, pues las conferencias albergan todo un tratado de lo que es ficción, mejor dicho, de lo que la ficción y la vida se deben la una a la otra. Este es el numen más fuerte de su teoría: sin las ficciones no seríamos quienes somos, ni amaríamos igual; porque en el amor, en los usos amorosos, tema que estudió desde el siglo XVIII hasta la postguerra, están albergados los modelos de conducta que nos han hecho ser y evolucionar.

Adaptaba muy bien cada tema a la condición y altura de quienes estaban escuchándole

Se ve muy bien en el ensayo que va deslizando sobre los cambios del lugar de la mujer en la vida social y de los atributos del cortejo como esenciales para la verdadera revolución femenina que desde Emily Brönte, Jane Austen, George Eliot hasta Virginia Wolf, con la inestimable concurrencia de Choderlos de Laclos y la serie de novelas de adulterio inaugurada por la de Flaubert, donde ejemplifica el cervantino tema de lo que la literatura puede transformar una vida.

El tema de la mujer

El tema de la mujer que es línea de flotación del libro me lleva al tercer rasgo crucial de su pensamiento: no es convencional, no se limita a repetir lo leído, y sobre todo no ejecuta consigna alguna. Pocas veces he visto discurrir un pensamiento que diera tanta sensación de ser libre, de haber sido ganado desde ella misma, de sus lecturas de obras literarias o de ensayos con referencias que en los años sesenta pocos escritores hacían en España.

Hay en Martín Gaite ese juicio crítico que Adorno reclamaba en el tratamiento de los asuntos, y del que empezamos a estar ayunos en el ensayismo literario. Por último, bastaría la recuperación sistemática del siglo XVIII y la inserción del liberalismo crítico para dar un valor inconmensurable a este libro. Con razón era la única que le dijo a Juan Benet, cuando nadie lo hacía, lo que hoy dicen casi todos. Se atrevía, qué gusto de discurso reflexivo, libre, cuánta vida verdadera. Anticipo a los lectores una auténtica gozada.

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