Más que palabras

Eva Orúe, en el balcón de los libros

Eva Orúe es, desde enero de 2022, la directora de la Feria del Libro de Madrid. Ahora se refugia en los cuarteles de otoño antes de la batalla en primavera-verano

Otros artículos del autor

Su madre ya leía mucho, y desde pequeña tuvo a su disposición una buena biblioteca tanto de clásicos como de novedades I. Wagemann

La frase, dice, es de Nuria Espert, pero no está segura: la lectura es algo así como la barandilla de los balcones. Un lugar desde el que asomarse al mundo… sin precipitarse al vacío. Así que, por extensión de la metáfora, una feria del libro ... podría ser algo así como una barandilla de barandillas. Eva Orúe es, desde enero de 2022, la directora de la Feria del Libro de Madrid. Y estos días de octubre se refugia en los cuarteles de otoño antes de plantear la gran batalla de la primavera-verano. Antes de resultar elegida, codirigía una agencia de comunicación, y era contertulia (qué feo, ya, lo de tertuliano o tertuliana) en radio y televisión. Pasada la experiencia de su segunda feria, ahora piensa que en el trabajo que desempeña «hay más plancha que glamur». Tarea organizativa, promocional, relaciones públicas nacionales e internacionales… Una especie de compendio de muchas de las cosas que ya había hecho anteriormente.

Una de las cosas que había hecho anteriormente, y que el desempeño de su cargo no le ha impedido continuar haciendo, es leer. Su madre ya leía mucho, y desde pequeña tuvo a su disposición una buena biblioteca tanto de clásicos como de novedades. Se recuerda, dice, sentada a la mesa para comer, y al levantar la vista encontrarse con un ejemplar de 'El mono desnudo', de Desmond Morris. Y encima, 'Entrevista con la historia', de Oriana Fallaci. Aunque, si quiere ser sincera, tanto como la proximidad de los libros lo que le ayudó a ser lectora fue la televisión.

Es decir, las horas en las que ya no había televisión, en esos días tórridos de verano en su Zaragoza natal, cuando TVE «se fundía en negro a eso de las cinco o las seis de la tarde, y hasta primera hora de la noche se abría un paréntesis que solo podían llenar la música y los libros». 'Las aventuras de los Cinco' y los clásicos ilustrados. 'Miguel Strogoff' y 'Corazón. También Agatha Christie y la serie de Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores. Y los volúmenes de la editorial Molino, de los que estaban llenas las estanterías. Más tarde, en el colegio, le gustó el Lazarillo y le abrumó el Quijote. Hasta que empezó a abrir los libros de Cela, de Delibes… y de Martín Gaite. El placer de leer, dice, algo que ni siquiera las lecturas obligatorias consiguieron arruinar.

Como lectora se confiesa algo «desordenada». Unos libros le van llevando a otros, según las épocas

En su primera juventud, antes que escribir novelas o relatos, pensó que lo que más le podía gustar era contar lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Así que estudió Periodismo en la Autónoma de Barcelona, con la idea de hacer información política. En segundo se puso a trabajar con Luis del Olmo, y le cambió el rumbo. Más tarde, se fue a Londres por su cuenta, y empezó a trabajar como corresponsal. Más que los libros, incluso que los libros que la marcaron entonces, como 'El camino más corto', de Manu Leguineche, lo decisivo para su vocación fue la época política que le tocó vivir. En las corresponsalías (Londres, París, Moscú) disfrutó siendo los ojos y los oídos de otros, en unos tiempos en los que, sin Internet, no todo estaba necesariamente al alcance de un clic.

Conocer el gremio

Ahora, como lectora se confiesa algo «desordenada». Vamos, que permite que unos libros le vayan llevando a otros, según las épocas. Recientemente le ha dado por leer historias relacionadas con Rusia, aunque hace poco estaba muy interesada por la auto- ficción. Omnívora, dice, pero inconstante. Para no ser escritora, ha publicado libros como 'La segunda oportunidad', 'Padres e hijos', 'Mujeres contra la guerra' o 'Locas por el fútbol', varios de ellos con Sara Gutiérrez. Para no pertenecer al sector del libro, conoce el gremio a la perfección.

Por eso, y por lo que sabe de las cifras, se atreve a aventurar que, «al menos en Europa», ni el papel ha sido derrotado por el libro electrónico ni hay noticias de que vaya a serlo. En los lectores de una cierta edad, dice, por costumbre. En los lectores jóvenes, por novedad: para los que han nacido y viven entre pantallas, acceder al papel supone una experiencia sensorial distinta. Por no hablar, si pensamos en lo que se ve en la feria, de la alegría de acercarse a tu autor o autora de cabecera para que te dedique el libro.

Pesa y ocupa lugar en el espacio y en la estantería el artefacto libro, dice. Pero se cae y no se rompe. Además, los jóvenes saben, y lo valoran, que la industria ha conseguido que los libros, elaborados con productos de origen forestal, sean sostenibles. Bastante más sostenibles, digo yo, que sus teléfonos móviles. Así que hay vida más allá de la vida. Mucha luz al otro lado de la barandilla de los balcones.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios