Más que palabras
Editorial Impedimenta, libros de peso
Enrique Redel fundó en 2007 este sello. Libros que no caduquen. Que sean necesarios para la vida, para sobrevivir
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Iniciar sesiónLa literatura no es algo que se pueda tomar a la ligera. La literatura pesa y ocupa un lugar en el espacio. La literatura te aploma, te ancla. Y cuando lo hace, el mundo desaparece. Ése es el espíritu con el que Enrique Redel fundó ... en 2007 la editorial Impedimenta. Pensó en principio darle este nombre a una colección dentro de un sello general al que llamaría Amalfi, en honor de aquel pueblo de papel que da nombre a la hermosura de la costa amalfitana. Pero la propia gravedad del término se impuso a todo propósito. Libros que pesen, se dijo. Libros que no caduquen. Que sean necesarios para la vida, como lo eran para la batalla cada uno de los objetos que conformaban la «impedimenta» del legionario romano. Libros para sobrevivir.
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Y libros que viven y sobreviven. Porque el libro, suele decir, es «un objeto perfecto de tecnología robusta». Como lo puedan ser una silla, una rueda o un sombrero. Así que decir que los libros pueden desaparecer porque hemos inventado el metaverso es como decir que puedan desaparecer las escaleras porque hemos inventado el ascensor. Una revelación que no es de ahora, sino que le viene de muy niño. Hasta donde alcanzan sus recuerdos, su madre siempre le regalaba libros por su cumpleaños. Y su primer temblor literario lo sintió acumulando volúmenes de la colección 'Las aventuras de Negrito Revés', de Poli Micheli, hoy tan políticamente incorrecto. Después, se llegó a aprender de memoria fragmentos de 'Vidas ilustres', como por ejemplo la de Benjamin Franklin.
Hasta que a los ocho años vivió una especie de epifanía editorial. Mientras los demás se iban al fútbol, él se quedaba solo en la casa familiar, copiaba materiales literarios (véase poemas de Espronceda), los llevaba a fotocopiar y con las fotocopias confeccionaba cuadernillos que vendía después por un precio justo. «Hasta recuperar la inversión inicial». Si uno es Billy Elliot, tiene que bailar y baila. Y si uno es Enrique Redel, tiene que editar y edita. Las cosas son así.
Uno de los próximos títulos de su editorial es 'Los exportados' de Sonia Devillers
Un profesor de instituto, de nombre Paco Salvador, fue su siguiente Pigmalión. Le dijo, para retarle, que el 'Ulises' era un libro que no había quien se lo leyera. Y él, para no defraudar, se lo leyó cinco veces seguidas. Todavía guarda, algo desencuadernada, aquella edición de Seix Barral de los ochenta que compró en la librería Rafael Alberti, y en la que descubrió uno de los grandes libros de su vida. Más tarde, a los 19, conoció a Pilar. A Pilar Adón. Los dos estudiaban Derecho y enseguida se reconocieron como almas gemelas. Se retroalimentaron. Ella todavía no era escritora (o sí), pero los dos compartían una misma abducción por los libros.
Literatura europea
El desempeño como abogado laboralista por parte de la patronal parece que no cuadraba del todo con sus intereses vitales. Tampoco terminaba de sentirse realizado cuando empezó a trabajar por cuenta ajena en diferentes editoriales. Así que en 2004 empezó su propia aventura, con un socio que vivía en Luxemburgo, con la editorial Funambulista. Y tres años después, mano a mano con Pilar Adón, inició la experiencia de Impedimenta.
Libros, ya se ha dicho, sin fecha de caducidad. Fundamentalmente traducciones. Y quizás, analizando el catálogo, un cierto gusto por la literatura europea. Pero, ¿existe una literatura europea? Posiblemente sí, dice Enrique Redel. Hay, desde luego, elementos diferenciadores. Los antiguos países de la órbita soviética escriben, en general con desgarro, sobre cuestiones todavía muy dolorosas, como las fronteras o las guerras, por desgracia de ominosa actualidad. En la Europa occidental, sin embargo, parece haberse caído en un cierto desencanto, por no decir en una renuncia al valor de la literatura pura. Pero hay también elementos comunes: esa «herida» de Europa que viene desde las guerras mundiales. Y esa vieja convivencia en conflicto de territorios, de ideas, de religiones… También un cierto humanismo, y la defensa de valores como la democracia, la libertad, la latinidad… expresiones de una manera de vivir que se reconoce a través del tiempo. Acaso especialmente en la actualidad.
Literatura europea es, por ejemplo, uno de los próximos títulos que aparecerán en su editorial: la traducción al español de 'Les exportés' ('Los exportados'), de la periodista francesa Sonia Devillers, quien remonta sus raíces familiares hasta aquel momento en el que, en la Rumanía de Ceaucescu, se cambiaban literalmente judíos por cerdos. También es santo y seña de esa herida de Europa otro de sus autores de cabecera, Mircea Cartarescu, que dice sentirse más de Balzac o de Proust o de Joyce que de la propia Rumanía. O de la propia Europa. Y si Cartarescu se declara, como escritor, hijo de Balzac, ¿de quién podría declararse hijo Enrique Redel como editor? Con toda la modestia del mundo: digamos que de Gallimard. Así que libros que pesan. En todo caso, más que palabras.
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