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Carlos Díaz, libros para el siglo XXI
SigloXXI Editores, de Carlos Díaz, funciona con tres cabezas: Argentina, México y España. Mantiene, desde sus inicios, «un perfil académico pero moderno»
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Carlos Díaz, responsable de la editorial Siglo XXI
Nació en Argentina, pero a los dos años salió con sus padres para Colombia, a raíz del golpe militar. Tres años en Colombia y algunos más en México, antes de regresar a su país con otros «argenmex», que así se decían, entre ellos, los exiliados ... durante la dictadura de Viola y de Videla. Así que, de la mano de su padre, Alberto Díaz, editor de Alianza, Seix Barral y Siglo XXI, aprendió a amar los libros. Sandokán, Pinocho o los hermanos Grimm, en ediciones inolvidables que, mudanza tras mudanza, conserva todavía en su biblioteca. Antes de que Sartre y Malraux, primero, y Balzac y Sthendal, después, le ayudaran, cuando se preguntaba qué iba a ser de él en este mundo, a entrar en la edad adulta.
Para Carlos Díaz (Buenos Aires, 1974), director general de Siglo XXI, la vida siempre ha estado, de una o de otra manera, relacionada con los libros. Cuando terminó el colegio y la Universidad, en la que estudió Sociología, el destino le llevó a trabajar en una librería especializada en ciencias sociales.
Hoy la figura del librero, dice, quizás está algo devaluada, tapada por el ordenador y el trabajo administrativo, pero en los años noventa ése era un trabajo fabuloso, ideal al menos para una persona joven. El mismo destino, sin embargo, no le permitió seguir carrera ni como sociólogo ni como librero, sino que le llevó de cabeza al mundo editorial. Algo de lo que no se arrepiente en absoluto.
Cuando terminó el colegio y la Universidad, en la que estudió Sociología, el destino le llevó a trabajar en una librería especializada en ciencias sociales
Siglo XXI Editores, el sello en el que trabajaba su padre antes de salir hacia el exilio, había sido fundada en 1965 en México por Arnaldo Orfila, antiguo director del Fondo de Cultura Económica. Orfila, que había sido represaliado por el presidente Díaz Ordaz, se decidió entonces a abrir su propia editorial, con el apoyo histórico de más cuatrocientos intelectuales hispanoamericanos, entre los que figuraban firmas como las de Octavio Paz, Carlos Fuentes o Elena Poniatowska. Un proyecto más cultural que empresarial, dice el actual director general, que sesenta años después todavía sigue sin repartir dividendos. Y de la editorial mexicana enseguida se pasó, en 1966, a la filial argentina.
Y en 1967, a la española. Cerrada con la dictadura, cuando Orfila murió los accionistas vendieron la editorial a Akal, hasta que diez años después pasó a su actual propiedad. En el año 2000 Carlos Díaz se aplicó a la tarea de reabrir «casi desde la nada» el viejo sello en el que trabajó su padre. Con la no pequeña aspiración, eso sí, de convertirlo en «esa gran editorial de izquierdas del siglo XXI», tras la caída del Muro de Berlín.
Veinticinco años después, y desde hace dos, Siglo XXI Editores funciona con tres cabezas: Argentina, México y España. Mantiene, como desde sus inicios, «un perfil académico, pero moderno». No libros de nicho ni tesis doctorales convertidas en libros, pero sí libros de calidad intelectual y literaria, al lado de «colecciones más populares», como por ejemplo el catálogo de divulgación científica ‘Ciencia que Ladra’, con millones de ejemplares vendidos, además de títulos infantiles, de historia, de política, de periodismo o de sensibilidad social. O de Educación, como la serie ‘Educación que Aprende’. «Nunca perdimos la identidad», dice el editor, «pero nos supimos adaptar a la época, después de una transición muy dura».
Pasadas dictaduras, crisis, torbellinos editoriales y pandemias, Siglo XXI Editores vive, según su director, un momento apasionante. Un momento de turbulencias mundiales en el que toca, a través de los libros, explicarlo y dar las claves para entenderlo. Un momento bueno, en general, en España y en México, pero claramente adverso en Argentina, por razones evidentes. Tiempos para ordenar la producción en todos y cada uno de los tres países, buscando el desarrollo editorial con autores locales de perfiles diversos, coincidiendo con el crecimiento de un público lector (sobre todo en España) muy partidario del ensayo.
El ‘tamaño ‘medio’ de la editorial sitúa a su editor en «uno de esos lugares incómodos» que suponen un reto permanente: el arte de conseguir publicar obras valiosas de autores importantes antes de perderlos a manos de sellos con mayor potencia y volumen.
Veinticinco años de experiencia que le dan para ser optimista, sobre todo al comprobar que el libro ha sido capaz de acomodarse a los tiempos frente a las amenazas de los agoreros que hablaban de la desaparición del papel, precisamente con la llegada del siglo XXI. A sus cincuenta años, Carlos Díaz ha visto desaparecer las enciclopedias y los diccionarios, seguramente verá también esfumarse los manuales escolares o los libros de bibliografía, que ahora «viajan en Dropbox».
Pero también ha visto surgir a un lector nuevo en Argentina, en México y en España, que confía en el libro como manera de acercarse y de interpretar el mundo. Con todos sus desafíos. Habrá que confiar en ello.