Carla Hayes: «Pretendo darme cabida a mí misma y a las que me precedieron, esclavas, invisibilizadas o silenciadas»

Esto lo plasmo a través de la combinación de un material tan característico de la cultura africana como es la rafia e imágenes propias del imaginario colectivo occidental. En mi proceso hay un entendimiento del tejido como base cultural y medio para entrelazar historias y memorias.

Por otro lado, trabajo a partir de mi propia experiencia como persona afrodescendiente y mestiza, con una visión personal de dicha identidad y de la Historia. Por ello, como proceso de trabajo, parto de imágenes y códigos propiamente occidentales y las entretejo con la materia para producir un lenguaje que dé lugar a nuevas visiones.

De dónde viene. Mi primera exposición individual, cuyo título fue 'Un paisaje propio', tuvo lugar en la Facultad de Bellas Artes de Málaga en 2021. Esta cita supuso para mí la oportunidad de plantear, consolidar y difundir mi trabajo expositivamente. Desde entonces, he tenido la oportunidad de realizar varias muestras individuales, como 'La hebra que falta', en el Palacio del Almirante de Granada en 2021 y la más destacada: 'Memorias mestizas', en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid en 2022.

Este último proyecto ha tenido un impacto importante, tanto profesional, por las implicaciones que tiene trabajar en torno al planteamiento de una exposición en una pinacoteca nacional, como personal y social, por la acogida que tuvo la propuesta un tanto alternativa de una voz afrodescendiente femenina en una institución pública de renombre.

Por otro lado, destaco la Iberoamericana de Toro, un proyecto que ha tenido lugar este año en la localidad de Toro, en Zamora, donde pude exponer mi obra junto con grandes mujeres artistas de Iberoamérica.

Supo que se dedicaría al arte… Comprobé que podía unir una voz propia con la memoria histórica de un modo artístico, procesual y manual. El trabajo en el taller me absorbió desde fases tempranas de mis estudios, donde pasaba horas planteando piezas, al principio pictóricas y posteriormente textiles. Por otro lado, el hecho de poder construir obras que guarden una relación con lo bello, al tiempo que narren y planteen una revisión de la Historia y cuestiones antirracistas, feministas, así como memorias propias, me seduce mucho.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? Hasta ahora, mi trayectoria combina la producción artística con la investigación académica y el trabajo en la universidad. Mi fuente de ingresos es esta última, por lo que nunca he producido con expectativas comerciales, sin ánimo de rechazar la posibilidad de vender mi obra. Considero que lo más raro que he hecho ha sido tener que combinar ambas motivaciones o, incluso, seguir produciendo para «sobrevivir», creativa y personalmente ,a pesar de no tener una salida económica en este aspecto.

Su yo «virtual». La plataforma que más uso es Instagram, pues considero que es una ventana para exponer y difundir la obra virtualmente, que permite enlazar a artistas entre sí y conocer los trabajos de compañeros y compañeras del mismo sector. Uno de los aspectos que más me interesa de esta herramienta es la posibilidad de acceder a la información de eventos o exposiciones que de otro modo no conocería. También dispongo de una página web, que tiene un carácter más directo y en la que se puede apreciar la obra con más calidad. Esto me permite trasladar mi labor a convocatorias donde es necesario una presentación más amplia, clasificada y homogénea.

Dónde está cuando no hace arte. Como he dicho, trabajo como investigadora en la Universidad de Málaga como parte de mis estudios de doctorado, relacionados con el arte y la Historia del arte. Suelo impartir conferencias que tienen que ver con mi práctica artística o con la de artistas que entran dentro de la diáspora o la poscolonialidad. Además, doy clases dentro del Grado en Historia del arte, que intento enfocar desde una perspectiva decolonial y feminista.

Le gustará si conoce a... Desde el principio tuve un gran interés por la obra de Yinka Shonibare, artista británico que reúne la estética rococó con la estética colorista asociada a lo africano. Por otra parte, aquellos autores del tejido, como Mrinalini Mukherjee, El Anatsui o Aurélia Muñoz. En cuanto a compañeras coetáneas, destaco la obra de Paloma de la Cruz, por su trabajo artesanal de la cerámica, que está en consonancia con mi modo de proceder, o Agnes Essonti, por la perspectiva decolonial y panafricanista de todo su planteamiento

Qué se trae ahora entre manos. Actualmente estoy preparando la exposición de la Beca de Residencia de la Facultad de Bellas Artes de Málaga, donde he desarrollado un proyecto relativo a la memoria personal como mujer negra, a los lazos afectivos y a lo cotidiano. Se trata de un proyecto que he realizado en buena parte con mi madre, analizando los espacios de 'diferencia' que nos separan y nos unen como mujer blanca y negra respectivamente. Además, estoy desarrollando mi proyecto de tesis que incluye todo mi trabajo artístico.

¿Cuál es su proyecto favorito hasta la fecha? Todos los proyectos y obras que he desarrollado tienen una pequeña parte de mis preocupaciones y motivaciones. Creo que no puedo elegir una en concreto, pues cada una tuvo un proceso y un sentido específicos, a los que guardo gran cariño. Sin embargo, el proyecto de 'Una Historia Alter-nativa', en el que se enmarca la pieza del vestido tejido 'Sin título' supuso para mí un inicio, y creo que plasma muy bien la inquietud general de mi trabajo. Tiene una lectura muy diversa, pero al mismo tiempo suele dejar huella en los espectadores tanto estética como discursivamente, y eso me motiva a seguir.

¿Por qué tenemos que confiar en ella? Actualmente, es importante dar voz a otro tipo de subjetividades, en un momento en el que las identidades que se alejan del sujeto normativo comienzan a encontrar un pequeño hueco para manifestarse. Con mi obra, pretendo darme cabida a mí misma y a las que me precedieron; esclavas, invisibilizadas o silenciadas. Considero que mi discurso puede aportar un pequeño grano para reconsiderar la perspectiva que tenemos hacia el otro y hacia nuestra propia Historia y cultura.

¿Dónde se ve de aquí a un año? Me encantaría seguir desarrollando mi trabajo de un modo más libre. Hasta ahora las piezas han respondido a procesos proyectuales muy rígidos. Quería que las obras manifestasen claramente la historia que hay detrás.

En los próximos proyectos me veo planteando obras que sigan la línea que ya he establecido como mi propio proceso creativo, pero que me permitan más fluidez.

También me gustaría seguir ampliando mi proceso creativo, ya que hasta ahora ha estado muy limitado y delimitado por el espacio de mi taller y mis herramientas, de modo que algunas ideas más ambiciosas procesualmente me han sido imposibles de realizar. Por supuesto, espero seguir paralelamente en el ámbito de la investigación académica.

Defínase en un trazo.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? Sin duda a Agnes Essonti. Artista afrodescendiente y emergente de Barcelona. Su obra está muy comprometida con los procesos decoloniales y con el activismo antirracista y feminista. Agnes explora el ámbito de la estética relacional mediante la comida, al tiempo que plantea 'performance', vídeo y fotografía. Me es familiar el trabajo de Essonti, pues, al igual que el mío, explora la identidad afrodescendiente, en este caso, desde una voluntad por honrar a los antepasados y la memoria recurriendo a la miscelánea de la gastronomía y las lenguas africanas.