CRÍTICA DE:
'Blackouts', de Justin Torres: la odisea vital de una investigadora del nudismo y activista 'queer'
NARRATIVA
Desde su primer y exitoso libro 'Nosotros los animales' han pasado diez años. Ahora llega 'Blackouts', último National Book Award
Otras críticas del autor
Justin Torres (New York, 1980)
Resumen de lo publicado: Justin Torres (New York, 1980) debutó en 2011 con el muy exitoso y más o menos autobiográfico y casi instantáneo clásico moderno de la literatura gay 'Nosotros los animales'; y la National Book Foundation lo nombró uno de los cinco ... escritores menores de 35 años a seguir muy de cerca; y fue etiquetado por Salon.com como uno de los hombres más sexis de ese año. Y —según sus declaraciones— agobiado por semejante recepción/atención decidió tomarse su tiempo y desaparecer de los sitios que solía frecuentar.
Más de una década después llega este 'Blackouts' que ganó el último National Book Award; por lo que, me temo, demoraremos bastante en volver a saber de Torres.
NOVELA
'Blackouts'
- Autor Justin Torres
- Editorial Random House
- Año 2024
- Páginas 336
- Precio 20,80 euros
Mientras tanto y hasta entonces, esta segunda novela donde (a diferencia de en su realista y áspero y a su manera muy gracioso debut, un poco bastante en la cuerda de Junto Díaz) se encienden las calderas de lo mágico-simbólico que, por momentos, parecen más que dispuestas a hacer volar todo por los aires como en el Hotel Overlook de 'El resplandor' de Stephen King.
Pero aquí —usando como anclas nobles influencias/referencias como la ida hacia lo fantasmal en busca de vital verdad de 'Pedro Páramo' de Juan Rulfo (reescribiendo su célebre primera frase) o el fabuloso y fabulero diálogo 'de película' en el mencionado 'El beso de la mujer araña' de Manuel Puig— no se trata de hotel embrujado sino de 'Palacio' patológico. Un hospicio con algo de limbo donde cuesta distinguir entre internos y fantasmas y se diluyen los límites entre lo histórico y lo histérico.
Así, otra novela-artefacto (como la reciente y muy recomendable 'Biografía de X' de Catherine Lacey en la que, curiosamente, también la activista Emma Goldman tiene un rol importante) donde se barajan y mezclan y reparten recursos varios como documentos, poemas, fotografías e ilustraciones para volver a todo el asunto más verosímil. (Entre paréntesis, resulta casi conmovedor el que buen aparte de la reseña de su país señale lo 'innovador' de este formato aplicado a lo gótico-homosexual ignorando a autores como William S. Burroughs o James Purdy o Dennis Cooper o Edmund White o a estilistas-gráficos en lo suyo como André Breton o Donald Barthelme o Alasdair Gray o W. G. Sebald; pero supongo que estos reseñistas son los mismos encandilados por la originalidad de los últimos 'thrillers noir' en todo sentido de Colson Whitehead sin saber de la existencia previa de alguien llamado Chester Himes).
Se encienden las calderas de lo mágico-simbólico dispuestas a hacer volar todo
Más allá de lo anterior, cabe celebrar la ambición de Torres a la hora de cambiar de rango/registro en relación a 'Nosotros los animales' para perderse y encontrarse en los extravíos moribundos y crepusculares de un tal Juan Gay visitado por Nene. Joven dispuesto a continuar su empeñado en tratar y diagnosticar la odisea vital-profesional de la verídica Jan Gay (1902-1960): investigadora del nudismo y activista 'queer' y autora del ensayo 'Sobre andar desnudo' y cuyos textos sobre el lesbianismo fueron manipulados por un establishment puritano e inquisidor.
Literario fósforo
'Blackouts' es, entonces, conversación-interrogatorio-digresión cuasi-socrática entre dos portorriqueños espiritualmente apátridas: quien evoca en su lecho de muerte (Juan Gay) y quien recuenta esa evocación (Nene) para así darle un sentido a la propia vida y a su futuro a partir de un pasado que, como bien postuló William Faulkner, nunca pasa porque ni siquiera es pasado.
Y acaso lo más interesante —¿involuntario?— de todo: la novela funciona mucho más y mejor en los tramos en los que se olvida de ser tan astutamente pirotécnica y fogosa y artificial —Faulkner otra vez— se consagra y, sentimentalmente, consigue ser ese literario fósforo en la noche en el medio del campo. Una pequeña llama que parece iluminar tan poco hasta que comprendemos que su verdadera misión es la de hacernos aún más conscientes de la oscuridad, de ese 'blackout', que nos rodea y nos acorrala.