ARTE
Un Antonio López 'mínimo' en un espacio 'máximo'
barcelona
Primera retrospectiva del manchego en Barcelona, en La Pedrera. Una muestra que se centra en los detalles y en los procesos
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'Nevera de hielo' (1966)
Una exposición retrospectiva suele ser un paseo por una producción amparada por una ordenación cronológica con coordenadas espaciales que sirvan de contexto. Nada más lejos de la propuesta que La Pedrera realiza con la primera retrospectiva de Antonio López en la ciudad de ... Barcelona. Una cita indispensable para poner en foco sus obsesiones en un formato que toma como punto de partida su propia realidad.
Esa realidad que aporta a sus pinturas y esculturas un halo determinado. Un aire y atmósfera que unifica una producción extensa de más de 70 años y que conecta con una actualidad pausada y caracterizada por el trabajo pormenorizado, detallado y lento que da a su producción ese aspecto perfeccionista y realista que da un paso más allá sobre lo visto.
Da la bienvenida a la muestra una selección de obras con las que convive el propio Antonio López en su taller. Las que representan a su familia al lado de sus primeras producciones de cabezas griegas, un pasado mitológico alejado que le influye fuertemente y del que no se separa a lo largo de su trayectoria.
Amor a lo cercano
López es un enamorado de su entorno más cercano, lo que le lleva a plasmar tanto a las personas que lo rodean como los espacios que habita de una misma manera. Transitar esta muestra es empaparse de la trayectoria del autor y, al tiempo, conocer su experiencia desde el prisma de la perfección técnica que domina y que va modelando a lo largo de los años. Un primer Antonio López que destaca ya en el dibujo en los años 50 a través de impecables piezas en grafito en las que la influencia del Surrealismo le lleva a buscar la belleza entre la realidad cotidiana, con la luz como elemento principal. Extrae esa esencia doméstica y cotidiana, esa belleza de la vida diaria, elevándola.
Más allá de las archiconocidas vistas de ciudades como Madrid o paisajes de su Tomelloso natal, la muestra se ocupa de un Antonio López transversal con piezas en construcción, en algunos casos, que aportan una mirada profunda sobre su 'modus operandi'. La importancia de la preparación, del detalle, del 'collage' y la luz en unos acabados minuciosamente impecables. Una construcción de piezas que se evidencia en sus obras de grandes dimensiones pero que, al mismo tiempo, se ve realmente en cualquiera de sus producciones de tamaño medio de manera incluso más intensa.
Alejadas de las grandes vistas que le han llevado a un reconocimiento indiscutible, es inclusive más interesante una temática específica que ilumina como ninguna otra su forma de trabajar y su capacidad expresiva. Un tema que puede parecer menor, pero que destapa su proceso, carácter e intensidad, de ahí que sea elegido como imagen de la muestra. Se trata de las 'Rosas de Ávila', un ramo que anualmente le regalaban a su esposa y pintora María Moreno tras la estancia en la ciudad impartiendo un curso. Tras esa parada, siempre un ramo de rosas blancas que iba a parar al mismo sencillo jarrón y que inicialmente atrajo al autor para inmortalizarlo en su momento de esplendor.
Con el paso de los años, su interés va virando hacia los diversos estados en que pasan las flores hacia su descomposición, acabando por reflejar las flores secas en un sencillo jarro sin agua. Una serie de la que se puede disfrutar en La Pedrera en un arco temporal de 2007 a 2021, demostrando lo persistente del tema, así como su evolución interna desde la belleza más evidente a la estética del paso del tiempo, de la evaporación de la misma y sus consecuencias.
Reconocemos un López que se mueve entre la belleza de lo urbano, de la luz cambiante y constante, como del cuerpo. Un cuerpo que le lleva a la búsqueda de un ideal de belleza en 'Hombre y Mujer'. Dos piezas que se estiran en el tiempo de 1968 a 1994 y en las que compendia la belleza de diferentes modelos en la búsqueda de una proporción ideal.
Antonio López
Retrospectiva. Fundación Catalunya-La Pedrera. Barcelona. Paseo de Gracia, 92. Colabora: Drents Museum de Assen. Hasta el 14 de enero de 2024
Tan interesante es la vista de estas dos imponentes esculturas de madera policromada como sus esbozos preparatorios, en los que el lápiz y los apuntes señalan tanto a los diferentes modelos como las partes aprovechadas de los mismos en cada momento. Un proceso de búsqueda que la belleza incansable abarca toda una vida.