crítica de:

'Una antología del espíritu', de George Santayana: repatriarlo a nuestra cultura

Ensayo

Extraordinaria selección de textos del gran filósofo y escritor hispano norteamericano. La edición y traducción ha corrido a cargo de Antonio Lastra que ha hecho un trabajo muy cuidadoso

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El pensador George Santayana

La Colección Obra Fundamental de la Fundación Santander ha respondido a todas las mejores expectativas que se esperaban de este proyecto basado en la recuperación de autores españoles injustamente olvidados, recopilaciones de textos vertidos en cualquier género, cuya difusión fue efímera pero que ... hoy recobran actualidad, en nuestras diferentes lenguas y ahora también en inglés.

El esfuerzo de años y la buena dirección deFrancisco Javier Expósito lo han conseguido. Muestra de ello es la publicación de esta magnífica antología de la obra de George Santayana bajo el título de 'Una antología del espíritu'. Es una extraordinaria selección de textos del gran filósofo y escritor hispano norteamericano. La edición y traducción de los mismos ha corrido a cargo de Antonio Lastra que ha hecho un trabajo muy cuidadoso, acertado y meritorio.

ENSAYO

'Una antología del espíritu'

  • Autor George Santayana
  • Editorial Fundación Santander
  • Año 2023
  • Páginas 473
  • Precio 20

Él quizá debería ser la persona que se encargara de emprender la hazaña de hacer la Obra completa de nuestro compatriota al español. El propio Lastra, en su introducción, saca a relucir con mucho tino este asunto. Viene a decirnos lo que muchos pensamos desde hace mucho tiempo, que el madrileño es un autor que ayudaría a cubrir los vacíos que tiene nuestra filosofía y que su escritura en inglés como, por ejemplo, la de Larrea en francés, no son impedimentos. Otros grandes filósofos españoles escribieron en latín, árabe, hebreo o en inglés mismo como Blanco White. En su obra hay muchas referencias a la mística española o al Siglo de Oro.

Sobre San Juan escribe en 'Platonismo y vida espiritual': «El místico español representa todas las virtudes y gracias como sendas que se separan del camino recto, pero difícil, cuyo nombre es Nada, Nada, Nada. Al final el espíritu no exige, de hecho, Nada, no plantea Nada ni es Nada a sus ojos, sino que se vacía a sí mismo completamente en el Ser que contempla; pero, si se dijera que ese Ser mismo es Nada, nuestro misticismo se habría deslizado evidentemente hacia una mala herejía, por no hablar de una llana contradicción». Santayana, siempre muy a su manera, rechazó el progreso y lo sobrenatural. Sin embargo siempre se consideró «católico por simpatía, por lealtad tradicional y familiar, pero no por filosofía». Consideraba que todas las religiones eran obra de la imaginación.

Siempre se consideró «católico por simpatía, por lealtad tradicional y familiar, pero no por filosofía»

Lastra ingeniosamente dice, y lo comparto, que Santayana podía ser un heterodoxo más de la 'Historia de los heterodoxos españoles' de Menéndez Pelayo. Con él se hubiera entendido mejor que con Galdós. No leyó este libro, pero sí lo hizo con 'La rebelión de las masas' de Ortega. Sender lo incluyó en la Generación del 98. Santayana que a lo largo de su vida escribió y recibió miles de cartas, también se relacionó con Unamuno, pero no le interesó 'Del sentimiento trágico de la vida'. «La estrategia de decir en inglés la mayor cantidad de cosas no inglesas posibles, pudo ser tan eficaz como la de escribir en inglés como no se había escrito nunca ni se ha escrito aún en español», comenta Lastra. Sí, la entrada en nuestra cultura de la filosofía de Santayana tendría un efecto 'redentor'.

Pasaporte español

Santayana siempre tuvo pasaporte español. Murió en Roma yendo a renovar su pasaporte al consulado español. Y está enterrado en el Panteón español del Cementerio de Verano. Por mantener su nacionalidad perdió galardones como el Premio Pulitzer. Lastra habla de «represión» del filósofo tanto en la filosofía norteamericana como en la española. Y lo compara con Emerson. Y no sólo una «represión» filosófica, sino también literaria, puesto que Santayana fue igualmente un gran novelista y de éxito. 'El último puritano' (1935) fue un 'best seller' de su tiempo. E igualmente su poesía es muy estimable. Sus tres poetas eran Lucrecio, Dante y Goethe. El materialismo afable y su elocuencia irreprochable hoy son elementos de valor frente al desprecio, el egotismo, y la displicencia frente a una filosofía pura.

Quizás, comenta Lastra, porque la gramática de la filosofía no refleja ya la gramática del universo. Pueden haber sido también sus críticas a la enseñanza universitaria y su alejamiento de Harvard donde estudió y fue veinte años profesor. Lo dejó en el año 1912 tras recibir la herencia de su madre y decidir volver a Europa. Al irse abandonó las ambiciones de la filosofía académica norteamericana en su primer siglo de existencia. Sobre todo la necesidad de ser reconocida por la filosofía europea tradicional.

Santayana lo abandonó todo para alcanzar una vida espiritual plena, abandonó el mundo pero no lo despreció. «Su reino de la esencia es una especie de mística visionaria donde se mezclan poderes o fuerzas morales o sobrenaturales, a la contra de lo que siempre pensó sobre el platonismo literal. La intuición de Santayana de que solo se puede enseñar la filosofía por medio de la evocación deslizando, sin embargo, lo que hermenéuticamente podríamos llamar un error de interpretación respecto al lugar de las esencias en su sistema, y su relación o su ausencia de relación con el conocimiento humano, y culturalmente un error generativo sobre la transferencia del saber y la viabilidad de la enseñanza de la filosofía, es una señal de lo difícil que sigue siendo reconocer a Santayana como un verdadero filósofo», escribe Lastra.

Santayana, en realidad, no se identificó con ninguna comunidad. Es un verdadero espíritu libre

Santayana luchó contra el escepticismo, por el reconocimiento de Emerson y Thoreau como filósofos. Sus fuentes favoritas fueron 'La República' y el 'Filebo', de Platón, aunque se alejó del platonismo por creer que se distanciaba del mundo. En realidad su aristotelismo o neoplatonismo lo llevó a una confusión sobre el sentido de la filosofía primera o sobre la relación entre la política y la metafísica. Santayana ironizó sobre el liberalismo y no fue muy combativo contra los totalitarismos y el antisemitismo.

Spinoza fue otro de sus referentes pues, para él, devolvió al hombre a la naturaleza y lo convirtió en el núcleo de todos los valores morales, mostrando cómo podía reconocer su entorno y dominarlo. Pero también es crítico con el filósofo sefardí: «La simpatía de Spinoza carecía de imaginación; eludió cualquier noble ideal político o poético. Todo lo apasionado le parecía insano, todo lo humano necesariamente pacato. El hombre debía ser un piadoso animal domesticado, con las estrellas brillando sobre su cabeza. En lugar de la imaginación, Spinoza cultivó el misticismo, que de hecho es una alternativa. Un profeta en la especulación, siguió siendo un levita en el sentimiento». Para Santayana, Spinoza no podía asumir que el mundo fuera completamente inteligible.

Alumnos en Harvard

 Santayana, en realidad, no se identificó con ninguna comunidad. Es español, escribe en inglés, estudia en Madrid y luego en Boston en la universidad de Harvard donde es profesor durante veinte años, luego regresa definitivamente a Europa. Es un verdadero espíritu libre. Y como quien lo es, según el mismo escribió, «no se arrepentirá nunca, como tampoco Fausto se arrepiente; no puede volver a su verdadero ser, pues no tiene un ser particular al que volver».

Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana i Borrás, nació en Madrid en el año 1863. Murió en Roma en el 1952. Su padre y el abuelo materno eran oficiales en el servicio civil en Filipinas. Su madre, hija de diplomático, había nacido en Londres. En Filipinas había enviudado de su primer marido, George Sturgis, importante comerciante de Boston que tenía grandes negocios en las islas españolas. Tuvo cinco hijos y le sobrevivieron tres, dos mujeres y un hombre. Ya viuda siguió viviendo en Boston hasta que regresó a Madrid donde conoció al padre de Santayana y se casó con él. Se conocían de Filipinas. El matrimonio ya con cuatro hijos vivió en Madrid y Ávila hasta que ella decidió regresar a Boston. Santayana se quedó con su padre en Madrid, Luego se fueron ambos a Boston. El padre no acabó adaptándose y regresó a Madrid, donde el filósofo lo visitó poco antes de su fallecimiento. Los alumnos de Santayana en Harvard fueron, entre otros muchos, Aiken, Eliot o Frost. Wallace Stevens fue un gran amigo. Lo visitó en Roma, ya estando muy mayor, y le dedicó un gran poema. Santayana visitó mucho España y llegó a pasar temporadas con sus dos hermanastras en Ávila, una de ellas casada con un español.

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