ARTE

Vida en el mercado del arte más allá de las ferias

Por primera vez en 40 años, ARCO no se celebrará en febrero en Madrid. Mientras su convocatoria en verano pende de un hilo, las galerías reorganizan sus estrategias para combatir el embate de un año ya sin ferias internacionales presenciales

Obra de Olafur Eliasson en el estand de Elvira González durante ARCO 2020 Maya Balanya

Somos animales de costumbres , y febrero, en Madrid, desde hace cuatro décadas décadas, era sinónimo de Semana del Arte. En el de este 2021, por primera vez en su Historia, justo en el año en el que «celebra» su 40 aniversario, ARCOmadrid , ... la feria de arte contemporáneo por antonomasia en España, no se reencontrará con coleccionistas y amantes del arte.

Es la penúltima víctima del coronavirus , junto a la cascada de aplazamientos de citas similares (JustMad, Hybrid, Urvanity, Drawing Room ... Que se cruzan incluso con una Estampa que tampoco pudo vivirse en 2020 y que pone ahora el huevo, de momento, en abril ), salpimentando el calendario hasta el verano.

Una realidad tozuda

En el ánimo de sus organizadores está que la edición del cumpleaños se celebre en julio, pero la realidad es tozuda y no se lo pone fácil: una Europa en la que la movilidad sigue siendo imposible; unas políticas de vacunación que van a un ritmo más lento del esperado ; Basel –la feria que cuando ella tose hace que todas las demás se constipen– asumiendo que septiembre es mejor fecha; y un ERTE en Ifema , la empresa organizadora, que impacta en toda la línea de flotación de la feria...

«Nos estamos tomando un plazo para decidir –explicaba su directora Maribel López hace un par de semanas en su última comparecencia pública, antes de declinar hablar con los medios por lo que se le venía encima –. El escenario es realista: la feria podría hacerse con normalidad en julio. Sobre lo que hay que reflexionar es si tiene sentido hacerla».

Dos visitantes de ARCO 2020, cuando llevar mascarilla era una excentricidad

Lo que López y su equipo proponen –«en contacto directo con las galerías participantes, que se elevará al comité»– es tomar una decisión clara en abril . La feria afirma que «el trabajo está ya todo hecho», y, como plan B, prepara un «proyecto online que no respondería a un modelo de feria digital, dado que, en nuestro mundo, lo presencial manda».

Supuestamente, solo una firma, extranjera, no habría aceptado el cambio. En esa estrategia se enmarcan también los yo anunciados Double Exposure , o 40 podcasts con 40 de los protagonistas de ARCO ( Chus Martínez , Hans Ulrich Obrist, Rosa Martínez ...) de sus últimos 40 años. En unos días se ha de asumir además qué se hace con ARCOlisboa , la otra víctima, que ya en 2020 se convirtió en online y cuyas fechas naturales son las de mayo.

Si la feria al final no se celebrara en 2021, se sentiría la ausencia, pero tampoco se hundirá el mundo. Para muchos, la resistencia a dejarla caer se debe a la fecha redonda del aniversario

Mientras se decide si ARCO en julio, sí, ARCO en otoño, tal vez, o ARCO en 2021, no, la feria desarrolla actividades para dar señales de seguir viva. Una de ellas fue la celebración de una nueva ronda de Gallery Walks el pasado fin de semana, a la que, para llenarla de boato, se unió hasta el Ministro de Cultura , José Manuel Rodríguez Uribes . También la apertura de la exposición Recorridos fotográficos , comisariada por uno de sus artífices en 1988, Rafael Doctor , que, en el Centro Conde Duque , ilustra la mirada que diferentes artistas hicieron de todo lo que ocurría en los pasillos de Ifema, y que dio pie a una curiosa colección de foto. O la inclusión de Ignasi Aballí en el Meadows con el apoyo de la Fundación ARCO . Asimismo, la celebración de charlas y encuentros en la red, los E-Talks , uno de los cuales se empleó como plataforma para la presentación del libro ARCO. Una historia de arte y mercado ( ed. Pombo ) del galerista y experto en mercado Nacho Ruiz .

Para su autor, y así lo señala en el volumen, la edición de 2020 fue «la más difícil y la más dura de sus 40 años de Historia» : «Lo es que se celebrara, algo que no se tenía tan claro días antes, y que los resultados fueran buenos. La facturación de esas jornadas es lo que permitió que buena parte del sistema del arte español se mantuviera en los meses posteriores. Lo contrario habría sido catastrófico ».

Vector de contagio

Lo que también parece cierto es que lo que no fue «catastrófico» para la economía, puede que lo fuera para la salud: un equipo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicaba recientemente un informe con el mapa genético español del Covid-19 durante los meses de la primera ola y situaba como uno de los vectores de contagio (además de partidos de fútbol y ferias italianas de diseño) la Semana del Arte en Madrid. « Lo que fue providencial es que ARCO se pudiera realizar y el resto de grandes ferias no –señala Ruiz–. Se puso sobre la mesa no hacerla, y otras citas como el Mobile, cayeron . Que se celebrara fue una decisión valiente».

Rafael Ortiz eb su galería en Sevilla Rocío Ruiz

Lo que sí que recuerdan galerías como Àngels-Barcelona es que, aunque la entrega de 2020 fue buena («se cumplieron objetivos», señala su directora Gabriela Moragas ), lo que se experimentó esos días fue «un ambiente extraño». Justo cuando, como afirman tanto Rafael Ortiz , desde Sevilla, como José de la Mano , quien presentó uno de los estands temáticos más memorables de la edición, parecía que por fin se salía de un ciclo de crisis en un mercado lastrado desde 2010. «El flujo de tránsito quizás fue menor que en otras ediciones y los ingresos, mayores en 2019», apunta Olga Adelantado , de la valenciana Luis Adelantado .

Mientras se decide si ARCO en julio, sí, ARCO en otoño, tal vez, o ARCO en 2021, no, la feria desarrolla actividades para dar señales de seguir viva

A su cierre, como expresa De la Mano , llegó «el golpe emocional»: confinamiento, cancelaciones de ventas, imposibilidad de celebrar citas internacionales... Cuando acabe este mes de febrero, hará ya un año con el calendario vacío de grandes eventos artísticos.

«Yo nunca he sido rápido facturando , y creo que atrasar las facturas al fin del confinamiento fue capital para no generar más tensión entre los coleccionistas y evitar que se echaran atrás sobre lo apalabrado en la feria», confiesa Mira Bernabeu , artífice de 1MiraMadrid.

La solución digital

Sin duda, la «solución digital» fue la salida más evidente de todas las firmas galerísticas en un momento, primero, en el que era imposible acudir a las galerías, y, después, se redujera la movilidad de los ciudadanos con los cierres perimetrales. Sin embargo, las diferentes estrategias implementadas han ido orientadas a revisar el modelo de negocio . En el caso de T-20 , por ejemplo, la galería del mencionado Ruiz y Carolina Parra , los meses en los que bajó la actividad sirvieron para retomar líneas de trabajo para las que nunca había tiempo, como la puesta en marcha de la editorial Pombo: «Fueron semanas no tanto para dedicarse a la venta como para trabajar la difusión de la marca . Probablemente jamás hemos participado en más conferencias, aunque fueran virtuales, jamás hemos elaborado más textos o preparado proyectos singulares –fueron los primeros en hacer una muestra sobre los efectos de la pandemia– para cuando acabara el confinamiento», explican.

De filosofía similar es Bernabeu, cuya galería, con apenas unos meses de vida en Madrid, situó su objetivo en «hacerse visible» y darse a conocer entre los coleccionistas nacionales, para que, «cuando retornen las ferias físicas, no pasen por delante del estand porque no saben quiénes somos».

Olga Adelantado, galerista

Para firmas como NF , lo digital ha dado pie a todo un archivo audiovisual (en su caso, el programa Me quedo en casa ) que ahora sirve como complemento que ofrecer al comprador interesado en sus artistas, pero no se ha olvidado dotar de importancia al espacio físico de la galería : «Quizás teníamos muy abandonados nuestros locales con tanto viaje –reconoce una de sus directoras, Nerea Fernández –. Ahora preparamos allí proyectos especiales como Camping , que da cabida a disciplinas no artísticas en la galería, o Interludios , exhibiciones de más corta duración para mostrar a artistas que no forman parte de nuestra plantilla, pero que necesitan exponer».

Moragas apunta al gran soplo de aire fresco que supusieron las ayudas extraordinarias propuestas por las administraciones públicas, mientras han resuelto no descudiar el «tú a tú» con el cliente , «estrechando las relaciones y generando empatía y la idea de que tenemos que cuidarnos entre todos». Para José de la Mano , una de las soluciones lleva a «volver al modelo tradicional: hacer proyectos buenos, mediáticos, de menor duración . Ahora hay que relanzar la imagen de la galería, pero paradójicamente, en esta etapa es en la que estamos recibiendo más visitas y estamos atrayendo a gente más joven . Hemos apostado por plataformas digitales, ferias online y redes sociales y, francamente, esto último es lo que está dando mejores resultados».

La facturación de ARCO 2020 es lo que permitió que buena parte del sistema del arte español se mantuviera en los meses posteriores. Lo contrario habría sido catastrófico

Porque el drama no es solo que ARCO se retrase. Lo es todo un año sin poder acudir a eventos similares en el extranjero, lo que reduce los ingresos de las galerías. Para Jacobo Fitz-James Stuart , de Espacio Valverde , el golpe sí ha sido duro «porque eran plazas en las que nos movíamos mejor que en la galería. Ahora, por ejemplo, solo puedo movilizar al comprador latino que vive en Madrid».

El más optimista, Bernabeu: «Es cierto que se reducen nuestras fuentes de ingresos, pero también se reducen gastos . Una feria son viajes, dietas, seguros, transportes, pagos de estands... Si hacías seis al año como nosotros, entraba mucho dinero, sí, pero ahora también sale menos , que puedes dedicar a proyectos más cuidados en la galería». Y, en opinión de Nerea Fernández, no solo la galería es la gran perjudicada: «Están también los artistas. El 99 por ciento no está exponiendo en ningún lugar, no tienen incentivos para producir ». Olga Adelantado ha aprovechado lo ahorrado para implementar la comunicación online (su programa Viewing Room es el resultado), pero, admite, «no queremos quedarnos ahí; queremos volver a hacer ferias presenciales».

Un enorme «no»

Porque, sus versiones online, ¿han sido un buen parche? Pareciera que sí, dado que no sólo las grandes han desarrollado correlatos digitales, sino que, durante los últimos meses se multiplicaron nuevas de esta naturaleza ( Another Fair , La Distinción ...). La respuesta es unánime: un «no» enorme. No se traduce en ventas: «En nuestro caso –señalan en Àngels Barcelona– la participación en LOOP sirvió para que un coleccionista viera un vídeo, que luego compró fuera». Los T-20, también coleccionistas, confiesan haber comprado nunca nada por internet.

Además son caras: De las 4.000 libras de Frieze a los 4.000 dólares de Basel-Miami. A lo que se añade algo en lo que coinciden Adelantado o Fernández: no es lo mismo que tú emplees las herramientas digitales a título individual, que, de forma masiva, una feria abrume con tanta información . Y la apropiación que estos conglomerados, también plataformas digitales como Artsy o Artland , hacen de sus marcas: «Es como cuando compras en Amazon, que no sabes de dónde te llega el producto. El productor queda anulado », explica De la Mano.

José de la Mano y Alberto Manrique, en su estand de ARCO en 2020 J. D.-G.

ARCO, en principio, se retrasa a julio. Las galerías consultadas apoyan «su feria» (incluso, y paradójicamente después de renegar de ellas, una versión online si fuera preciso), pero reconocen que necesitan «trabajar con un horizonte que no obligue a estar reprogramando todo el rato», subraya Fernández. A lo que se une que hay un tipo de coleccionista para el que el contacto físico es fundamental: «Tenemos clientes que nos han dicho que no a los zooms o visitas virtuales por principio ».

Ante el crecimiento de las versiones «on line» de las ferias, la respuesta de las galerías es unánime: un no enorme. Son caras y no dan ventas

Si la feria al final no se celebrara en 2021, sentirían la ausencia, pero tampoco se hundirá el mundo . Para muchos, la resistencia a dejarla caer se debe a la fecha redonda del aniversario. Pero lejos quedan esos tiempos en los que el 70% de la facturación de una galería dependía de una plaza como Madrid. Ahora, lo habitual es que las ventas en ARCO supongan entre el 20 o 30% de sus ingresos anuales. «Además, los coleccionistas son impredecibles –añade Ortiz–. Nosotros hemos hecho nuevos compradores durante el confinamiento. No se está dejando de vender, quizás no a ritmos normales, pero nos estamos beneficiando de que no te puedes gastar el dinero en viajes u otro tipo de ocio». «No supondría una tragedia, ni echar el cierre», considera Bernabeu.

Una feria en chanclas

Ahora bien, también son muchos los que coinciden en que, con Basel fuera del calendario y los latinoamericanos sin las dificultades que suelen tener para viajar en febrero a Madrid, una edición de ARCO en verano no solo sería atractiva , sino que supondría apuntarse el tanto de ser la primera. «Para ello, sin embargo, se tienen que dar las condiciones sanitarias óptimas . Hacer algo a medio gas no tiene sentido», concluye Fernández.

En diciembre, cuando caían las ferias de Miami, para firmas como Espacio Mínimo la vuelta a la «antigua normalidad» en el arte se situaba en la celebración de una nueva edición de Basel-Suiza. Para Adelantado, esto dependerá más de una vacunación masiva que de cualquier respuesta por parte del ámbito artístico. Ruiz espera que sea julio y con ARCO. Moragas es también cauta: «El regreso de las ferias, aunque sea ARCO, tampoco va a suponer que la gente se vuelva loca y se ponga a viajar como antes». Para De la Mano, habrá que aprender a depender menos de ellas, «y es probable que haya una limpia» . Esperemos que esta no afecte a ARCO. En julio, septiembre o 2022.

Un visitante de ARCO pasa delante del proyecto de Ai Weiwei en la edición de 2020 EFE

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