«No entendemos que la paridad deba ser una norma»

¿A qué modelo de feria aspira usted?

Llevo desde 2011 trabajando en ARCO, y todos estos años he estado muy cómoda con los cambios que se han sucedido en su seno. Las decisiones con las que más a gusto me siento, y que voy a seguir desarrollando, tienen que ver con apoyar a las galerías y ayudarlas para que puedan presentar sus estands de forma que reflejen de la forma más fiel posible el trabajo que hacen en su día a día. Ese es el reto: conseguir que se sientan tan cómodas en Ifema como lo están en sus negocios. Que puedan profundizar y asumir riesgos.

¿Qué destacaría de ARCO 2020?

Tenemos muy buena sensación con el trabajo que traen todas las galerías. Las hay nuevas, que hace tiempo que no venían [como Ellen de Bruijne Projects, Hollybush Gardens o Martin Janda], o que no habían venido nunca [Massimo Minini y Francesa Minini, Perrotin, Sies+Höke, Buchholz, Barbara Weiss, Nordenhake y Jan Mot]. Son galerías que en cualquier diálogo estándar en el mundo del arte están presentes.

El número de galerías españolas es de unas 70 en esta edición. ¿Es un buen número? ¿Apoya ARCO el arte español?

Es un buen número. Conseguir que ARCO despierte interés en los coleccionistas internacionales, que tienen una serie de galerías en la que están anclados cuando hacen sus compras, y que quieran ver #-y podamos defender y apoyar así- el arte español desde ARCO, es uno de los retos más bonitos.

No hay grandes cambios en su programa y el año que viene cumplen 40 años. ¿Piensa que esta es una edición de transición?

Yo creo que no hay que obsesionarse tanto con la novedad. El arte tiene una cocción no siempre tan rápida. Este no es el proyecto de una sola persona, sino de una institución que responde a un país, al mundo del arte y a otras muchas cosas. La novedad pasa en cada estand. Ahí es donde hay que fijarse.

¿No tiene miedo que tras el chasco para la crítica del concepto «Futuro» sustituyendo al país invitado en 2018, naufrague también el de Felix Gonzalez-Torres este 2020?

En el arte no hay que tener miedo. A algunas personas les interesará y a otras no. Mucha gente apoyó «Futuro» y a muchos les va a interesar este año Felix Gonzalez-Torres. Yo sé que va a ver cierta incomodidad porque su arquitectura es particular y, en una feria, no ver un estand al lado de otro es extraño. Miedo no me causa, pero sí inquietud.

¿Está preparada para otro Santiago Sierra o Eugenio Merino?

Estoy preparada. Pero me da pena dedicar la feria a hablar de una sola obra, cuando hay miles. Yo entiendo que la provocación es una estrategia válida. Entiendo que esos artistas tienen una trayectoria y esas obras llegan de algún lugar. Si alguien está hablando frontal y críticamente sobre política, llegará a ARCO y lo presentará. No me genera ninguna incomodidad.

Hay ferias aquí en España, como JustMad, que están apostando por la paridad. ¿ARCO mira hacia ese modelo?

Yo creo que, en la vida, la paridad debe ser un objetivo. Conseguirlo en una feria tan grande es difícil, pero pienso que todos nos estamos concienciando. La imposición desde el comité y la dirección sería demasiado artificial. Yo confío más en insuflar información al sistema. Este año nos encontramos con proyectos exclusivamente de mujeres, de investigación sobre artistas que antes no habían tenido la suficiente atención. Nosotros queremos recuperar eso. Pero no entendemos poner la paridad como norma.

¿Le parece un buen destino ARCOlisboa para la internacionalización de ARCO, a tan solo 600 kilómetros de Madrid?

Para la internacionalización de ARCO, Lisboa fue un ejercicio y, sobre todo, un ejemplo de trabajo con el contexto. Ese era el punto de partida original. ARCOlisboa surge sobre todo de las galerías portuguesas, que tienen una escena artística compleja y rica, pero que no tenían una feria. Es un proyecto muy bonito que cada vez importa más en la ciudad y eso creo que es lo básico, no solo si es una gran estrategia de marketing. Lo es el sentido que da al lugar por donde pasa.