ARTE
«Hay palabras que tocan fibra, como la acupuntura»
Incide Antoni Muntadas en el uso y abuso que los medios y los poderes políticos hacen del sentido de determinadas palabras. La galería Moisés Pérez de Albéniz lo ilustra en una muestra

Recuerda Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) que cada presidente norteamericano tuvo su medio de comunicación: la radio fue el de Nixon. Desde Kennedy, se apostó por la tele. Obama lo hizo por internet, y Trump es el rey de Twitter. El regreso del artista catalán a la galería Moisés Pérez de Albéniz se ocupa precisamente del uso y abuso que los poderes (políticos, mediáticos) hacen de los códigos lingüísticos, vaciándolos de contenido y anulando su significado. Su título: «Palabras, palabras». Nosotros le tomamos el pulso al discurso de su autor.
¿Cómo definiría este proyecto?
La exposición reúne una serie nueva, la que da título a la cita, junto a trabajos anteriores en la misma esfera, como la instalación «The Press Conference Room» (1991) que se adapta a la galería y al contexto de Madrid. Esta es una pieza que relaciona la arquitectura con los medios para ocuparse de la degradación de los discursos políticos. Por su parte, Palabras, palabras se interesa por la degradación de los términos de esos discursos. He seleccionado diez («Debate», «Democracia»...), pero podrían ser otros. Se podrían añadir «Corrupción» o «Libertad», que, en cierta manera, han estado en constante uso en los mítines de la última campaña electoral en España. Viviendo fuera, eran los que más me llegaban desde los medios.
Digamos que hizo su propia encuesta a pie de medios
Mi palabra es «Contexto». Me interesa porque hace relación a la vinculación entre un espacio y un tiempo y porque tiene en cuenta contenidos de naturaleza antropológica e histórica
La lista que compuse incluía más de treinta palabras, pero estas eran las más claras: «Transparencia», «Ideología»... He situado una en la fachada de la galería porque estoy comprobando que las piezas pueden salir a la calle. Y es que, en función de los contextos, se activan determinados pensamientos. Por ejemplo, ¿dónde colocamos el término «Demagogia»?
¿Por qué su interés por la palabra en una sociedad tan visual como la nuestra?
En este proyecto, las palabras se transforman en imágenes. Y no es que las unas hayan sustituido a las otras, pero sí que explican una transformación. La muestra incluye un dibujo de los setenta, el primero en el que detecté este fenómeno. Y su palabra, la primera en la que pensé, fue «Demagogia», porque ya entonces percibí mucha manipulación en ese sentido.
¿Es un proceso de no retorno o en él hay idas y venidas?
Yo no puedo prever algo así. Lo que sí constato es que hay palabras que se usan alegremente. A veces, por modas. Ahora, la muletilla más usada es «complicado». Todo lo es. Lo es para un entrenador de fútbol, pero también para un político. Los términos fluctúan y se activa su uso para luego olvidarlos. Recuerdo que la primera exposición que realicé en el Museo Reina Sofía en 1988 se titulaba «Híbridos» porque ya en ese momento me di cuenta de que no hay elementos puros. Antes era una palabra que sólo se entendía en el contexto de la genética y la biología. Para mí, es muy importante el significado de «Democracia». Ahora, según cómo se emplea, a veces se denigra.
En castellano contamos con la expresión «palabras mayores». ¿Existen paabras mayores que otras?
Todo depende del emisor y el receptor. La complicidad entre ambos marca el sentido de los conceptos. Esto me recuerda al librito que edité titulado Refranero político. En él explicaba cómo la sabiduría popular que estos encierran se ha visto secuestrada por los políticos españoles como parte de su estrategia. Así hacen creer que es el pueblo el que habla. Recopilé los más empleados. El de «Quien la hace la paga» se usó para la fachada de la galería, puesto que fue mi primera exposición aquí.
Interesado por los mecanismos de control, ¿existen también en el uso del lenguaje?
Para mí, es muy importante el significado de la palabra «Democracia». Ahora, según cómo se emplea, a veces se denigra
Son los de los nuevos populismos. Nos fijamos en Trump, en Venezuela, y vemos que las estrategias son similares. Los populismos crean todo tipo de poderes de seducción y de captura del lenguaje con el fin de controlarnos. Los perfumes de la política son muy elaborados. En las últimas elecciones americanas lo hemos visto con Trump. Ahí quedan sus tuits. Cada presidente americano ha tenido un medio de comunicación a su servicio. Cada generación tiene sus referentes políticos y estos buscan la forma de conectar con ella.
Y nosotros, como ciudadanos, ¿podemos hacer un uso político de la manera de hablar?
Cada ciudadano, al manifestarse con palabras, es evidente que puede hacer un uso determinado del lenguaje. Algunos discursos de otros generan determinadas reacciones en nosotros. Las situaciones se sofistican en función de las intenciones y de los resultados que se persiguen.
A usted que es trilingüe le pregunto: ¿Hay lenguas más persuasivas que otras?
El inglés es un idioma muy sintético. Cualquier cosa que traduzcas del español da un texto más corto. La variedad de palabras es menor. Sin embargo, resumen muy bien. La frase que utilicé en la Bienal de Venecia «Warning: Perception Requires Involvement», para mí, es mucho mejor en la versión inglesa. Este trabajo ha llegado a muchas culturas, también a Corea, donde tenía ocho traductores y cada uno me daba un término distinto. Tengo pendiente un proyecto comparativo sobre refranes de diferentes lenguas. Porque a veces son los mismos conceptos los usados y, en otras ocasiones, no tienen nada que ver.
Uno de sus proyectos más conocidos es «On translation». Ahí mostraba su interés por la palabra. ¿Por qué esto es o no un capítulo más de aquello?
Es un trabajo paralelo. Trato de que haya conjuntos que no tengan que pasar por esa serie. Aunque en el catálogo de mi exposición del MACBA , Mary Ann Stanizsweski decía que lo mío será siempre traducción, interpretación y transcripción.
Los medios siempre han estado en su punto de mira. El arte, en cuanto canal de comunicación, ¿está libre de toda sospecha?
En función de los contextos, se activan determinados pensamientos. Por ejemplo, ¿dónde colocamos el término «Demagogia»?
Me gusta analizarlo, pero no como un sistema autónomo. En los setenta elaboré un diagrama que sigo utilizando en el que convierto en tres circunferencias que se solapan el arte, los medios y las ciencias sociales. En el ámbito en el que se encuentran las tres esferas es donde yo he querido situar siempre mi trabajo. Me interesa el arte en relación a otras situaciones, contaminado. Hay gente que no acaba de entender esta sinergia, y que se queda con una o dos de las situaciones y cree que lo que hago es sociología o un estudio periodístico. El arte se puede permitir que pienses eso.
En cualquier caso, estar en el centro será imposible. ¿Nota sus propios desplazamientos en ese ámbito de encuentro?
Puede ser. Pero tampoco diría que todo lo que hago tiene que estar equilibrado al 33 por ciento. Uso trabajos de campo que me pueden acercar más a antropólogos o sociólogos; y me sirvo de entrevistas. En cualquier serie, todo comienza respondiendo a las preguntas «¿qué?», «¿quién?» o «¿por qué?». El «¿cómo?» aparece luego.
Me está hablando de las cinco w del periodismo. ¿Por qué usted no es periodista y yo no soy un artista?
También he añadido el «dónde» y el «cuándo», por la necesidad de especificar el tiempo y el contexto. Quizás lo que nos diferencia es que tras el «¿para quién?» llega preguntarse «¿cuánto cuesta?». Para mí, como artista, me parece interesante que con poco dinero hagas mucho.
Recuerdo su antológica del Reina Sofía (2011), en la que se ocupaba de los espacios de transición: «terrains vagues». ¿Existen también en el lenguaje?
Creo que sí. Como en la ciudad, en él también hay centros y periferias. Se podría crear una ciudad con palabras. Y tenemos que tener en cuenta que, a veces, olvidamos algunas. La función del escritor es recuperarlas. Yo hablo mucho del uso de las palabras como acupuntura, porque esta, como algunos términos, a menudo tocan fibra.
Por cierto, ¿cuál es la «palabra» de Antoni Muntadas?
«Contexto». Me interesa porque hace relación a la vinculación entre un espacio y un tiempo y porque tiene en cuenta contenidos de naturaleza antropológica e histórica.
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