María José Solano - LO MODERNO
Las edades de Almudena
Almudena Grandes caminó en la literatura construyendo cada vez con más firmeza nombres imborrables de mujer
Comenzó asombrándose ante el deseo de su cuerpo, que es en realidad la versión más pura de desear conocer la verdad. Aquello la llevó, muy joven, a escribir inmersa en el erotismo de Lulú dentro de una España que desdeñaba (y todavía lo ... hace) ese género literario rebelde quedando enlazada, tal vez sin querer y ya para siempre, a María de Zayas Sotomayor o Emilia Pardo Bazán , escritoras feroces e imperfectas como lo son todas las grandes mujeres; como lo era Almudena Grandes.
Caminó en la literatura construyendo cada vez con más firmeza nombres imborrables de mujer: Malena, con música de tango; Viernes, la fabuladora; María José, encerrada en su castillo de sexo y cartón , o las cuatro mujeres unidas por el azar de un atlas de anatomía humana.
El difícil camino que va del cuerpo a la memoria la condujo en sentido contrario, de la piel al corazón , y en ese viaje complejo trazó su territorio definitivo: el de una España en guerra.
Dedicó su madurez de escritora a reconstruir el pasado y así nacieron los ‘Episodios de una guerra interminable’ , seis novelas abrigadas por el abrazo de su admirado Galdós , pero con la voz propia, ronca, interrogante, de una escritora que sabiendo de dónde venía, quería entender por qué.
La experiencia de ser nieta, hija, madre, novelista, compañera, recorrió en unos escasos sesenta años las edades de Almudena , que se ha marchado pronto, casi de madrugada, como hacen las amantes inteligentes, dejando el rastro de su perfume en la alcoba desconsolada de la literatura.