Hazte premium Hazte premium

Ajuste de letras

Joan Didion: Según venga el juego

El fenómeno editorial de Joan Didion viene y va. Este mes se traduce su novela «Según venga el juego»

Joan Didion, fotografiada en 1971
Jaime G. Mora

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Santa Ana es un viento cálido del nordeste que, a su paso por Los Ángeles, levanta «tormentas de arena por la Ruta 66 , resecando las colinas y los nervios hasta llevarlos a su punto de inflamación», escribe Joan Didion en su cuaderno de Los Ángeles. Se deja notar unos veinte días al año, en periodos de tres o cuatro días. Hace un calor surrealista y el cielo se torna amarillo, «con esa clase de luz que a veces se denomina “clima de terremoto”». Vivir con el Santa Ana —según Didion— es aceptar, de forma consciente o no, una visión profundamente mecanicista de la vida. Porque durante esos vientos, y durante las diez horas que los preceden, se concentra en el aire una alta proporción de iones positivos, y ese exceso explica que la gente se sienta más desgraciada. «Se me ocurren pocas cosas más mecanicistas que esto», dice Didion. Veamos.

Esto escribí en Facebook justo antes de subir al avión que me llevó de Londres a Los Ángeles. Como escribe en «Slouching Towards Bethlehem», el libro que leí durante el vuelo, Didion pasó una crisis a mediados de los 60. Durante meses estuvo paralizada por la convicción de que escribir era irrelevante, de que el mundo que había conocido ya no existía. Mi editor adoptivo me había amenazado con no volver a leerme jamás si no regresaba con una crónica, y convertí a Didion en la protagonista del viaje.

***

En lugar del Santa Ana, en Los Ángeles me encontré una imponente boina de contaminación provocada por los coches que se atascan en autopistas de seis carriles y avenidas amplias e interminables. En Los Ángeles todo queda más o menos cerca, a una hora de distancia. Pocos salen a caminar, quizá para no tener que sortear mendigos, y en lo alto de los edificios se anuncian películas y series. Por algo Los Ángeles es el corazón de la industria del cine. Pero antes, cuando «el viejo Hollywood se había agotado y el nuevo Hollywood no había nacido aún», según Andy Warhol , Los Ángeles fue la ciudad de Didion. Allí se mudó en 1966 junto con su marido, el escritor John Gregory Dunne . Ambiciosos, se dejaban ver juntos por las fiestas de Hollywood y escribían columnas en varias publicaciones; se corregían sus novelas entre ellos y firmaban guiones de películas.

—¿Sabes dónde está la estrella de Joan Didion? —le pregunto al dependiente de una tienda de souvenirs en el Paseo de la Fama .

—¿Quién?

—Joan Didion, fue muy famosa en los años 70. Escribió mucho sobre Los Ángeles.

Su nombre no está en ninguna de las dos mil baldosas estrelladas del suelo más fotografiado, pese a que «Didion creó Los Ángeles, la ciudad que se identifica con Hollywood», según Lili Anolik en «Vanity Fair» . «Este sitio nos convierte a todos en jugadores. Su espíritu es veloz, obsesivo, inmaterial», escribió Didion en 1973. Ya había triunfado con «Slouching», su primera antología de artículos. Sus novelas eran la metáfora de una sociedad cambiante. Julian Wasser la retrató como la autora más chic delante de un Corvette. Pero su estrella se apagó en 1979. «Dejó de ser una escritora visionaria —dice Anolik—. Sus días como fenómeno cultural se habían agotado». Entre sus últimos libros, solo había funcionado «The White Album», una antología al estilo de «Slouching».

La resurrección de Didion llegó con el nuevo milenio, con «El año del pensamiento mágico» y «Noches azules» (Literatura Random House), en los que cuenta cómo vivió las muertes de su marido y su hija. Una década después, Céline, una de las marcas de ropa más elitistas, la eligió en 2015 para anunciarse. Fui a buscarla a la tienda de Céline en Rodeo Drive, el barrio más elitista, allí donde Pretty Woman se convirtió en princesa.

—¿Han desaparecido los carteles de Didion? —no la veía por ningún lado.

—¿Didion? —se extrañó una dependienta.

—Sí, es una modelo… —ni rastro de ese anuncio en el que Didion, con 80 años, mira a cámara vestida con un jersey negro, escondida en unas gafas de sol.

¿Dónde está la literatura en Los Ángeles?

***

En el número 8.818 de Sunset Boulevard una pizarra en medio de la calle reclamó mi atención: «Ven a buscar tus libros antes de que se quemen». Era la librería Book Soup . Allí estaban todas las novelas de Didion: «A Book of Common Prayer», «Play It As It Lays»… Los personajes de Didion, dice William Finnegan en «Años salvajes» , caminan con las sandalias en la mano, viven a solas con sus pensamientos a media distancia. Según venga el juego . En otra estantería estaban sus obras de no ficción. Las recomendaba la librera Hannah: «Atención a mi consejo, niños. Leed todo lo que podáis de Didion. Abrirá vuestras mentes y enriquecerá vuestras almas».

Así que Didion está en las librerías, anoté en mi cuaderno de Los Ángeles. «¿Por qué lo apunté? —releo ahora, mientras escribo— ¿Qué es exactamente lo que yo quería recordar? ¿Cuánto de todo aquello sucedió realmente? ¿Para qué tengo un cuaderno de notas?».

Qué preguntas nos hacemos los solitarios, pienso. Esa «gente reticente —según Didion— que siempre está cambiando la disposición de las cosas, insatisfechos ansiosos, niños que al parecer sufrieron al nacer cierto presentimiento de pérdida».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación