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«DARÁN QUE HABLAR»

Sergio del Molino: «La actividad que siento más afín con la escritura es cocinar»

Empezó en las editoriales «indies», pero sus dos últimas novelas las ha publicado en una de las grandes. Es de los escritores que «Darán que hablar»

Sergio del Molino: «La actividad que siento más afín con la escritura es cocinar» s. del molino

inés martín rodrigo

Ficha

Nombre: Sergio del Molino .

Lugar y año de nacimiento: Madrid, 1979 .

Estudios: Además de escritor, es periodista y estudió en la Universidad Complutense de Madrid.

Qué le interesa

Las relaciones familiares, la paternidad, la forma en que el hogar y el origen te marca. Eso, desde una perspectiva íntima. Socialmente, me preocupa la estrechez de los márgenes, esos sitios donde la gente vive con la esperanza de ser dejada en paz. También me obsesiona la idea arendtiana de la responsabilidad. Exploro los huecos que hay entre el nihilismo y el compromiso. Como lector me emociona la literatura manchada de testimonio, en la que se percibe una voz humana clara sin las distorsiones de una voz narrativa. Literatura sin trampantojos, imperfecta y directa. Rehuyo el sudoku literario y el juego por el juego. Alguien ha dicho de mí que soy un escritor ombliguista. Quizá porque al escribir me busco ese cordón que aún siento como un miembro fantasma.

De dónde viene

Empecé, como casi todos, en el circuito de editoriales indies . Tropo Editores me dio la alternativa, fueron los primeros en apostar por mí cuando no era nada y sólo tenía un puñado de cuentos para ofrecer, por lo que mi gratitud hacia ellos es eterna. Mis dos últimos libros han salido en Literatura Random House.

Supo que se dedicaría a la literatura desde el mismo momento que…

No tengo una epifanía, pero creo que tiene algo que ver con la forma en que, a mis ocho años, leía «El faro del fin del mundo », y, en vez de soñar un viaje a ese faro, me preguntaba cómo demonios se hace para escribir un libro sobre un faro que está en el fin del mundo. Que me interesara más cómo se cuenta una aventura que la aventura en sí es probablemente algo patológico que explica la vocación como enfermedad.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del libro para «sobrevivir»?

Corregir y editar una revista laboral de una multinacional alemana. Me despidieron (bueno, en realidad, dejaron de llamarme), porque corregía demasiado los textos. El consejero era alemán y escribía en lo que él pensaba que era español. No se le entendía ni una frase, pero le molestaba mucho que yo le «tradujera».

Su «yo virtual»

Me muevo en redes sociales con compulsión y adicción, como tantos otros. Estoy conectado a todas horas, salvo cuando escribo. Entonces, silencio el teléfono y cierro el navegador. Me ha costado mucho aprender a no contestar a los trolls . Tengo perfiles en Facebook y en Twitter . Al principio sólo usaba el segundo, pero Facebook se ha ido imponiendo porque me permite explayarme con textos largos, y yo soy muy de enrollarme. Cuanto desde hace mucho tiempo con un blog personal , y le tengo mucho cariño. El núcleo duro de mis lectores viene de allí. Somos como una pandilla de irreductibles.

¿Dónde está cuando no escribe?

¿El periodismo cuenta como actividad literaria? Colaboro en bastantes sitios, pero la actividad que siento más afín con mi forma de escribir es cocinar. He resuelto muchos problemas de estructura narrativa mientras ponía al punto de sal unas lentejas. En el pasado formaba parte de alguna asociación. Ahora, no. Salvo el Club Dante, que me hacía mucha gracia y era un puente entre autores españoles e italianos, pero creo que está un poco inactivo.

¿Qué se trae ahora mismo entre manos?

Ahora mismo estoy metido en la promoción de mi último libro, así que no tengo tiempo de sentarme a escribir como quisiera. Pero tengo bastante avanzada la estructura y desarrollo del que será mi siguiente libro, que espero ponerme a trabajarlo en serio en enero.

Le gustará si conoce a...

Está feo que yo lo diga, pero la crítica me ha buscado parientes lejanos entre Sebald y Francisco Umbral. Me lo citan menos, pero yo me siento más afín a Carrère. Entre los españoles de más o menos mi edad me interesa lo que escribe gente como Sara Mesa, Miguel Serrano Larraz, Jenn Díaz (aunque es insultantemente joven), Álvaro Colomer, Jordi Carrión , Ernesto Pérez Zúñiga, Mario Cuenca Sandoval o Juan Gómez Bárcena. Tengo la suerte de compartir edad, año arriba, año abajo, con un grupo muy interesante y heterogéneo de narradores.

¿Por qué tenemos que confiar en él?

Eso lo tendrían que decir los que saben. Personalmente, creo que aporto una mirada poco complaciente conmigo mismo (lo que conforma un estilo que muchos creen que es reconocible a la primera frase) y una forma suicida de enfrentarse a los textos. Alguien dijo de mí que estoy completamente loco por asumir ciertos riesgos, que hago equilibrios peligrosos.

¿Con cuál de sus «criaturas» se queda?

Con la última, «Lo que a nadie le importa », recién publicada. Es quizá mi libro menos imperfecto, donde fracaso mejor que en los demás.

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