Bonello le hace un roto en el traje de fiesta a Yves Saint Laurent

La película argentina «Relatos salvajes», producida por Almodóvar, le da un meneo a la sosería de la competición en Cannes

Bonello le hace un roto en el traje de fiesta a Yves Saint Laurent afp

No hay grandes hallazgos biográficos ni pequeños destellos artísticos en la película que hace Bertrand Bonello sobre el diseñador Yves Saint Laurent , el hombre que le puso esmoquin a la moda femenina al tiempo que se lo quitaba con una fusión musical ... entre la alta costura y el prêt-à-porter. Esta película compite aquí por la Palma de Oro y, en el año, con otra recién estrenada y dirigida por Jalil Lespert también sobre este personaje pero más centrada en la perspectiva de Pierre Bergé , su socio y amante. Bonello se olvida de lo demás y se fija en el meollo de su éxito: recoge a Yves Saint Laurent tras su fiasco en el servicio militar y cuando pone, junto a Berge, las primeras piedras de su emporio y le da significado a las siglas YSL; su inclinación autodestructiva, su fragilidad, su caída en plancha en las drogas , su turbia vida amorosa y la mezcla del terrible chunda-chunda y «look» de los setenta con la raya de su pantalón forman la materia narrativa de este «Saint Laurent», del que se sale con muy poca información nueva sobre el personaje y sin ninguna sobre el lugar de sí mismo donde se cocían sus ideas.

En el caso de que YSLaurent tuviera un misterio por resolver, seguiría en el mismo sitio después de ver lo que Bonello deja dicho sobre él. El actor Gaspard Ulliel da, digamos, el tipo: suave, rígido, amanerado, ido, vuelto y revuelto, y sorprende la vacuidad con la que Bonello introduce a otros personajes, como los interpretados por Lea Seydoux , Jérémy Renier , Valeria Bruni Tedeschi (nada) y un Louis Garrel casi ridículo en su papel del diablillo vicioso Jacques de Bascher. Como es natural, el producto está bien vestido, peinado y perfumado , y no renuncia a cierto engolamiento operístico, pero la impresión es de que se estrella contra una doble posibilidad: o no te interesa el «tema», con lo cual cataplaf, o sí te provoca gran interés el «tema», con lo cual cataplaf.

Chispa maliciosa

Y dejamos la sección de complementos para hablar de otra película a competición, la insólita «Relatos salvajes» , que además es española (la ha producido Almodóvar ) y argentina (la ha dirigido Damián Szifron), media docena de relatos cortos a cual más vándalo, más extremo, más divertido, provocador y vitriólico. Durante su primer pase de prensa, buena parte del público en la sala no tuvo escrúpulos en aplaudir muchos momentos de esa rabiosa gracia y de esa chispa maliciosa que brinca de la película sin ninguna contención.

Se abre con un peculiar vuelo de avión y se cierra con la boda más tragicómica que se ha visto nunca, donde la risa, la perversidad y el elogio al ridículo llegan a lo más alto , porque este director, Szifron, si tiene miedo a las alturas no se le nota en absoluto. Y otras historias donde la pasión, el absurdo, el ingenio y la disparatada venganza tientan igualmente al aplauso, con un Leonardo Sbaraglia a bordo de su flamante coche o con un Ricardo Darín , ingeniero de explosivos y con la mecha de su mal y humor y fatalismo arrastrándole por el suelo.

Lo normal será que logren su merecido éxito cuando se estrenen

No es lo habitual esto de que la sección oficial a concurso de Cannes se arriesgue con una obra tan divertida y generosa con el público, y a la que cualquiera de los miles de analistas de festival que se pirran por la hora muerta despreciará sin el menor cargo de conciencia. Lo normal es que estos supremos «Relatos salvajes» sean completamente ignorados por el Palmarés y que, en cambio, logren su merecidísimo éxito entre el público cuando se estrene.

Bonello le hace un roto en el traje de fiesta a Yves Saint Laurent

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