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Daniel Day-Lewis: «El humor de Lincoln fue una estrategia política»

Todas las quinielas dan por seguro que su genial interpretación del presidente de Estados Unidos le valdrá uno de los doce Oscar a los que opta el filme de Steven Spielberg

Daniel Day-Lewis: «El humor de Lincoln fue una estrategia política» ABC

ANGÉLICA MARTÍNEZ

Llega a los cines españoles este viernes la nueva película de Steven Spielberg, «Lincoln». Nominada a doce estatuillas, se presenta como la más sólida candidata a triunfar en los Oscar de este año. En el filme, situado en 1865 durante los últimos meses de la guerra civil norteamericana, el reelegido presidente Abraham Lincoln, interpretado por Daniel Day-Lewis, vive obsesionado con aprobar en el Congreso una ley para abolir la esclavitud en Estados Unidos. Daniel Day-Lewis, nominado por quinta vez en su carrera (ya tiene dos Oscar), brilla dentro de la piel de Lincoln.

Un retrato soberbio del líder más querido y admirado en América. Para Lewis, dar vida a Lincoln ha sido el mayor reto de su carrera, según confesó durante un encuentro en el Hotel Four Season de Los Ángeles. Considerado uno de los actores más difíciles por la entrega con que vive cada personaje, Daniel Day-Lewis estudió durante un año a Lincoln, investigando cada libro que pudo encontrar y analizando cada fotografía del presidente.

-¿Cuál fue el mayor reto al que tuvo que enfrentarse para dar vida a la figura de Abraham Lincoln?

-Aparte del reto físico, lo más difícil fue acercarme a la vida de un hombre que se ha convertido en un mito. Quería estar seguro de que iba a ser capaz de hacerlo. Una parte de mí pensaba que no debía interpretarlo, que debía dejar a otro actor convertirse en Lincoln, pero otra mitad estaba deseando hacerlo. Ha sido el personaje más complicado de toda mi carrera.

-Al final entendió a Lincoln...

-Descubrí, y fue una sorpresa, que podía interpretarlo de diferentes maneras y ésa fue mi puerta de entrada. De pronto me sentí bienvenido por el personaje, entonces me pareció accesible, lo cual me sorprendió muchísimo.

-¿Qué aprendió de Lincoln que no supiera?

-No sabía nada sobre Lincoln, lo tuve que aprender todo. Aparte de unas fotografías, una estatua, un dibujo y varias frases de un discurso, no sabía absolutamente nada. Creo que la sorpresa más deliciosa para mí fue descubrir su sentido del humor y lo importante que ese aspecto era en su personalidad y en su carácter.

-Sería justo decir que utilizaba el sentido del humor como estrategia política...

-En algunos momentos podría ser así, pero no necesariamente. Creo que su humor era una estrategia en la política ya que era capaz de utilizarlo con sentido común para dar fuerza a su punto de vista. Hay muchas anécdotas de gente que llegó a preguntarle algo de gran importancia y, al encontrarse en su presencia, recibieron un saludo y una historia. Al salir de la habitación, sin ni siquiera darse cuenta él, había conseguido lo que quería, que se quedaran sorprendidos con su talento. Eso es una buena estrategia política y, en realidad, formaba parte de su personalidad.

-Tal vez el elemento más humano de Lincoln en la película es la relación con su hijo Tad. ¿Cree que fue mejor padre con el resto de sus hijos?

-Eso parece formar parte de la historia. La relación entre Lincoln y su hijo mayor, Robert, que aparece en el filme, fue la más difícil y la más interesante de todas las que tuvo en su vida. Entre ellos había distancia, principalmente por el trabajo de Lincoln, que le obligaba a pasar seis meses lejos de su casa. Además, estaban las campañas políticas, mientras Robert estaba en la Universidad. Lincoln tenía una actitud muy interesante hacia la paternidad que era sorprendentemente moderna. No había autoridad, sino diálogo. Era una decisión consciente, probablemente influida por la dura disciplina a la que le sometió su padre.

-¿Cree que su infancia marcó su carrera?

-Creo que las experiencias que vivió en la infancia fueron muy difíciles. Se mudó de Kentucky a Indiana y él y su hermana tuvieron que sobrevivir por su cuenta. Se vio obligado a crecer muy rápidamente. Cuando llegó a la Casa Blanca su hijo era todavía un niño y le fascinaba verle jugar con sus cañones y sus soldados. Lincoln disfruta viendo a sus hijos jugar porque sentía por ellos amor puro. No estoy diciendo que fuera o no un buen padre, porque les daba todo lo que le pedían, pero la suya era una forma de educar muy interesante para el momento de la historia en la que hablamos.

-Usted se negó durante mucho tiempo a interpretar a este personaje hasta que finalmente Steven Spielberg le convenció para hacerlo. ¿Qué le llevó a cambiar de opinión?

-Me sentía ambivalente hacia el personaje. No sabía si quería o no quería interpretarlo. Por eso me negaba, hasta que se me acabaron las excusas. Cuando Steven me llamó por primera vez, me pareció inconcebible que pensara en mí para este personaje. Por otra parte, no quería ser yo el responsable de manchar la impecable reputación del presidente más importante de Estados Unidos. No me negué de forma egoísta, sino porque me parecía muy difícil que yo pudiera dar al personaje lo que necesitaba. No creía que yo fuera el actor adecuado para dar vida a Lincoln.

-¿Cómo fue su primer encuentro con Steven Spielberg?

-Conservo como un grato recuerdo aquel almuerzo con Steven Spielberg y Tony Kushner, el guionista del filme. Todavía no tenía terminado el guión y me hicieron una presentación de su visión de la historia. Era una visión incompleta y decidí que no era para mí. Luego leí el libro de Doris Kearns en que está basado este guión y eso me sirvió de plataforma para acercarme a la figura de Lincoln. Después empecé a descubrirme interesado por el personaje hasta que decidí interpretarlo.

-Durante un tiempo Steven Spielberg estuvo hablando con Liam Neeson para interpretar a Lincoln, aunque finalmente le dio el papel a usted.

-Tengo que decir que Liam es un buen amigo mío y, si bien es cierto que estuvo comprometido con el personaje durante un tiempo, luego lo dejó para hacer otra película y Steven vino a mí. Durante el tiempo en que Liam estuvo comprometido con el personaje no se me hubiera ocurrido ni considerarlo. Desde el momento en que Liam decidió abandonar el papel me animó a considerarlo. Ha sido muy generoso conmigo e incluso me llamó para decirme que debía hacerlo. A mí me hubiera encantado ver a Liam interpretando a Lincoln, pero la vida de los actores es azarosa y cada personaje tiene su momento.

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