DESPUÉS, 'NAIDE'

Azpeitia, 'Morantemanía' en euskera

El mestizaje que permite el toro siempre ha sido molesto para los intransigentes y la tauromaquia se ha visto con desconfianza por las mentes más cerradas del pueblo

Caluroso recibimiento a Morante ayer en Azpeitia (Guipúzcoa) Iñigo Royo

01/08/2025 a las 06:50h.

'Morante, herria zurekin'. Aquella no era una pintada cualquiera, ni siquiera en las calles del corazón de Guipúzcoa tan acostumbradas a los mensajes en las paredes. Apareció el año pasado en una de las calles del pueblo, escrita con espray negro en euskera como ... es habitual, pero con un mensaje particular. Rezaba 'Morante, el pueblo está contigo', y se la habían escrito al diestro sevillano unos chavales aficionados locales. Morante estaba triste y nadie sabía si sus condiciones de salud mental le permitirían torear en la plaza del Valle del Urola, y los aficionados llenaron el municipio de mensajes morantistas de ánimo y cariño. 'Morante, palmas por alegrías', le animaban en otra, esta vez en castellano. Este año han hecho camisetas con el lema 'Morante, herria zurekin' escrito en tipografía vasca, y así lo recibieron ayer en el día de San Ignacio, jornada grande de las fiestas de la localidad, los 'sanignazios' o 'saninaziyuek' en honor del santo, nacido en el barrio de Loyola en 1491.

En Azpeitia, los toros siempre se vivieron en euskera, tan cerca y tan lejos de los clichés identitarios. Los apartados se realizan en lengua vasca, como las tertulias taurinas, y esto sucede desde hace más de un siglo. Estamos en el valle del Urola, junto al monte de Izarraitz en el que pastan desde hace siglos pequeñas ganaderías de bravo. Los propios vecinos del pueblo compusieron una comisión taurina -hoy capitaneada por el empresario Joxin Iriarte-, y, con el paso de las décadas, el esfuerzo y el cariño, han convertido a Azpeitia en la Ronda del Norte y recibe aficionados de todo el mundo. No hay hoteles ni mesa para comer en kilómetros a la redonda desde hace dos meses. En los últimos años ha revivido la peña Zortziko, que toma el nombre de la marcha fúnebre que se toca a la muerte del tercer toro en honor al banderillero José Ventura 'Laka', cogido fatalmente en la plaza en el XIX-, y que reúne a un centenar de jóvenes de allí. Cada año, organizan su tradicional comida en la que se hermanan con aficionados de todo el país en un almuerzo en el que conviven personas de todos los orígenes y posiciones ideológicas.

En Azpeitia, los toros siempre se vivieron en euskera, tan cerca y tan lejos de los clichés identitarios

La fiesta rompió de nuevo todos los corsés de la política. Claro que el mestizaje que permite el toro siempre ha sido molesto para los intransigentes y la tauromaquia se ha visto con desconfianza por las mentes más cerradas del pueblo. El actual gobierno municipal, de Bildu, no ha dado permiso para un cuarto día de feria (la plaza se llena los otros tres días y las entradas de ayer se vendieron el mismo día en que se pusieron a la venta). La oposición no es nueva. En los 90, los activistas llenaron huevos con pintura y los arrojaron a los toros en los corrales. El crítico taurino Paco Apaolaza publicó aquel día en 'Diario Vasco' que habían salido «unos toros como de Miró». Cada año, en la puerta se concentra una docena de antitaurinos cercanos a los colectivos de la izquierda abertzale. Este año, ELA, LAB, el colectivo de apoyo a los presos de ETA Etxera y otras hierbas organizaron una manifestación por la presencia de Morante de la Puebla, que consideran un ultraderechista. En las fotos aparecen 18 personas. Ayer en la plaza, entraron 4.000.