El 'caso amianto' se cruza en el camino de Iceta

Para empezar, el principal partido de la oposición, el Partido Popular, tiene previsto registrar unas preguntas parlamentarias para que Cultura detalle cuál es el programa de actuación con el que trabaja para el desamiantado total de la sede ministerial de Plaza del Rey, si es que existe, y si entre sus planes está recuperar el servicio de cafetería/restaurante que se suprimió con el traslado del despacho del ministro a la única planta que ha sido reformada contra esta sustancia tóxica.

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Jaime G. Mora

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Como avanzó ayer este diario, el ministerio descubrió en 2020 que la sede del ministerio –el edificio anexo a la Casa de las Siete Chimeneas– tenía placas de amianto localizadas en las zonas acristaladas exteriores de todas las plantas y un sótano. El ministerio puso en marcha un protocolo para proteger la salud de los trabajadores y los informes concluyeron que los valores de exposición eran inferiores a los que se consideran nocivos para la salud. Pese a ello, se licitaron unas obras urgentes que, más de dos años después, solo ha afectado a la quinta planta.

Lo que llama la atención entre los trabajadores de la casa es que haya sido ahí donde se ha reubicado el despacho del ministro, del secretario general y del gabinete de prensa, que antes estaban en la planta segunda. Esta mudanza provocó que se eliminara la cafetería y que la sala del comedor se redujera a la mínima expresión, algo que causó un gran descontento entre los trabajadores, que incluso lanzaron una recogida de firmas para recuperar el servicio. «Por eso quitaron la cafetería...», ha reaccionado algún trabajador.

El PP, en su iniciativa parlamentaria, quiere que Cultura explique también cuáles son las razones del cambio de despacho y si la licencia que el ministerio asegura que pidió en junio para acondicionar la planta segunda es una prórroga de la que se ejecutó el año pasado o es una segunda fase. «Nos preocupa la situación del edificio y la salud de sus trabajadores», asegura Sol Cruz-Guzmán, portavoz de Cultura del PP. El amianto, cuando se deteriora y se manipula, emite unas fibras que pueden provocar enfermedades respiratorias e incluso tumores.

El Ministerio de Cultura asegura que las placas tóxicas se encuentran en buen estado, que están localizadas en zonas que no son visibles ni accesibles salvo para operaciones de mantenimiento y los trabajadores del edificio están fuera de peligro: «Hasta el momento todos los puntos muestreados en todos los informes han obtenido valores de concentración de fibras [...] muy por debajo del valor de referencia utilizado en España para muestreos ambientales».

Desde Vox, José Ramírez del Río denuncia: «La despreocupación del ministro por la salud de los trabajadores del ministerio es vergonzosa. Solo se han preocupado por la del personal de designación política y hasta sindicatos afines a este gobierno lo están denunciando». A su juicio, «que el Ministerio de Cultura y Deportes, que cuenta con fondos de sobra para modernizar instalaciones, muestre esta incapacidad de gestión y esta falta de cumplimiento de legislación laboral esencial, es un buen ejemplo de este gobierno incapaz, sectario y poco cumplidor de la ley».

«La despreocupación del ministro por la salud de los trabajadores del ministerio es vergonzosa. Solo se han preocupado por la del personal de designación política y hasta sindicatos afines a este gobierno lo están denunciando»

José Ramírez del Río

Vox

Por su parte, Ciudadanos considera que el «único nivel sano es la exposición cero». Según el diputado Guillermo Díaz, «si existe una exposición al amianto que podría ser eliminada, como se ha hecho en innumerables edificios, no hay razón que justifique la dejadez en hacerlo». Es por ello que el grupo naranja quiere saber qué previsión maneja el Gobierno para librar de amianto todas las instalaciones afectadas y por qué no han aprovechado antes el contexto de pandemia y teletrabajo para acometer esas obras. Igualmente, Cs pregunta si el Gobierno tiene constancia de problemas similares en otras dependencias del Ministerio de Cultura o de otros mnisterios.

El otro frente al que debe enfrentarse Iceta es el sindical. Hoy siguen denunciando que la información aportada por el ministerio es insuficiente, y que se está extendiendo la inquietud entre los trabajadores, que más o menos sabían que había algún problema en el edificio con el amianto, pero sin demasiados detalles. «El problema es la falta de información», dicen fuentes sindicales. La última vez que Cultura se reunió con los representantes de los trabajadores para abordar este tema, fue a principios de año.

Comisiones Obreras ya ha comenzado a difundir un cartel que exige la retirada del amianto y, a mediados de octubre, los trabajadores tienen previsto convocar una manifestación frente al ministerio. Exigen que se retire el amianto de todas las dependencias del edificio y que, mientras se ejecuten las obras, la dirección acceda a que los funcionarios regresen al teletrabajo, coincidiendo con el plan de ahorro energético que el Gobierno ha puesto en marcha.