Alejo Stivel: «El rock no ha muerto, el rock está bien vivo»
El productor y ex Tequila publica «Decíamos ayer», un disco de versiones de clásicos del pop-rock
MANUEL DE LA FUENTE
En 1977 aquel relampagueante, luminoso y divertidísimo trago de Tequila fue el sensacional aperitivo para las fantásticas botellas de la Movida que saborearíamos en poco tiempo y que ya empezaban a fraguarse en algunos colegios, institutos y barrios de Madrid. Los vasos de ... Tequila, de ese rock and roll primigenio, visceral y juvenil, los servían dos argentinos, Alejo Stivel y Ariel Rot, y tres españoles, Julián Infante, Felipe Lipe y Manolo Iglesias, todos ellos más chulos que un ocho y bien escanciados sus corazones con los caldos de los Stones, Chuck Berry y demás rockerío internacional. La carrera fue corta, pero intensa como un sprint de Usain Bolt, apenas cinco años pero, eso sí, cuatro discos bien, pero que bien redondos: «Matrícula de honor» (1978), «Rock and Roll» (1979), «Viva Tequila» (1980) y «Confidencial» (1981). El grupo se disolvió después de llenar todas las plazas de todos los pueblos de España y vitaminar al pop rock de aquellos tiempos.
Alejo, tras tomarse un respiro, comenzó a trabajar grabando jingles publicitario, un arte que parece menor, pero que necesita de toda la magia y precisión del músico, como es el caso de Stivel. Pero lo mejor estaba por llegar. Alejo Stivel tomó una decisión que a muchos artistas tienta, a la que es fácil sucumbir, pero en lo que no es tan fácil atinar: la producción. Sin embargo, Stivel dio en el blanco. Ahí están para siempre sus trabajos en «Dile al sol» (La Oreja de Van Gogh, 1998); «19 días y 500 noches» (Joaquín Sabina, 1999); «Usar y tirar» (M Clan, 1999); «El Canto del Loco» (El Canto del Loco, 2000); «Mayo longo» (Carlos Núñez, 2000); o «La raja de tu falda» (Estopa X Anniversarivm). Todos ellos éxitos de primera que mostraban su versatilidad, frescura y orejas superabiertas al frente de una grabación.
Ahora, el artista apura otro trago musical con su primer disco en solitario, las versiones de «Decíamos ayer», palabras clásicas para un clásico de nuestro rock que también ha elegido piezas clásicas de la música popular española de los últimos años. Antes de que se nos escapen, pasemos lista del repertorio: «Nada más» (Mamá) ; «¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?» (Burning) ; «Ojalá» (Silvio Rodríguez) ; «Hoy puede ser un gran día» (Serrat) ; «Rock and Roll en la plaza del pueblo» (Tequila) ; «Sábado a la noche» (Moris) ; «Cuéntame» (Fórmula V) ; «Sobre un vidrio mojado» (Cano y los Bulldog, Los Secretos) ; «Qué demasiao» (Sabina) ; «Yo no te pido» (Pablo Milanés) ; «Necesito un trago» (Tequila); «Señora azul» (Rodrigo, Cánovas, Adolfo y Guzmán) ; «Enamorado de la moda juvenil» (Radio Futura) ; «O me quedo o me voy« («Should stay or should I go», The Clash ); y «Necesito un trago» (versión country).
Lo dicho, que con este repertorio ya podrá. «Bueno, en parte le doy la razón», se explica Alejo. «Pero la decisión de hacer estas versiones también tiene que ver con el hecho de que no me parecía oportuno salir ahora como un artista nuevo , con mis propias canciones, me parecía muy duro, y me dije voy a hacer las que me gustan, las de toda la vida. Desde luego, son agradecidas, pero igualmente creo que me lo he currado, les he dado una vueltecita y la mayoría las he llevado a un sitio radicalmente distinto del que venían». De hecho, hay casos impactantes, como «Sobre un vidrio mojado» (en precioso tono intimista; «Nunca había cantado en una tesitura tan baja», dice Stivel), el aire de reggae del «Yo no te pido», el toque country en «Sábado a la noche», cierto aire springstiniano en «Qué demasiao», las guitarras metaleras de «Enamorado de la moda juvenil», y la dinamita garajera del «Should stay or should I go». «La verdad es que ha sido darse un auténtico gustazo. Nos lo hemos pasado genial al grabarlas, y creo que vamos a poder hacer un directo brutal, para cantar, bailar y que la gente se lo pase bomba que es lo que uno quiere cuando va un concierto, canciones que conoce y que puede cantar».
También comenta el artista que su experiencia de productor le sirvió, evidentemente, en la grabación, pero matiza que «no me ayudó nada para cantarlo. Cuando me enfrenté al micro me encontré ante el abismo, me vi sin oficio y sin experiencia. Es curios, todo lo que yo le había dicho en los estuidos a otros cantantes como "experto" productor no podía decírmelo a mí mismo, y no tenía nadie que me lo dijera. Pero bueno, al final le pillé el punto».
Nada de tecnología
En el despacho de Alejo hay una camiseta de la albiceleste dedicada por Diego Armando Maradona , una foto de Messi, pero no hay ordenador («no sé manejar ningún tipo de aparato tecnológico», dice), y es que el cantante asegura que «intento aprovechar lo más que puedo las nuevas tecnologías en beneficio de la música, de la inspiración, para ganar tiempo y simplificar las cosas, pero no hago de la tecnología un fin, no la pongo por encima de las canciones».
Alrededor de cien discos producidos avalan a Alejo como la persona indicada para comentar la relación entre el artista y el productor cuando se ven las caras en el estudio. «Hay de todo. Los hay agradecidos y los hay muy desagradecidos, depende del ego del músico y del tipo de productor. Personalmente, creo que el buen productor es el que no se nota, el que exprime al máximo y saca lo mejor del artista. Apenas lo reconocerás. Pero hay productores con mucha personalidad y se nota su mano, y no es ni mejor ni peor. Yo tengo un perfil alto como productor por haber ser músico, por haber acertado bastantes veces, y eso, algunos artistas que tienen mucho ego, como que dicen, qué pasa que me va bien por culpa de este tipo. Es como si necesitaran matar al padre en términos freudianos».
«Como decíamos ayer» es en todos sus cortes una apuesta por el rock and roll . «Desde luego, porque el rock no ha muerto. Quizá no esté en las listas, ni en la radio, pero así era también cuando nació, aunque luego se homologara dentro de la sociedad, pero al nacer era algo como indecente, underground, rebelde, mal visto. Ahora también está mal visto, los rockeros somos como una especie de hermanos pobres y malditos, pero sin embargo creo que eso es bueno para la salud del rock, que esté menos cerca de lo establecido y más en la música, en la calle. El rock no ha muerto, el rock está bien vivo».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete